H.S.
Si somos personas que vamos, aunque sea rápidamente, pero observando el ambiente, el movimiento de las personas, normalmente éstas con prisas, no cedemos el paso, no prestamos una ayuda… estamos encerrados en nuestro pequeño mundo egoísta. Ciertas nieblas y todo aquello que nos impide ver claramente, empiezan a desaparecer cuando, poquito a poco, va llegando la luz… es decir, que hemos ido descubriendo el problema.
Lo importante es saber ver, pero mejor todavía, dentro de esa espera, saber mirar. Hay que aprender a aceptar y esperar a los demás como un don. Y así podremos construir un mundo más humano y solidario, donde se respire vida, solidaridad y paz.
Hoy lo que predomina es ser eficaces, dar solución a todo o casi todo. En fin, hacer muchas cosas. Ya casi ni pensamos y menos aún, reflexionamos.
Las nuevas tecnologías están a nuestro alcance, ¿Por qué no se utilizan para que predomine siempre el diálogo y la dignidad de las personas? ¿Por qué tienen que sobreponerse los intereses a las vivencias? Qué lejos tenemos todavía la meta de la solidaridad y el diálogo. Siempre hay tiempo, nos responden las personas optimistas. ¿Tendrán razón? Sepamos esperar.
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