"Ventana abierta"
Tiempo de Adviento
El tiempo de Adviento
nos devuelve el
horizonte de la esperanza,
fundada en la Palabra
de Dios.
(Papa Francisco)
Introducción:
Comenzamos el ADVIENTO, la preparación de la llegada de
Jesús en la Navidad. Cristo vuelve a nacer, y
con Él renace cada comunidad, cada persona, cada niño, cada
niña que empieza a aceptar su proyecto
misericordioso; un proyecto que encomienda una tarea concreta
a todo aquel que confía en las promesas
de Dios. Siempre, pero sobre todo en este tiempo, Dios nos
invita a vivir en ESPERANZA. La
ESPERANZA de los cristianos es una gran fuerza que nos hace
desear el proyecto de liberación de Jesús;
este proyecto se concreta en la JUSTICIA, el RESPETO A LA
PERSONA, el AMOR entre los hermanos,
en tener a DIOS COMO PADRE... pero ¡VIGILAD!; todas estas
cosas no pueden ser sólo un proyecto
humano, ni tampoco se consiguen en un día; por esto hay que
estar DESPIERTOS y EN PIE: vigilantes,
sabiendo que el Señor viene para todos aquellos que esperan
con amor su venida, su auténtica liberación.
El Señor quiere venir a nosotros, por eso no podemos estar
despistados, durmiendo, desprevenidos. Él
siempre cumple su promesa, y nosotros podemos y debemos
contribuir con nuestra vida a que se realice.
SALMO
Cuando el Señor nos hizo comprender
el verdadero sentido de la historia,
nos parecía que estábamos soñando.
sin proponérnoslo, nos echábamos a cantar;
y, como locos, hablábamos de tu sabiduría desconcertante.
Los que antes nos habían rechazado
por llevar tu señal en nuestra frente,
enmudecían al reconocer, llenos de estupor,
que tu amor era verdaderamente el gobierno del mundo;
y que Tú reservas a cada uno, sin pérdida posible,
el fruto de sus trabajos de amor.
¡Por eso estamos alegres!
Señor, haz que nunca perdamos de vista
que tú puedes cambiar el desierto en vergel;
y que las lágrimas de quienes con perseverancia
intentaron caminos de abrazo entre los pueblos,
han regado la cosecha universal de alegría.
Por eso, quienes se entregan a construir
un presente de fraternidad
verán que su sacrificio
es el menos estéril de todos los sacrificios
Este es el verdadero sentido de la historia:
si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
se pierde para sí mismo y para los demás.
Sólo tiene fruto
el presente que se sacrifica en el amor.
amor.
¡Por eso estamos alegres!
(En un breve silencio hacemos eco de lo que más nos ha
llegado al corazón)
LECTURA: Isaías 40:31
Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas;
volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán,
caminarán y no se cansarán.
Presentamos ante el Señor los gozos y sombras de toda la
humanidad, para que El las llene de su
presencia y de su Amor, las bendiga y nos las haga
llevaderas.
Al comenzar el Adviento, te pedimos juntos por nuestra
iglesia, para que todos los que
pertenecemos a ella te anunciemos como buena noticia.
ALÉGRANOS EL CORAZÓN, PADRE.
Por todos los hermanos necesitados que están pasando
hambre, paro, soledad y dificultades, para
que los cristianos les tratemos como hermanos.
ALÉGRANOS EL CORAZÓN, PADRE.
Ponemos también en el altar nuestros miedos, ansiedades e
inseguridades, para que descansemos
en la seguridad de tu llegada a nuestras vidas.
ALÉGRANOS EL CORAZÓN, PADRE.
Traemos al altar a los desencantados, desanimados,
desilusionados y depresivos, para que entre
nosotros y tú les ayudemos a estar más vivos.
ALÉGRANOS EL CORAZÓN, PADRE.
Por toda la gente que no te conoce, por los que te han
querido y te han olvidado y por los que no
consiguen que nazcas en sus corazones.
ALÉGRANOS EL CORAZÓN, PADRE.
Para que nosotros seamos sal para dar alegría a la vida y
luz para iluminar los caminos.
ALÉGRANOS EL CORAZÓN, PADRE.
Oración final:
Gracias, Señor,
porque me invitas a allanar los senderos,
a preparar el camino para que vengas.
Gracias, Señor,
porque quieres contar conmigo.
Gracias, Señor,
porque quieres entrar en mi casa
y hacer de ella una morada nueva.
Gracias, Señor,
porque te acuerdas de nosotros y de mí,
y te pones en el camino
por el que yo voy caminando,
para que te encuentre porque Tú me has encontrado.
Gracias, Señor,
porque vienes, porque estás, porque estarás.
Gracias, Señor