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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 26 de abril de 2020

Comentarios a la Palabra de Dios. DOMINGO III DE PASCUA CICLO A - DOMINGO DE LAS APARICIONES -

"Ventana abierta"


Dominicas lerma


Comentarios a la Palabra de Dios


DOMINGO III DE PASCUA
CICLO A
- DOMINGO DE LAS APARICIONES -


Act. 2, 14. 22-33
14 Entonces Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz y les dijo: « Judíos y habitantes todos de Jerusalén: Que os quede esto bien claro y prestad atención a mis palabras
22 « Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazoreo, hombre acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por su medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis,
23 a éste, que fue entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clavándole en la cruz por mano de los impíos;
24 a éste, pues, Dios le resucitó librándole de los dolores del Hades, pues no era posible que quedase bajo su dominio;
25 porque dice de él David: Veía constantemente al Señor delante de mí, puesto que está a mi derecha, para que no vacile.
26 Por eso se ha alegrado mi corazón y se ha alborozado mi lengua, y hasta mi carne reposará en la esperanza
27 de que no abandonarás mi alma en el Hades ni permitirás que tu santo experimente la corrupción.
28 Me has hecho conocer caminos de vida, me llenarás de gozo con tu rostro.
29 « Hermanos, permitidme que os diga con toda libertad cómo el patriarca David murió y fue sepultado y su tumba permanece entre nosotros hasta el presente.
30 Pero como él era profeta y sabía que Dios le había asegurado con juramento que se sentaría en su trono un descendiente de su sangre,
31 vio a lo lejos y habló de la resurrección de Cristo, que ni fue abandonado en el Hades ni su carne experimentó la corrupción.
32 A este Jesús Dios le resucitó; de lo cual todos nosotros somos testigos.
33 Y exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y ha derramado lo que vosotros veis y oís.

(v. 22)       -   Pedro es de nuevo el orador. Act. nos exponen los tres grandes discursos misionales de Pedro, dos ante los judíos (2, 14s.; 3, 12s.) y uno ante los no judíos (10, 34s.).

-   Se llama a los oyentes “hombres de Israel para recordarles su elección y destino en la historia de la salvación (Rm. 9, 4) (Rm. 9, 6) y se convierten sus palabras en un testimonio de Jesucristo. La invocación del nombre de Jesús es el fundamento sustentador de todo el mensaje salvador del Nuevo Testamento, Estos versículos condensan todo el contenido de los Evangelios “con milagros, prodigios y señales. Las acciones de Jesús hacen conocer la verdad de sus palabras y de éstas han sido testigos sus oyentes: ”conocen los milagros del Señor (10, 37) (26, 26) porque causaron fuerte impresión en todo el país y fuera de él.

-   Para Pedro los “milagros son señales por las que Dios demostró que actuaba en Jesús de Nazaret (Jn. 5, 36): Dios ha obrado los milagros en él (v. 22), Dios decretó su muerte (v. 23) y Dios lo ha resucitado (v. 24.32). Dios le ha enaltecido (v. 33), le ha hecho Señor y Mesías (v. 36).

(v. 23)       -   Esta entrega de Jesús, se realizó de acuerdo con la presciencia y el plan salvífico de Dios: “Fue entregado = PAREDOKE: se cumplieron las Escrituras en la pasión de Jesús (Mt. 26, 54) (Lc. 24, 46) (I Cor. 15, 3) (Act. 3, 18; 17, 3). Esta voluntad salvífica de Dios no quita la culpa humana que coopera en la muerte de Jesús: misterio del encuentro de la voluntad divina y de la acción humana. La culpa de los judíos tampoco se anula aunque lo entregaron a los “paganos” “ANOMON: ”sin ley. En Act. se declara abiertamente que el pueblo judío fue responsable de la muerte de Jesús, aunque Lucas trata de aminorar la culpa aludiendo “la ignorancia (Lc. 23, 34; Act. 3, 17).

(v. 24)       -   Después de la Pasión, da testimonio de su resurrección como obra decisiva en la salvación “Dios lo resucitó. (Rm. 6, 4). Aquí se habla de “los dolores de parto (según el texto griego) dolores de la muerte aludiendo a la Resurrección (Sal. 17, 6; 114, 3) que se la compara mediante una metáfora a un nacimiento (I Cor. 15, 54s; Is. 25, 8).

