¿Y qué es anunciar el Evangelio a los pobres?
¿Cuándo se anuncia el Evangelio a los pobres?
¿Cómo se anuncia el Evangelio a los pobres?
Porque los pobres no viven de palabras.
Ni tampoco son trampolín para que otros crezcan.
Los pobres han escuchado demasiadas palabras.
Los pobres han escuchado el anuncio de muchas esperanzas.
Pero los pobres siguen siendo pobres, y con frecuencia, cada vez más pobres.
A los pobres no se les anuncia el Evangelio sentándonos en la orilla, sino echándonos al agua y mojándonos.
La buena noticia para un alumno es que ya ha aprobado.
La buena noticia para un pobre es que su esperanza ya es una realidad.
Ya disfruta como el resto de los bienes de la sociedad y ha salido de su pobreza humillante.
A lo más tendríamos más pobres.
La verdadera noticia para los pobres será que los que tenemos mucho, podamos compartir solidariamente con los que tienen menos o no tienen nada.
A los pobres no les molesta que haya ricos.
Les molesta las tremendas diferencias entre unos y otros.
La insensibilidad de los que tienen para con los que no tienen.
Los gastos inútiles y los despilfarros de unos frente a las necesidades de los otros.
Y sobre todo, les hiere la hipocresía de quienes les anuncian el Evangelio pero siguen viviendo cómodamente sin privarse de nada y sin meter la mano al bolsillo.
Pobres entre los pobres.
Y viviendo como los pobres. “En la primera casa que os reciba quedáis allí”.
No estéis buscando otra con mayores comodidades.
Compartid la misma comida y bebida y la misma cama y las mismas incomodidades.
Predicar la justicia y luchar por la justicia y ser justos.
Luchar para erradicar las causas de la pobreza.
Ponernos del lado de los pobres sin ser enemigos de los ricos, pero tampoco defendiendo su causa.
Defender la causa de los pobres, por más que nos pueda crear problemas con los de arriba o incluso caigamos en su desgracia.
Perturbar el orden defendiendo la justicia y la dignidad de todos los hombres, no es perturbar orden alguno, sino tratar de poner precisamente orden donde reina el desorden.
Porque lo peor que podemos hacer es justificar la injusticia a título de evitar el desorden que supone el cambio de la injusticia por la justicia.
Es amar a todos pero con un amor preferencial por los necesitados.
Señor: Tú quieres ser buena noticia para todos.
En especial para los más necesitados: los pobres, los presos, los oprimidos.
Y tú vida se movió entre ellos abriéndolos a la esperanza del Reino.
Danos la valentía de sentir lo que tú sentías y que nuestras vidas puedan ser un testimonio de amor y esperanza para todos ellos.
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