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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 31 de diciembre de 2020

Evangelio: San Juan 1, 1-18. En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios... Día 7º. dentro de la Octava de navidad. Jueves, 31 - Diciembre - 2020

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Los cinco minutos del Espíritu Santo. El Balance (Mamerto Menapace). Jueves, 31 - Diciembre - 2020

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Los cinco minutos del Espíritu Santo

Mons. Víctor Manuel Fernández

El Balance (Mamerto Menapace)

Orden religiosa: Orden de San Benito

Buenos Aires, Argentina

Mi percepción, a medida que envejezco, es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.

Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.

Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad.

Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo.

Ser feliz es una decisión, no nos olvidemos de eso.

Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas: A aprender a amar, a dejar huella y a ser felices.

En esas tres cosas debiéramos trabajar todos los días, el tema es cómo y creo que hay tres factores que ayudan en estos puntos:

Aprender a amar la responsabilidad como una instancia de crecimiento. El trabajo, sea remunerado o no, dignifica el alma y el espíritu y nos hace bien en nuestra salud mental. Ahora el significado del cansancio es visto como algo negativo, de lo cual debemos deshacernos, y no como el privilegio de estar cansados porque eso significa que estamos entregando lo mejor de nosotros. A esta tierra vinimos a cansarnos...

Valorar la libertad como una forma de vencerme a mí mismo y entender que ser libre no es hacer lo que yo quiero. Quizás deberíamos ejercer nuestra libertad haciendo lo que debemos con placer y decir que estamos felizmente agotados y así poder amar más y mejor.

El tercer y último punto a cultivar es el desarrollo de la fuerza de voluntad, ese maravilloso talento de poder esperar, de postergar gratificaciones inmediatas en pos de cosas mejores. Hacernos cariño y tratarnos bien como país y como familia, saludarnos en los ascensores, saludar a los guardias, a los choferes de los micros, sonreír por lo menos una o varias veces al día. Querernos. Crear calidez dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, cojines aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida.

Nuestras casas, independientes de los recursos, se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro.

Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tiene que ver con la inteligencia espiritual.

Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos “antiguos”, a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa. Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias.

Si logramos trabajar en estos puntos, y yo me comprometo a intentarlo, habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los problemas que tengamos sino con la ACTITUD con la cual enfrentemos lo que nos toca.

Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican.

Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón. Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro...

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Se decretó Crisis de emergencia sanitaria del Covid 19. Jueves, 31 - Diciembre - 2021

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Los cinco minutos del Espíritu Santo. Jueves, 31 - Diciembre - 2020

"Ventana abierta"

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Mons. Víctor Manuel Fernández

Al terminar el año es bueno dejarlo todo en la presencia de Dios, decirle que queremos que todo lo bueno que hemos vivido sea para su gloria, y pedirle al Espíritu Santo que purifique todo lo que no ha sido santo, bello y bueno.

En un año el Espíritu Santo ha hecho muchas cosas en nuestra vida, ha trabajado secretamente en nuestro interior y nos ha enseñado secretos de sabiduría. De nuestras angustias, fracasos, errores y sufrimientos, también ha sacado cosas buenas, aunque nosotros no alcancemos a descubrirlas.

Demos gracias al dulce huésped del alma, por su presencia discreta y constante, por su tierna paciencia con nosotros, y sobre todo por su infinito amor, que puede darle sentido a todo lo que hemos vivido.

Y para poder comenzar mañana un año mejor, invoquémoslo con toda el alma:

"¡Ven Espíritu Santo!".

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REFLEXIÓN PARA EL SÉPTIMO DÍA DE LA OCTAVA DE NAVIDAD. MIÉRCOLES, 31 - Diciembre - 2020

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De la mano de María

Héctor L. Márquez (Conferencista católico)

REFLEXIÓN PARA EL SÉPTIMO DÍA DE LA OCTAVA DE NAVIDAD

“Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad”.

Hoy es el séptimo día de la infraoctava de Navidad. Para este día la liturgia nos presenta nuevamente como lectura evangélica el prólogo de Evangelio según san Juan, que leímos para la Solemnidad de la Natividad del Señor (Jn 1,1-18).