(v. 25)       -   Este fragmento está en íntima relación con el Espíritu Santo. El mensaje de la Resurrección está
(v. 28)       sostenido por la experiencia personal que tuvieron los apóstoles en los encuentros con el Cristo resucitado (1, 8) (1, 22) (I Cor. 15, 6s.) (Act. 13, 30s.) y también con la revelación del Antiguo Testamento.

(v. 29-32)  -   Pedro, en David, ve la figura de Cristo y también al Profeta, que refiere la promesa de Dios (II Re. 7, 12), Jesús de Nazaret es el Mesías el “Hijo de David anunciado, y en el versículo 32 vuelve Pedro a reiterar su testimonio de la resurrección de Jesús.

(v. 33)       -   Después de hablar de la Resurrección, Pedro se refiere al “Señor elevado ( o glorificado). El envío del Espíritu Santo solo puede ser obra de este Señor sentado en el trono de Dios. Esta fe está garantizada por las experiencias de las apariciones de Pascua y una de las memorables, la de despedida antes de ascender a los cielos.

I Pe 1, 17-21
18 sabiendo que habéis sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata,
19 sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo,
20 predestinado antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos a causa de vosotros;
21 los que por medio de él creéis en Dios, que le ha resucitado de entre los muertos y le ha dado la gloria, de modo que vuestra fe y vuestra esperanza estén en Dios.

-   (v. 13-26) Contiene seis recomendaciones. Esta tercera (17-21) está estrechamente ligada con la precedente con la conjunción y. Aquí se profundizan tres de las ideas allí expuestas: 1º) se hace presente la filiación2º) se pone todo bajo el signo de la marcha y de la peregrinación y 3º) se inculpa
(v. 17)       el espíritu de obedienciaconducirse con temor.

-   El Antiguo Testamento no tiene un término especial para expresar la obediencia, la menciona las más de las veces con: “Temor de Dios y no se habla de él en sí mismo sino de las consecuencias que de ello resultan cuando hay fe viva: la veneración de Dios, obedecer a Dios sin resistencia alguna, deseo de cumplir la voluntad de Dios: “hágase tu voluntad.

-   Aquí se nos pone la imagen del Antiguo Testamento del Padre de familia, el que da órdenes y enseña la ley de Dios a los hijos (1, 2). Es también el Padre al que la Iglesia tiene presente en la mayoría de sus oraciones litúrgicas.

-   Para Pedro, sólo cuentan ante Dios los creyentes cuya fe se muestra en las obras (Gal. 5, 6; Ap. 2, 23). Dios juzgará a cada uno según “su obra, es decir, la vida entera donde se halla primeramente el trabajo sobre uno mismo.

(v. 18)       -   Durante esta gran peregrinación de la vida, sin patria, no solo debemos elevar nuestra mirada al Padre eterno, sino también contemplar el pasado: la sangre de Cristo que fue derramada por nuestra redención. “Sabiendo”, como invitándonos a tener un entrañable amor y agradecimiento a Cristo:

1º)    Su sangre nos “rescató de la miseria y la ignominia. Así fue rescatado Israel de Egipto, como el Señor rescata a la esclava y la hace su esposa digna.

2º)    La “Sangre del Cordero nos recuerda el Cordero Pascual que tomó sobre sí el derramamiento de sangre para aplacar al Señor, en lugar de los primogénitos de Israel (Ex. 13, 1s.15; 4, 22). hemos sido rescatados a gran precio.

-   Cristo se asemejó al Cordero Pascual en Egipto y es “sin defecto: víctima material irreprochable “sin tacha: cualidad espiritual y moral del hombre: ésta es la calidad del Crucificado: toda la belleza del Hijo del Hombre. (Qué tremenda prueba de amor por parte de Dios!

(v.20-21)   -   Pero Cristo para Pedro no acaba en su Pasión, sí que es el primer resucitado. En El está la esperanza y seguridad de todos. Por El desde entonces, tiene valor el sufrimiento vicario del que habló Isaías. En calidad de Cordero, Cristo había sido “reconocido de antemano desde toda la eternidad y manifestado en el tiempo por Juan Bautista cuando dijo de El: “Este es el Cordero de Dios (Jn. 1, 29.36).

- “En atención a vosotros” “por nuestra causa” “Por El el hombre llega a la unión con Dios y por tanto a la salvación. La posición singular del “Padre” que “resucitó y “dio gloria”, no merma la posición central y regia de Cristo, del Cordero “degollado al que rinden homenaje los pueblos (Ap. 5, 12).

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