"Ventana abierta"
Angelus News
Archbishop
José H. Gómez | New World of Faith. Arzobispo de Los Ángeles
ARCHBISHOP`S ESP
‘Nuestras
iglesias pueden estar cerradas, pero Cristo no está en cuarentena’
Fr. Raymont Medina, priest secretary to
Archbishop Gomez, lights a candle in support of medical workers and their
families along the edge of the Cathedral of Our Lady of the Angels plaza
overlooking the 101 freeway in downtown Los Angeles. (Sarah Yaklic)
(Nota del editor: el Arzobispo Gómez adaptó lo
siguiente, tomándolo de un mensaje que él escribió en su calidad de Presidente
de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. Aquí él ofrece
reflexiones prácticas sobre cómo entrar en estos misterios de la Semana Santa
en estos tiempos extraordinarios y desafiantes).
Las generaciones futuras
recordarán ésta como la Cuaresma larga de 2020, como un tiempo en el que la
enfermedad y la muerte oscurecieron de repente toda la tierra. Al entrar en la
Semana Santa, en estos días que son los más sagrados del año, los católicos de
aquí, de la ciudad de Los Ángeles, así como también los de todo Estados Unidos
y de todo el mundo, estamos viviendo en cuarentena, pues nuestras sociedades
están cerradas a causa de la pandemia de coronavirus.
Pero sabemos que nuestro
Redentor está vivo. Incluso en este tiempo extraordinario y desafiante, damos
gracias por lo que Jesucristo ha hecho por nosotros a través de su vida, muerte
y resurrección. Incluso ahora, nos maravillamos ante el hermoso misterio de
nuestra salvación, ante qué tan precioso es cada uno de nosotros a los ojos de
Dios.
Estos son tiempos casi sin
precedente en la larga historia de la Iglesia. Ante este contagio mundial, mis
hermanos obispos —procedentes de casi todos los países— y yo mismo, nos hemos
visto obligados a suspender temporalmente el culto público y la celebración de los sacramentos.
Soy dolorosamente consciente
de que muchos de nuestros católicos están preocupados y heridos por la pérdida
de la Eucaristía y del consuelo de los sacramentos. Esta es una aflicción
amarga que todos padecemos profundamente. Tanto mis hermanos obispos y
sacerdotes como yo mismo, estamos sufriendo con nuestro pueblo y anhelamos el
día en que podamos reunirnos alrededor del altar del Señor para celebrar los
sagrados misterios.
En este momento difícil, le
pedimos a Dios su gracia, para poder sobrellevar esta carga, todos juntos, con
paciencia y caridad, unidos como una única familia de Dios en su Iglesia
universal. Y como esta Semana Santa será tan diferente, tan desafiante, quiero
ofrecer aquí algunas breves reflexiones que espero puedan ayudarnos a penetrar
en estos misterios de nuestra redención de una manera nueva y significativa.
Confesión
Para muchos de nosotros no
será posible confesarnos este año. Pero debemos recordar que en circunstancias
extremas, la antigua tradición de la Iglesia nos permite recibir el perdón de
nuestros pecados, incluso fuera de la confesión sacramental. Esta hermosa
gracia, llamada “contrición perfecta”, es explicada en el Catecismo de la
Iglesia Católica (n. 1452).
Durante esta Semana Santa, los
aliento a que examinen su conciencia y a que vuelvan a Dios con todo su
corazón.
Podemos seguir los consejos
prácticos que nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, nos ofreció en una
reciente homilía: “Haz lo que dice el Catecismo. Está muy claro: si no
encuentras un sacerdote para escuchar tu confesión, habla con Dios —que es tu
Padre— y dile la verdad. Enumera tus pecados, pide perdón al Señor con todo tu
corazón y haz un acto de contrición. Prométele: “Me confesaré más adelante,
pero perdóname ahora”. Y de inmediato volverás a estar en la gracia de Dios”.
Semana Santa en casa
Aunque este año no podemos
celebrar los sagrados misterios en nuestras iglesias, exhorto, a cada uno de
ustedes, a hacer de sus hogares una “iglesia doméstica”. Este antiguo ideal
cristiano resuena aún más profundamente en este tiempo de cuarentena y de
“refugiarse en casa”.
Para los padres de niños
pequeños, este puede ser un momento de gracia, un tiempo para dar testimonio de
la importancia que tiene la fe en sus vidas. Oren con sus hijos, especialmente
el Rosario; lean la Biblia, miren en familia la transmisión en vivo de la Misa.
Desde cada hogar podemos
entrar espiritualmente en estos misterios de nuestra salvación a través de la
oración y de la lectura de las Escrituras para cada día de la Semana Santa.
Caminen con Jesús cuando él llega triunfalmente a Jerusalén el Domingo de
Ramos. El Jueves Santo, oren con él en su Última Cena y permanezcan con él en
su agonía del huerto. Ayúdenle a llevar su cruz el Viernes Santo. En el
silencio del Sábado Santo, ¡contemplen todo lo que ha obtenido para nosotros
por el amor que nos tiene, y regocíjense con él ante la tumba vacía en la
mañana de Pascua!