En este prólogo se nos adelantan los cuatro grandes temas que Juan irá desarrollando a través de su relato evangélico: el Verbo, la Vida, la Luz, la Gloria, la Verdad. También se presentan las tres grandes contraposiciones que encontramos en el cuarto evangelio: Luz-tinieblas, Dios-mundo, fe-incredulidad. Y reverberando a lo largo de este pasaje, la figura del precursor, Juan el Bautista: “Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre”.

La Palabra ha estado entre nosotros desde el momento mismo de la creación (“el mundo se hizo por medio de ella”). Para los judíos la Palabra tiene poder creador, por eso vemos que en el relato de la creación cada etapa de la misma está precedida de la frase “dijo Dios”, o “Dios dijo” (Cfr. Gn 1,1-31).

Pero como no la reconocieron, decidió encarnarse, hacerse uno con nosotros, juntando ambas naturalezas, la humana y la divina, para “divinizar” nuestra naturaleza humana de manera que recibiéramos el “poder para ser hijos de Dios”, para convertirnos en otros “cristos” (Gál 2,20). De ese modo nos dio el poder de salir de las tinieblas en que había estado sumida la humanidad en el Antiguo Testamento, hacia la Luz de Su Gloria. La decisión es nuestra, u optamos por la Luz, o permanecemos en las tinieblas; o somos hijos de la Luz, o de las tinieblas.

“Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad”. Juan quiere enfatizar que la plena revelación de Dios que se logra mediante la Encarnación, es real (“hemos contemplado su gloria”). Jesús no es un fantasma, un sueño, una fantasía, una ilusión; es real, tangible. Dios siempre ha estado presente entre su pueblo, pero a partir de la Encarnación esa presencia se tornó real y viva, para no abandonarnos jamás (Mt 28,20).

Que la Luz que aparta las tinieblas inunde nuestros corazones en el año nuevo que comienza en unas horas, para que creamos en Su nombre y podamos ser llamados Hijos de la Luz y, al igual que Juan, ser testigos de la Luz aún en medio de la tribulación, para que todos los que se crucen en nuestro camino crean en Jesús.

¡Feliz Año Nuevo!

HOY EL RETO DEL AMOR ES BAUTIZAR EL 2020. Jueves, 31 - Diciembre - 2020

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HOY EL RETO DEL AMOR ES BAUTIZAR EL 2020

Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

BAUTIZAR EL AÑO

Hoy se acaba el calendario: se han terminado los días en la agenda, toca cambiar, todo será nuevo.

Ha sido un año especial, nadie se podía imaginar lo que hemos vivido, cómo a todos nos cambió la vida de un día para otro y empezamos a vivir de otra manera, con sus cosas malas y buenas, pero, seguro, diferentes.

Me gustaría invitarte a que bautices el 2020, qué ha sido lo que más te ha marcado, lo que ha dejado huella en ti.

Te comparto lo que a mí me ha marcado: descubrir, de una manera vivencial, el corazón de Cristo.

Antes del mes de marzo, el Corazón de Jesús era para mí una devoción que me recordaba a mi abuela, que lo tenía en el salón, pero poco más. También veía personas que llevaban en el móvil el Detente, sabía lo que era... pero nada más.

En marzo, cuando nos llegó el COVID, cayó en mis manos un Detente con una explicación: contaba cómo el Corazón de Jesús había protegido y cuidado en pandemias. No me lo pensé y diseñe una pulsera de tela del Detente para cada monja. Quería que el corazón de Cristo las protegiera y pudiéramos vivir esta situación con paz, como otras personas antes lo habían vivido.

Entendí, no con la cabeza, sino con el corazón, de un modo vivencial, cómo el corazón de Cristo vive y está vivo, cómo su amor está entregándose continuamente por nosotros y cómo ese amor nos quiere cuidar; pero necesita de nosotros nuestra libertad, necesita que le abramos la puerta y le dejemos entrar. Porque su Amor está constantemente entregándose, pero Él no puede entrar en ti si tú no le dejas.

