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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

sábado, 4 de abril de 2020

‘Nuestras iglesias pueden estar cerradas, pero Cristo no está en cuarentena’. Sábado, 4 - Abril - 2020

"Ventana abierta"


Angelus News
Archbishop José H. Gómez | New World of Faith. Arzobispo de Los Ángeles
ARCHBISHOP`S ESP

‘Nuestras iglesias pueden estar cerradas, pero Cristo no está en cuarentena’

Fr. Raymont Medina, priest secretary to Archbishop Gomez, lights a candle in support of medical workers and their families along the edge of the Cathedral of Our Lady of the Angels plaza overlooking the 101 freeway in downtown Los Angeles. (Sarah Yaklic)

(Nota del editor: el Arzobispo Gómez adaptó lo siguiente, tomándolo de un mensaje que él escribió en su calidad de Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. Aquí él ofrece reflexiones prácticas sobre cómo entrar en estos misterios de la Semana Santa en estos tiempos extraordinarios y desafiantes).

Las generaciones futuras recordarán ésta como la Cuaresma larga de 2020, como un tiempo en el que la enfermedad y la muerte oscurecieron de repente toda la tierra. Al entrar en la Semana Santa, en estos días que son los más sagrados del año, los católicos de aquí, de la ciudad de Los Ángeles, así como también los de todo Estados Unidos y de todo el mundo, estamos viviendo en cuarentena, pues nuestras sociedades están cerradas a causa de la pandemia de coronavirus.

Pero sabemos que nuestro Redentor está vivo. Incluso en este tiempo extraordinario y desafiante, damos gracias por lo que Jesucristo ha hecho por nosotros a través de su vida, muerte y resurrección. Incluso ahora, nos maravillamos ante el hermoso misterio de nuestra salvación, ante qué tan precioso es cada uno de nosotros a los ojos de Dios.

Estos son tiempos casi sin precedente en la larga historia de la Iglesia. Ante este contagio mundial, mis hermanos obispos —procedentes de casi todos los países— y yo mismo, nos hemos visto obligados a suspender temporalmente el culto público y la celebración de los sacramentos.

Soy dolorosamente consciente de que muchos de nuestros católicos están preocupados y heridos por la pérdida de la Eucaristía y del consuelo de los sacramentos. Esta es una aflicción amarga que todos padecemos profundamente. Tanto mis hermanos obispos y sacerdotes como yo mismo, estamos sufriendo con nuestro pueblo y anhelamos el día en que podamos reunirnos alrededor del altar del Señor para celebrar los sagrados misterios.

En este momento difícil, le pedimos a Dios su gracia, para poder sobrellevar esta carga, todos juntos, con paciencia y caridad, unidos como una única familia de Dios en su Iglesia universal. Y como esta Semana Santa será tan diferente, tan desafiante, quiero ofrecer aquí algunas breves reflexiones que espero puedan ayudarnos a penetrar en estos misterios de nuestra redención de una manera nueva y significativa.

Confesión

Para muchos de nosotros no será posible confesarnos este año. Pero debemos recordar que en circunstancias extremas, la antigua tradición de la Iglesia nos permite recibir el perdón de nuestros pecados, incluso fuera de la confesión sacramental. Esta hermosa gracia, llamada “contrición perfecta”, es explicada en el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1452).

Durante esta Semana Santa, los aliento a que examinen su conciencia y a que vuelvan a Dios con todo su corazón.

Podemos seguir los consejos prácticos que nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, nos ofreció en una reciente homilía: “Haz lo que dice el Catecismo. Está muy claro: si no encuentras un sacerdote para escuchar tu confesión, habla con Dios —que es tu Padre— y dile la verdad. Enumera tus pecados, pide perdón al Señor con todo tu corazón y haz un acto de contrición. Prométele: “Me confesaré más adelante, pero perdóname ahora”. Y de inmediato volverás a estar en la gracia de Dios”.

Semana Santa en casa

Aunque este año no podemos celebrar los sagrados misterios en nuestras iglesias, exhorto, a cada uno de ustedes, a hacer de sus hogares una “iglesia doméstica”. Este antiguo ideal cristiano resuena aún más profundamente en este tiempo de cuarentena y de “refugiarse en casa”.

Para los padres de niños pequeños, este puede ser un momento de gracia, un tiempo para dar testimonio de la importancia que tiene la fe en sus vidas. Oren con sus hijos, especialmente el Rosario; lean la Biblia, miren en familia la transmisión en vivo de la Misa.

