"Que cada parroquia, cada comunidad religiosa, cada monasterio, cada santuario de Europa acoja a una familia comenzando por mi diócesis de Roma", expresó Francisco desde la ventana del palacio apostólico del Vaticano durante su discurso después del rezo del Ángelus dominical al referirse a la crisis migratoria.
Jorge Bergoglio recordó que la misericordia de Dios viene reconocida a través de las obras humanas "como ya testimonió la vida de la beata Madre Teresa de Calcuta", fallecida el 5 de septiembre de 1997.
Por ello, se dirigió expresamente a los obispos y pastores del Viejo Continente para pedirles que cumplan con esta petición, "recordando que misericordia es el segundo nombre del amor: 'Todo lo que hayáis hecho en favor del más pequeño de mis hermanos, a mí me lo habéis hecho'".
Y para dar ejemplo, el pontífice argentino anunció que en los próximos días "también las dos parroquias del Vaticano acogerán a dos familias de refugiados".
El papa Francisco abordó el programa del éxodo migratorio que afronta Europa para incidir en que "no vale decir sólo: 'Valentía, paciencia'", sino que hay que ofrecer a estas personas una esperanza concreta.
"Ante la tragedia de decenas de miles de refugiados que huyen de la muerte por la guerra y el hambre, y que han emprendido una marcha movidos por la esperanza, el Evangelio nos llama a ser 'próximos' a los más pequeños y abandonados. A darles una esperanza concreta", concluyó.