Me rendí una vez más a este Amor y le dije que quería que su Corazón fuera mi escudo, donde me refugiara. Y así ha sido. Suena a locura, pero descubrir todas las promesas de este Corazón me cautivó.

Y empecé a diseñar el corazón de Jesús y el Detente en medallas, en pulseras, el cojín para niños, en baldosas fluorescentes que brillan en la oscuridad para que Jesús venza a las tinieblas, también imanes para la nevera... Quería poner el Detente en todo, quería que su Corazón lo llenara todo y así lo extendimos a todos los que entraban en contacto con nosotras.

Si ahora ves mi móvil, en la carcasa llevo el corazón de Cristo. También llevo al cuello la medalla, y cada día le pido a su Corazón que no me suelte ni medio minuto.

Algo muy impresionante fue que, al poco tiempo, empezaron a llegar testimonios de personas que llevaban la pulsera del Detente y sentían la protección de Cristo. Y es que Cristo no es una idea, es una persona viva y vive con nosotros, y nada de lo que estamos viviendo es ajeno a Él, al revés. Por ello, el año 2020 lo he bautizado como “el año del corazón de Cristo”.

Hoy el reto del amor es bautizar el 2020. Párate un ratito a orar y da gracias por todo lo vivido, por todo lo bueno que hemos tenido. Pídele al Señor hoy por todo lo que tienes en el corazón: que este año que empezamos, Él lo transforme.

VIVE DE CRISTO

Pd: CALENDARIO VIVE DE CRISTO 2021
Debido a alguna devolución, disponemos de las últimas unidades de calendarios. Si estás interesado, puedes solicitarlo a través de este enlace:

https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSe70XZ4A JD5GcUUAkJ1rHslPrH6CBegeyK2yYSKKWIymT49g/viewform

¡Feliz día!

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miércoles, 30 de diciembre de 2020

Archidiócesis de Sevilla. FRONTERAS DE 2020 A 2021: APRENDIENDO A SER MÁS HUMANOS. Miércoles, 30 - Diciembre - 2020

"Ventana abierta" 


Archidiócesis de Sevilla

Isabel Orellana Vilches 

FRONTERAS DE 2020 A 2021: APRENDIENDO A SER MÁS HUMANOS

A punto de culminar este 2020, fechas en las que se prodigan balances de lo que ha sido y lo que deja atrás, es unánime señalarlo como el año del COVID, del confinamiento, de la incertidumbre, la sorpresa ante lo desconocido, el pavor ante una tragedia que no se supo prever ni frenar. Indudablemente ha marcado un antes y un después en la vida de todos. Nos ha mostrado a dónde conduce el olvido de un Creador que nos sostiene, la soberbia de quien se cree capaz de todo, el desdén por el bien de la existencia, la impotencia al ver tanto dolor y la imposibilidad de mantener a resguardo la salud de los seres queridos, el llanto ante el desfile interminable de féretros y una economía cada vez más escuálida que no aventura más que miseria sobre la que ya había, además de poner sobre el tapete la responsabilidad que tenemos unos hacia otros, ya que en gran medida depende de cada uno el decurso que van teniendo los acontecimientos.

Han sido, mal que nos pese, 365 apretados días en los que hemos aprendido de golpe lo que cuesta vivir y lo poco que se tarda en enfermar y en morir. También lo difícil que es para muchos perseverar en los buenos propósitos, esos que se airearon en los balcones, pero que muy pronto se olvidaron para retomar irresponsablemente el pulso de ciertas costumbres festivas que han incidido negativamente en la sociedad. La solidaridad se mide por la prudencia y el cuidado de los que tenemos cerca y lejos, los que nos han precedido y alumbran con sus canas la historia y los que un día formarán parte de ese admirable colectivo que se ha ido, y que lo dio todo por sus hijos en medio de grandes dificultades y carencias.

En la retina del mundo, que es como un ojo ciclópeo que abarca los recodos de la tierra, se recordará siempre la entrega y sacrificio de los sanitarios y de quienes desde sus humildes y ocultos espacios sembraron de esperanza todas las calles y caminos con su generosidad y heroico sacrificio. A todos ellos gracias.

