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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 23 de noviembre de 2008

Solemnidad de Cristo Rey del Ciclo Litúrgico A. 23 de noviembre de 2008

 "ventana abierta"


Lecturas bíblicas de la Solemnidad de Cristo Rey, ciclo Litúrgico "A":

Así habla el Señor: ¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él. Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían dispersado, en un día de nubes y tinieblas. Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar -oráculo del Señor-. Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero exterminará a la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia. En cuanto a ustedes, ovejas de mi rebaño, así habla el Señor: Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y chivos (Ezequiel 34, 11-12 y 15-17).

Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección. En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida. En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será vencido es la muerte. Y cuando el universo entero le sea sometido, el mismo Hijo se someterá también a aquel que le sometió todas las cosas, a fin de que Dios sea todo en todos (1 Corintios 15, 20-26 y 28).

Jesús dijo a sus discípulos: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver". Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?". Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo". Luego dirá a los de su izquierda: "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron". Estos, a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?". Y él les responderá: "Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo". Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna» (Mateo 25, 31-46).

Prepararse para la fiesta...

Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:

Queridos amigos:
Esta fue mi predicación de hoy, 23 de noviembre de 2008, Solemnidad de Cristo Rey del Ciclo Litúrgico A, en la Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín:


1. CUANDO ALGO NO ANDA BIEN, LO PRIMERO QUE PENSAMOS ES QUE LA CULPA LA TIENE "OTRO"... La primera reacción cuando surge un problema suele ser buscar las excusas, que nos libren del peso de la responsabilidad. Hubiera sido seguramente un éxito de la pantalla televisiva si se hubiera podido transmitir en directo desde la intimidad del equipo argentino que disputaba la Copa Davis de Tenis todo lo que sucedía el sábado a la noche, después de la derrota del tercer punto, en el partido de dobles, que dejó al equipo en la cuerda floja ante su intento de ganar la competencia. Quizás abundaban reproches, y no con dedos que apuntaban al propio pecho sino al de otros...


Por eso creo que es muy importante que en el Mensaje de la Conferencia Episcopal Argentina que los Obispos argentinos nos entregaron hace nueve días para ayudarnos a preparar la celebración del bicentenario de nuestra patria, aún teniendo en cuenta todo lo que puede disgustarnos de la marcha de la gestión de la cosa pública, no hayan levantado mirando hacia los demás el siempre listo "dedo acusador", sino que hicieron un recuento de nuestras realidades, con sus fortalezas y debilidades, y con una mirada hacia el pasado para aprender de nuestra historia, proponen en un tono de diálogo abierto un conjunto de metas a alcanzar a la luz de la celebración que se avecina (cf. Mensaje..., números 31-40). A propósito del Mensaje..., a mi gusto resulta ya aleccionador que los Obispos se propongan la celebración del bicentenario no como una fecha sino como un período para una tarea. Siguen con a los próceres de nuestra patria, que desde el primer grito de libertad dado el 25 de mayo de 1810 trabajaron con constancia para conquistarla, ante de la declaración formal de la independencia el 9 de julio de 1816. Nos dicen con esto, me parece, que los hechos deben acompañar y sostener las palabras, y de esa manera la celebración del bicentenario no puede ser sólo la recordación de una fecha (la de 1810 o la de 1816), sino un período para ponernos al día con la gran deuda de los argentinos, que es la "deuda social", es decir, lo que le debemos a la sociedad de la que nos servimos quizás más de lo que le damos (cf. Mensaje..., número 5)...

De esta manera se supera la tentación de pensar que la culpa de lo que nos pasa es "de los otros", como parecen hacer los que en la parábola de hoy Jesús pone a su izquierda, acusándolos de su falta de piedad, porque tuvo hambre y no le dieron de comer, tuvo sed y no le dieron de beber, estaba de paso y no lo alojaron, desnudo y no lo vistieron, enfermo y preso y no lo visitaron. Ellos buscan sus excusas, diciendo que nunca se lo encontraron a Jesús en esas situaciones, pero esas excusas no los disculparán, ya que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de sus hermanos, les dice Jesús, es decir, de nuestros propios hermanos, es con Él que no lo han hecho...



Ante los niños que en las grandes ciudades de nuestra patria piden por la calle los bienes más elementales que no tienen para subsistir, ante la creciente pérdida de la cultura del trabajo que va siendo reemplazada por la dádiva, ante la falta de educación, que retrasa por muchos años la posibilidad del resurgimiento de generaciones enteras que quedan sumidas en la mayor pobreza, que no es precisamente la económica, ¿quién puede lavarse las manos, distrayéndose con acusaciones a otros, como si no tuviera nada que ver, y hubiera recién aterrizado en estas tierras, proveniente de no sé qué galáctica de supuestos e inocentes salvadores de la patria?...