Desde cada hogar podemos entrar espiritualmente en estos misterios de nuestra salvación a través de la oración y de la lectura de las Escrituras para cada día de la Semana Santa. Caminen con Jesús cuando él llega triunfalmente a Jerusalén el Domingo de Ramos. El Jueves Santo, oren con él en su Última Cena y permanezcan con él en su agonía del huerto. Ayúdenle a llevar su cruz el Viernes Santo. En el silencio del Sábado Santo, ¡contemplen todo lo que ha obtenido para nosotros por el amor que nos tiene, y regocíjense con él ante la tumba vacía en la mañana de Pascua!

Comunión espiritual

Aunque no nos es posible celebrar estos misterios en nuestras iglesias, podemos unirnos espiritualmente a Dios y entre nosotros a través de internet y de los medios de difusión masiva.

Al participar en estas liturgias “virtuales”, recuerden que ustedes no son “espectadores” que estén mirando pasivamente una actuación. En estas liturgias, Jesucristo está verdaderamente presente tal y como lo está en cada Misa. Junto con el sacerdote, ustedes están ofreciendo su sacrificio de alabanza al Dios vivo y estamos adorándolo a él junto con los ángeles y con toda la comunión de los santos.

En esta Semana Santa los exhorto especialmente a unirse al sacrificio de la Misa haciendo un sencillo acto de comunión espiritual. Díganle al Señor que lo aman más que a nada en la vida y que anhelan recibirlo en su corazón, incluso si no pueden recibirlo en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Ofrézcanse a ustedes mismos en el altar: ofrezcan todos sus sufrimientos y alegrías, todos sus talentos y dones. Díganle que nunca quieren estar separados de él.

En estos tiempos extraordinarios y desafiantes, les pido que ofrezcan sus sufrimientos y sacrificios personales por aquellos que están enfermos de coronavirus y por todos aquellos miembros de los ministerios de salud, que están arriesgando sus vidas para cuidarlos. Oren por todas sus familias y seres queridos. Oren por aquellos que están sufriendo por la pérdida de sus empleos y negocios y por todos aquellos que temen por su futuro. Oren por la gran cantidad de hombres y mujeres que están arriesgando su salud para proporcionar servicios esenciales en este momento de necesidad.

Oren al Sagrado Corazón de Jesús.

El Viernes Santo y en nombre de todos los obispos de Estados Unidos, rezaré la Letanía del Sagrado Corazón de Jesús para pedir el fin de la pandemia de coronavirus.

Le pido que se unan a mí en esta oración, que se transmitirá en vivo a las 9 a.m., a través de internet, desde la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles aquí en la costa oeste, y a las 12 del mediodía en la costa este. Unámonos como una sola y única familia de Dios aquí en Estados Unidos para pedirle a nuestro Señor su misericordia.

El Santo Padre ha concedido una indulgencia plenaria especial a quienes oren, pidiendo el fin de esta pandemia. Para recibir esta indulgencia, deben rezar el Viernes Santo la Letanía del Sagrado Corazón, arrepentirse verdaderamente de sus pecados y desear recibir el Sacramento de la Reconciliación tan pronto como sea posible, y tienen también que orar por las intenciones del Papa.

En el corazón de Jesús, traspasado el Viernes Santo al estar colgado de la cruz, vemos el amor de Dios por la humanidad, vemos su amor hacia cada uno de nosotros.

Esta Semana Santa será diferente. Nuestras iglesias pueden estar cerradas, pero Cristo no está en cuarentena y su Evangelio no está encadenado. El corazón de nuestro Señor permanece abierto para todo hombre y toda mujer. Aunque no podemos darle culto juntos, cada uno de nosotros puede buscarlo en el tabernáculo de su propio corazón.

Como él nos ama y como su amor nunca puede cambiar, no deberíamos de tener miedo, incluso en este momento de prueba y dificultad. En estos misterios que recordamos esta semana, renovemos nuestra fe en su amor. Y pidámosle a nuestra Santísima Madre María que interceda por nosotros, para que él nos libre de todo mal y nos conceda la paz en nuestros días.

Usted puede rezar  la oración del arzobispo Gómez a Nuestra Señora de Guadalupe para los tiempos del coronavirus.

Oraciones Durante la Crisis de la Enfermedad del Coronavirus

Estas oraciones sugeridas son para que los fieles de la Arquidiócesis de Santa Fe se unan en solidaridad, y todos aquellos que también quieran unirse.
Oramos por todos los enfermos, los cuidadores, los muertos y por todos los afectados de tantas maneras diferentes por esta pandemia. Esta guía incluye oraciones que pueden ser recitadas en cualquier momento, ya sea privadamente o en grupo. También hemos incluido cómo hacer una comunión espiritual para aquellos que desean participar plenamente en la Eucaristía por medio de la misa televisada o transmisión en vivo.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