Decía Séneca en su magnífica obra Cartas a Lucilio: «Es propio de un corazón inhumano olvidarse de los suyos y enterrar junto con el cuerpo su memoria, llorarlos a lágrima viva y ahorrarse el recuerdo. Así quieren a sus hijos las aves y las fieras, el amor de los cuales es contenido y violento y casi rabioso, pero en los que, en cuanto los han perdido, se extingue totalmente. Esto es indigno del hombre prudente, en el cual el recuerdo tiene que ser perseverante y breve la lamentación». Valga esta autorizadísima reflexión para acoger este 2021 que aguardamos con renovada esperanza soñando con que el drama termine y se reconstruya lo mejor posible cuanto ha sido dañado, agradecidos por la vida que tenemos, y aprovechando lo que atrás quedó para aprender a ser más humanos en adelante, con el claro sesgo que tiene desde la fe: el modelo que Cristo nos da en el evangelio. Y no olvidemos el papel de cada cual en una existencia que tiene fecha de caducidad y en la que lo único que perdurará es el bien que hayamos sembrado: «Lo que haces por ti se desvanece cuando mueres. Lo que haces por el resto conforma tu legado» (Kalu Ndukwe Kalu).

¡Muy Feliz Año 2021!

Evangelio: San Lucas 2, 36-40. En aquel tiempo, había una profetiza, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser... Día 6º. dentro de la Octava de Navidad. Miércoles, 30 - Diciembre - 2020

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CARTA APOSTÓLICA PATRIS CORDE DEL SANTO PADRE FRANCISCO CON MOTIVO DEL 150.° ANIVERSARIO DE LA DECLARACIÓN DE SAN JOSÉ COMO PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL. Sábado, 26 - Diciembre - 2020

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Leonardo Molina García 

CARTA APOSTÓLICA PATRIS CORDE DEL SANTO PADRE FRANCISCO CON MOTIVO DEL 150.° ANIVERSARIO DE LA DECLARACIÓN DE SAN JOSÉ COMO PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL

Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios «el hijo de José».

1. Padre amado

La grandeza de san José consiste en el hecho de que fue el esposo de María y el padre de Jesús. En cuanto tal, «entró en el servicio de toda la economía de la encarnación», como dice san Juan Crisóstomo[7].

2. Padre en la ternura

José vio a Jesús progresar día tras día «en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres» (Lc 2,52).

3. Padre en la obediencia

Así como Dios hizo con María cuando le manifestó su plan de salvación, también a José le reveló sus designios y lo hizo a través de sueños que, en la Biblia, como en todos los pueblos antiguos, uno de los medios por los que Dios manifestaba su voluntad[13].

4. Padre en la acogida

José acogió a María sin poner condiciones previas. Confió en las palabras del ángel.

5. Padre de la valentía creativa.

Si a veces pareciera que Dios no nos ayuda, no significa que nos haya abandonado, sino que confía en nosotros, en lo que podemos planear, inventar, encontrar.

6. Padre trabajador

Un aspecto que caracteriza a san José y que se ha destacado desde la época de la primera Encíclica social, la Rerum novarum de León XIII, es su relación con el trabajo. San José era un carpintero que trabajaba honestamente para asegurar el sustento de su familia. De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo.

7. Padre en la sombra

El escritor polaco Jan Dobraczyński, en su libro La sombra del Padre, noveló la vida de san José. Con la imagen evocadora de la sombra define la figura de José, que para Jesús es la sombra del Padre celestial en la tierra: lo auxilia, lo protege, no se aparta jamás de su lado para seguir sus pasos.

Una pieza de arte en cada hoja.

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Los cinco minutos del Espíritu Santo. Miércoles, 30 - Diciembre - 2020

"Ventana abierta"

Los cinco minutos del Espíritu Santo

Mons. Víctor Manuel Fernández

El Espíritu Santo es luz. Eso significa muchas cosas:

La luz del sol hace posible la vida. Si el sol se apagara, la vida desaparecería en esta tierra. Por eso, la luz también simboliza la vida, y el Espíritu Santo es una fuente permanente de vida. Habitando en lo más íntimo de cada cosa, la hace existir con su poder. Pero de un modo especial, el Espíritu Santo es vida para nuestra intimidad, porque él es amor, y sin el amor no hay vida que valga la pena.