Comunión espiritual
Aunque no nos es posible
celebrar estos misterios en nuestras iglesias, podemos unirnos espiritualmente
a Dios y entre nosotros a través de internet y de los medios de difusión
masiva.
Al participar en estas
liturgias “virtuales”, recuerden que ustedes no son “espectadores” que estén
mirando pasivamente una actuación. En estas liturgias, Jesucristo está
verdaderamente presente tal y como lo está en cada Misa. Junto con el
sacerdote, ustedes están ofreciendo su sacrificio de alabanza al Dios vivo y
estamos adorándolo a él junto con los ángeles y con toda la comunión de los
santos.
En esta Semana Santa los
exhorto especialmente a unirse al sacrificio de la Misa haciendo un sencillo
acto de comunión espiritual. Díganle al Señor que lo aman más que a nada en la
vida y que anhelan recibirlo en su corazón, incluso si no pueden recibirlo en
su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Ofrézcanse a ustedes mismos en el altar:
ofrezcan todos sus sufrimientos y alegrías, todos sus talentos y dones. Díganle
que nunca quieren estar separados de él.
En estos tiempos
extraordinarios y desafiantes, les pido que ofrezcan sus sufrimientos y
sacrificios personales por aquellos que están enfermos de coronavirus y por
todos aquellos miembros de los ministerios de salud, que están arriesgando sus
vidas para cuidarlos. Oren por todas sus familias y seres queridos. Oren por
aquellos que están sufriendo por la pérdida de sus empleos y negocios y por
todos aquellos que temen por su futuro. Oren por la gran cantidad de hombres y
mujeres que están arriesgando su salud para proporcionar servicios esenciales
en este momento de necesidad.
Oren al Sagrado Corazón de Jesús.
El Viernes Santo y en nombre
de todos los obispos de Estados Unidos, rezaré la Letanía del Sagrado Corazón
de Jesús para pedir el fin de la pandemia de coronavirus.
Le pido que se unan a mí en
esta oración, que se transmitirá en vivo a las 9 a.m., a través de internet,
desde la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles aquí en la costa oeste, y a
las 12 del mediodía en la costa este. Unámonos como una sola y única familia de
Dios aquí en Estados Unidos para pedirle a nuestro Señor su misericordia.
El Santo Padre ha concedido
una indulgencia plenaria especial a quienes oren, pidiendo el fin de esta
pandemia. Para recibir esta indulgencia, deben rezar el Viernes Santo la
Letanía del Sagrado Corazón, arrepentirse verdaderamente de sus pecados y
desear recibir el Sacramento de la Reconciliación tan pronto como sea posible,
y tienen también que orar por las intenciones del Papa.
En el corazón de Jesús,
traspasado el Viernes Santo al estar colgado de la cruz, vemos el amor de Dios
por la humanidad, vemos su amor hacia cada uno de nosotros.
Esta Semana Santa será
diferente. Nuestras iglesias pueden estar cerradas, pero Cristo no está en
cuarentena y su Evangelio no está encadenado. El corazón de nuestro Señor
permanece abierto para todo hombre y toda mujer. Aunque no podemos darle culto
juntos, cada uno de nosotros puede buscarlo en el tabernáculo de su propio
corazón.
Como él nos ama y como su amor
nunca puede cambiar, no deberíamos de tener miedo, incluso en este momento de
prueba y dificultad. En estos misterios que recordamos esta semana, renovemos
nuestra fe en su amor. Y pidámosle a nuestra Santísima Madre María que
interceda por nosotros, para que él nos libre de todo mal y nos conceda la paz
en nuestros días.
Usted puede rezar la oración del
arzobispo Gómez a Nuestra Señora de Guadalupe para los tiempos del coronavirus.
Oraciones Durante la Crisis de la Enfermedad del Coronavirus
Estas oraciones
sugeridas son para que los fieles de la Arquidiócesis de Santa Fe se unan en
solidaridad, y todos aquellos que también quieran unirse.
Oramos por todos los
enfermos, los cuidadores, los muertos y por todos los afectados de tantas
maneras diferentes por esta pandemia. Esta guía incluye oraciones que pueden
ser recitadas en cualquier momento, ya sea privadamente o en grupo. También
hemos incluido cómo hacer una comunión espiritual para aquellos que desean
participar plenamente en la Eucaristía por medio de la misa televisada o
transmisión en vivo.
COMUNIÓN ESPIRITUAL
¿Qué es la comunión
espiritual? Santo Tomás de Aquino la describió como "un ardiente deseo de
recibir a Jesús en el sacramento más santo, abrazándole amorosamente" en
momentos o circunstancias que no podemos recibirle en la Comunión sacramental.