¿Qué es la comunión espiritual? Santo Tomás de Aquino la describió como "un ardiente deseo de recibir a Jesús en el sacramento más santo, abrazándole amorosamente" en momentos o circunstancias que no podemos recibirle en la Comunión sacramental. Con la ausencia de misas públicas en la Arquidiócesis de Santa Fe, debido a la enfermedad del coronavirus, la oportunidad de recibir la comunión espiritual es particularmente apropiada. La comunión espiritual no necesita ninguna instrucción especial; sólo requiere la misma disposición que la recepción actual del sacramento y un giro a Jesús con el corazón. No se requiere ninguna oración o formulario en particular; sin embargo, para ayudar con el enfoque de una intención adecuada, se les sugiere recitar una oración. A continuación, les compartimos una de las más populares compuesta por San Alfonso Liguori:

“Dios mío, creo que estás presente en el Santísimo Sacramento. Te amo sobre todas las cosas y te deseo con todo mi corazón, puesto que ahora no puedo recibirte sacramentalmente, te pido que vengas espiritualmente a mi corazón. Te abrazo como si tú estuvieras ya en mi corazón y me uno a ti completamente. Por favor, nunca permitas que me separare de ti."


Oración a Santa Virgen de Guadalupe

 Virgen Santísima de Guadalupe, Reina de los Ángeles y Madre de las Américas. Acudimos a ti hoy como tus amados hijos. Te pedimos que intercedas por nosotros con tu Hijo, como lo hiciste en las bodas de Caná. Ruega por nosotros, Madre amorosa, y obtén para nuestra nación, nuestro mundo, y para todas nuestras familias y seres queridos, la protección de tus santos ángeles, para que podamos salvarnos de lo peor de esta enfermedad. Para aquellos que ya están afectados, te pedimos que les concedas la gracia de la sanación y la liberación. Escucha los gritos de aquellos que son vulnerables y temerosos, seca sus lágrimas y ayúdalos a confiar. En este tiempo de dificultad y prueba, enséñanos a todos en la Iglesia a amarnos los unos a los otros y a ser pacientes y amables. Ayúdanos a llevar la paz de Jesús a nuestra tierra y a nuestros corazones. Acudimos a ti con confianza, sabiendo que realmente eres nuestra madre compasiva, la salud de los enfermos y la causa de nuestra alegría. Refúgianos bajo el manto de tu protección, mantennos en el abrazo de tus brazos, ayúdanos a conocer siempre el amor de tu Hijo, Jesús. Amén. - José H. Gomez, Arzobispo de Los Ángeles.

Nuestra Señora del Pronto Socorro

Oh María, Madre de Dios, a través de los años, tu pueblo ha pedido por medio de tu intercesión en tiempos de epidemia y enfermedad. Ahora te invocamos madre nuestra y te pedimos ruegues por nosotros, para que encontremos sanación y refugio y un final rápido para este tiempo de enfermedad. Sé para nosotros verdaderamente Nuestra Señora del Pronto Socorro y acércanos cada vez más a tu Hijo, fuente de toda sanación y consuelo. Nuestra Señora del Pronto Socorro, apresúrate a socorrernos. Amén.

Oración por las Personas que Sufren del Coronavirus

 No temerás el terror de la noche ni la flecha que vuela de día ni la peste que deambula en la oscuridad, ni la plaga que asola al mediodía. Sal 91: 5-6 Dios misericordioso, escucha nuestra ferviente oración por todos los que sufren del coronavirus. Que las personas infectadas reciban el tratamiento adecuado y la comodidad de tu presencia sanadora. Que sus cuidadores, familias y vecinos estén protegidos de la embestida del virus. Dale consuelo a quienes lloran la pérdida de sus seres queridos. Protege y guía a aquellos que se esfuerzan por encontrar una cura. Que su trabajo pueda sobrepasar la enfermedad y restaurar las comunidades en su totalidad y en salud. Ayúdanos a superar el miedo. Pedimos todo esto a través de la intercesión de Nuestra Señora de Lourdes, y en el nombre de tu Hijo Jesús y el Espíritu Santo, ahora y por siempre. Amén.

Oración del Papa Francisco Durante la Crisis del Coronavirus


Oh María, tú siempre alumbras nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nos encomendamos a ti, Salud de los Enfermos, quien en la Cruz participaste en el dolor de Jesús y te mantuviste firme en la fe. Tú, Salvadora del Pueblo Romano, sabes lo que necesitamos, y estamos seguros que proveerás para que, como en Caná de Galilea, volvamos a la alegría y al banquete después de estos momentos difíciles.

 Ayúdanos, Madre del Amor Divino, a cumplir con la voluntad del Padre y a llevar a cabo lo que nos ha pedido Jesús, quien ha tomado sobre sí mismo nuestros sufrimientos y ha cargado nuestro dolor para guiarnos, por medio de la Cruz, a la gloria de la Resurrección. Amén. Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas durante las dificultades, sino líbranos de todo peligro, Oh gloriosa y bendita Virgen.

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