La luz también es necesaria para caminar, para ver el camino, para saber a dónde vamos. Si alguna vez hemos hecho la experiencia de caminar a oscuras, perdidos y desorientados, sabemos lo que significa la luz. Y cuando aparece una pequeña claridad que nos orienta, la amamos y la agradecemos. El Espíritu Santo es luz. Él nos hace descubrir por dónde tenemos que caminar y hacia dónde tenemos que ir. Cuando lo invocamos con sinceridad, él nos ilumina para tomar las decisiones correctas.

La luz también nos permite ver las cosas, descubrir sus colores, su belleza. Cuando dejamos que el Espíritu Santo ilumine cada cosa, podemos ver su hermosura y disfrutarlas mucho más.

Demos gracias al Espíritu Santo porque él derrama su luz en nuestra vid
a.

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Rincón para orar. Y EL VERBO SE HIZO CARNE Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS. Miércoles, 30 - Diciembre - 2020

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Rincón para orar

Sor Matilde

Y EL VERBO SE HIZO CARNE Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS


En el principio ya existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
2 Ella estaba en el principio con Dios.
3 Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.
4 En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres,
5 y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.
9 La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció.
11 Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
12 Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre;
13 la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios.
14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
15 Juan da testimonio de él y clama: « Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. »
16 Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. (Jn. 1, 1-5.9-16)

¿Qué sabemos nosotros de Dios, de ese “Principio” en que existía la Palabra?… ¡Nosotros que nos preciamos de nuestro saber!… Pero es un saber “de tejas para abajo”, tan sólo de lo que captan nuestros sentidos y poco más… Y como esto excede nuestra capacidad humana… ¿Nos apartaremos displicentes, ante el Misterio, en absoluto, que nos propone San Juan?… ¡No será así, pues si el Apóstol nos quiere llevar de la mano ante “lo que ha visto y oído, tocante al Verbo de la Vida”, nos dejaremos sorprender por algo Maravilloso y entraremos de su mano en Dios mismo: cómo el Verbo habita en el Seno Trinitario!…

La Palabra, desde toda la eternidad, existe, es y este Ser es Dios mismo y “está junto a Dios”, como Persona diferente del Padre y del Espíritu Santo, pero el mismo y Único Dios en todos los Tres… Y esta Palabra, en su “estar”, es dinámica, porque “todo lo ha hecho Él”. “Todo” y “nada de lo que existe, fue hecho fuera de Él”. Por esto, como Él es la Vida y también la Luz, todas las cosas rebosan de Vida y están iluminadas por su impronta. Esa que un día dijo: ¡Hágase, y fue hecho!”, y de sus manos salió algo maravilloso, que es toda la creación…

Pero Juan nos habla de algo antagónico a la Luz, que son “las tinieblas”. ¿Cómo puede ser que en medio de tanta belleza exista la oscuridad? Aquí no habla Juan de “la noche cósmica”, que esta también fue querida por Dios, por tanto le alaba y glorifica, sino de esa “conciencia sin luz”, donde el hombre, y sólo él, decide no obedecer a Dios, escucharle y acoger como don sus designios de Amor. ¡Espantosa realidad en la que el hombre decide, con su libertad: “¡no serviré!”, ¡seré yo mismo y mi plan sobre mí!. Y aquí nos encontramos con el misterio del mal en el corazón del hombre, y por tanto en el mundo…

Viendo el Verbo esta mísera condición de los corazones humanos, con un “excesivo amor”, se compadeció de nosotros y “Se hizo carne”, uno de nosotros, hombre como nosotros, para que viendo a Dios tan cercano, le amáramos y nunca lo temiéramos… “Y a los que lo recibieron y creyeron en Él, les regaló el ser hijos de Dios”, no nacidos sólo para este mundo, sino hermanos de Jesús e hijos del Padre, del Don y de la Gracia, porque la plenitud de esta gracia divina es el Verbo de Dios, hecho carne en Jesús…