2. JESÚS SIEMPRE NOS ESPERA EN LOS MÁS PEQUEÑOS DE NUESTROS HERMANOS... Jesús nos llama a través de las necesidades de cada uno de nuestros hermanos para que vayamos a su encuentro, para que vayamos a atenderlo con nuestra buena voluntad y nuestro amor...


Todos nosotros sabemos y lo saben los Obispos, que conocen y alientan el trabajo de Caritas y de otras instituciones de hombres de buena voluntad, que hace ya mucho tiempo vienen dando a niños y a adultos, en muchos lugares, todo lo que tienen para comer y para atender a sus necesidades más básicas. No necesitamos, para saberlo, que la televisión y la radio nos lo digan y nos lo muestren, como lo hacían unos años atrás, en los momentos más críticos de las crisis que hemos pasado. Tendríamos derecho, incluso, a desconfiar de las olas de imágenes que nos inundan cuando la pobreza se convierte en noticia, ya que también el hambre puede utilizarse vilmente para hacer campañas políticas. El hambre y la pobreza, la falta de trabajo y de la voluntad de educar están presentes también cuando no salen en los medios masivos de comunicación. Hay muchas situaciones de pobreza que no aparecen en los medios y son un lacerante realidad, a las que responde Cristo Rey a través del amor de aquellos que lo dejan reinar en sus corazones...


Allí nos espera Jesús, en cada uno de los más pequeños de nuestros hermanos, que claman desde sus necesidades, y nos muestran el rostro de Cristo que se acerca a nosotros, esperando el amor como el fruto preciado de nuestra fe. Dios nos hizo a su semejanza, y en lo que más nos parecemos es precisamente en nuestra capacidad de amar, es decir, de ocuparnos de las necesidades de nuestros hermanos, sin más interés que su propio bien. Un amor, entonces, que no es sólo un sentimiento más o menos duradero, sino una decisión perseverante de ocuparnos del bien de nuestros hermanos, haciendo por ello todo lo que está en nuestras manos...
Tengamos en cuenta que, a la hora del balance final, cuando lleguemos a las puertas del Cielo, Jesús no nos preguntará cuántas veces nos hemos confesado, cuántas veces hemos ido a Misa, o cuántas veces o cuántos Rosarios hemos rezado. 

Todas estas prácticas de piedad nos ayudarán a alimentar y expresar nuestro amor a Dios, y a fortalecernos para vivir perseverantemente comprometidos en el amor, sobre todo cuando recibamos como pago la ingratitud o la indiferencia. Pero a la hora del balance final Jesús simplemente nos pondrá a prueba, con el filtro del amor, que pondrá en evidencia si lo hemos atendido en nuestros hermanos pequeños...

3. HAY QUE PREPARARSE CON AMOR PARA LA FIESTA DEL REINO DE DIOS, EL CIELO... Como hemos dicho ya en el Domingo pasado, el Cielo, que es la fiesta completa y total del amor de Dios, no se improvisa. Por esta razón, sólo con amor el corazón se ensancha de una manera tal que se hace capaz de disfrutar el Cielo...


Hay que tener en cuenta, sin embargo, que en el medio del amor está la Cruz. Porque se trata de una amor capaz de construir paciente y perseverantemente el bien de nuestros hermanos. Son los gestos de amor de cada día, grandes o pequeños, con los que acudimos en auxilio del que tiene hambre o sed, del que está sin techo o sin ropa, del que está enfermo o en la cárcel, los que nos preparan para la fiesta del Amor de Dios...


Las necesidades de los que en nombre de Dios golpean a nuestra puerta podrán ser las que Jesús menciona en la parábola de hoy, u otras semejantes. Pero seguirán siendo siempre estos "embajadores de Jesús", con quienes Él se identifica, hasta el punto de decirnos que cuando los atendemos a ellos es a Él a quien atendemos y cuando los dejamos sin respuestas es a Él a quien hemos dejado de atender, los que vengan a golpear nuestra puerta. De la misma manera, seguirá siendo sólo la respuesta del amor la que nos vaya preparando para la fiesta del Cielo. Hoy celebramos a Jesús como Rey, culminando el año litúrgico en el que hemos ido recorriendo todo su misterio, desde que comenzamos a preparar la Navidad pasada. Es momento para tener en cuenta que el Reino de Dios, que se manifestará plenamente en el Cielo, es el Reino del amor. Y es con el amor con el que se anticipa y se prepara el Cielo...