Con la ausencia de misas públicas en la Arquidiócesis de Santa Fe, debido a la
enfermedad del coronavirus, la oportunidad de recibir la comunión espiritual es
particularmente apropiada. La comunión espiritual no necesita ninguna
instrucción especial; sólo requiere la misma disposición que la recepción
actual del sacramento y un giro a Jesús con el corazón. No se requiere ninguna
oración o formulario en particular; sin embargo, para ayudar con el enfoque de
una intención adecuada, se les sugiere recitar una oración. A continuación, les
compartimos una de las más populares compuesta por San Alfonso Liguori:
“Dios mío, creo que
estás presente en el Santísimo Sacramento. Te amo sobre todas las cosas y te
deseo con todo mi corazón, puesto que ahora no puedo recibirte
sacramentalmente, te pido que vengas espiritualmente a mi corazón. Te abrazo
como si tú estuvieras ya en mi corazón y me uno a ti completamente. Por favor,
nunca permitas que me separare de ti."
Oración a Santa Virgen de Guadalupe
Virgen Santísima de Guadalupe, Reina de los
Ángeles y Madre de las Américas. Acudimos a ti hoy como tus amados hijos. Te
pedimos que intercedas por nosotros con tu Hijo, como lo hiciste en las bodas
de Caná. Ruega por nosotros, Madre amorosa, y obtén para nuestra nación,
nuestro mundo, y para todas nuestras familias y seres queridos, la protección
de tus santos ángeles, para que podamos salvarnos de lo peor de esta
enfermedad. Para aquellos que ya están afectados, te pedimos que les concedas
la gracia de la sanación y la liberación. Escucha los gritos de aquellos que
son vulnerables y temerosos, seca sus lágrimas y ayúdalos a confiar. En este
tiempo de dificultad y prueba, enséñanos a todos en la Iglesia a amarnos los
unos a los otros y a ser pacientes y amables. Ayúdanos a llevar la paz de Jesús
a nuestra tierra y a nuestros corazones. Acudimos a ti con confianza, sabiendo
que realmente eres nuestra madre compasiva, la salud de los enfermos y la causa
de nuestra alegría. Refúgianos bajo el manto de tu protección, mantennos en el
abrazo de tus brazos, ayúdanos a conocer siempre el amor de tu Hijo, Jesús.
Amén. - José H. Gomez, Arzobispo de Los Ángeles.
Nuestra Señora del Pronto Socorro
Oh María, Madre de
Dios, a través de los años, tu pueblo ha pedido por medio de tu intercesión en
tiempos de epidemia y enfermedad. Ahora te invocamos madre nuestra y te pedimos
ruegues por nosotros, para que encontremos sanación y refugio y un final rápido
para este tiempo de enfermedad. Sé para nosotros verdaderamente Nuestra Señora
del Pronto Socorro y acércanos cada vez más a tu Hijo, fuente de toda sanación
y consuelo. Nuestra Señora del Pronto Socorro, apresúrate a socorrernos. Amén.
Oración por las Personas que Sufren del Coronavirus
No temerás el terror de la noche ni la flecha
que vuela de día ni la peste que deambula en la oscuridad, ni la plaga que
asola al mediodía. Sal 91: 5-6 Dios misericordioso, escucha nuestra ferviente
oración por todos los que sufren del coronavirus. Que las personas infectadas
reciban el tratamiento adecuado y la comodidad de tu presencia sanadora. Que
sus cuidadores, familias y vecinos estén protegidos de la embestida del virus.
Dale consuelo a quienes lloran la pérdida de sus seres queridos. Protege y guía
a aquellos que se esfuerzan por encontrar una cura. Que su trabajo pueda
sobrepasar la enfermedad y restaurar las comunidades en su totalidad y en
salud. Ayúdanos a superar el miedo. Pedimos todo esto a través de la
intercesión de Nuestra Señora de Lourdes, y en el nombre de tu Hijo Jesús y el
Espíritu Santo, ahora y por siempre. Amén.
Oración del Papa Francisco Durante la Crisis del Coronavirus
Oh María, tú siempre
alumbras nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nos encomendamos a
ti, Salud de los Enfermos, quien en la Cruz participaste en el dolor de Jesús y
te mantuviste firme en la fe. Tú, Salvadora del Pueblo Romano, sabes lo que
necesitamos, y estamos seguros que proveerás para que, como en Caná de Galilea,
volvamos a la alegría y al banquete después de estos momentos difíciles.
Ayúdanos, Madre del Amor Divino, a cumplir con la voluntad del Padre y a llevar
a cabo lo que nos ha pedido Jesús, quien ha tomado sobre sí mismo nuestros
sufrimientos y ha cargado nuestro dolor para guiarnos, por medio de la Cruz, a
la gloria de la Resurrección. Amén. Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa
Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas durante las dificultades, sino
líbranos de todo peligro, Oh gloriosa y bendita Virgen.
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