Todo esto, que sobrepasa nuestra percepción y comprensión, “nos ha sido revelado, en la plenitud de los tiempos, cuando apareció la bondad de Dios al hombre, en el Señor Jesús”… ¡Hombre de carne y hueso, que fue gestado, como todo hombre, en el vientre de una Doncella y Virgen!: ¡María!…

¡Que el Señor nos haga penetrar en estos mundos, que no son los de acá abajo y haga brotar en nuestro corazón una acción de gracias, llena de rendida Alabanza y Gloria Dios, que así nos ha amado y se ha acercado a nosotros!… ¡Bendito sea Dios por siempre!...

REFLEXIÓN PARA EL SEXTO DÍA DE LA OCTAVA DE NAVIDAD. MIÉRCOLES 30 - DICIEMBRE - 2020

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De la mano de María

Héctor L. Márquez (Conferencista católico)

REFLEXIÓN PARA EL SEXTO DÍA DE LA OCTAVA DE NAVIDAD

“En aquel tiempo, había una profetisa, Ana… Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos” …

Continuamos celebrando la “infraoctava” de Navidad con su sexto día y, como primera lectura, continuamos con la 1ra Carta del apóstol san Juan (2,12-17), en la cual nos plantea la contraposición Dios-mundo: “No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo –las pasiones de la carne, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero–, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa, con sus pasiones. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.

¿Y cuál es la voluntad del Padre? Que todos nos salvemos. ¿Y cómo podemos salvarnos? Amando al Cristo que vive en cada uno de nuestros hermanos (Cfr. Mt 25,31-46). De nuevo la Ley del Amor; ese amor que Dios nos enseñó enviándonos a su único Hijo, ese niño que nació en Belén hace apenas cinco días, para ofrecerlo en sacrificio de manera que tuviéramos Vida por medio de Él (Cfr. Jn 4-7-9; 15,12-14). Así, el que ha conocido y asimilado el misterio del Amor de Dios en esta Navidad, no tiene otro remedio que imitar su gran mandamiento, que es el Amor.

El Evangelio que contemplamos hoy (Lc 2,22.36-40) nos presenta la conclusión del pasaje de la Purificación de María y la Presentación del Niño en el Templo. El fragmento que contemplamos hoy nos presenta el personaje de la profetisa Ana, quien al concluir el cántico de Simeón se acercó al Niño dando gracias a Dios mientras “hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén”. Ana tuvo un encuentro personal con Jesús y lo reconoció. Y al igual que todos los que hemos tenido esa experiencia, no tenemos más remedio que dar gracias a Dios y alabar y proclamar su Nombre a todo el que se cruce en nuestro camino.

Estamos en el umbral de un nuevo año, y en esta época se acostumbra hacer “resoluciones” de año nuevo. La lectura evangélica nos dice que Ana la profetisa “no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones”. Eso le permitió reconocer a su Dios y Salvador cuando vio al Niño en el Templo. Ese Niño sigue viniendo a nosotros día tras día y no lo reconocemos (Mt 31-46). ¿Será que no estamos dedicando tiempo a la oración y ayuno?

La profetisa Ana era una mujer viuda que podía darse el lujo de no apartarse del Templo día y noche. Dios conoce las circunstancias particulares de cada uno de nosotros. ¿Cuánto tiempo dedicamos al asueto, a la tele, y a tantas otras cosas que nos “impiden” dedicarle tiempo a Dios?

Yo era uno de esos “católicos de domingo” que “no tenía tiempo” para la oración, el ayuno y otras prácticas piadosas. Hasta que un día Dios me habló a través del testimonio de un hermano de mi Parroquia que me relató con hechos concretos cómo su vida cambió cuando comenzó a ir a misa diaria y a dedicar tiempo a la oración, aunque tuviera que “fabricarlo”. Eso fue hace más de veinticinco años. Desde entonces mi esposa y yo asistimos a misa diaria y dedicamos más tiempo a la oración y adoración del Santísimo. Tú también puedes hacerlo. Créeme, vas a ver el cambio en tu vida…

¿Qué mejor resolución de año nuevo?