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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

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Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

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Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 26 de abril de 2020

IGLESIA NOTICIA. Entrevista a Alberto Benito, ecónomo diocesano. Domingo, 26 - Abril - 2020

"Ventana abierta"


IGLESIA NOTICIA | Entrevista a Alberto Benito, ecónomo diocesano 


El pasado domingo, 26 de abril, a las diez menos cuarto de la mañana, Pablo Enríquez habló en ‘Iglesia Noticia Sevilla’ con Alberto Benito, ecónomo de la Archidiócesis hispalense, en una entrevista que trató los sueldos de los sacerdotes y los obispos, y sobre la aportación de los sevillanos a la Iglesia a través del IRPF, de la Declaración de la Renta.

El salario de sacerdotes y obispos, una cuestión de justicia y transparencia


¿Cuánto cobra un cura? ¿Y un obispo? ¿De dónde sale ese dinero? Estas y otras cuestiones suelen formar parte de los elencos de preguntas frecuentes a las que las diócesis dan respuesta con ocasión de la campaña anual por el sostenimiento de la Iglesia. Es cierto que no hay que esperar a estos días en los que los españoles hacemos la declaración de la renta para arrojar luz sobre los libros de cuentas de parroquias, instituciones eclesiales y diócesis. Porque si alguien ha demostrado ampliamente su apuesta por la claridad económica, esa es la Iglesia. Una institución auditada periódicamente que cada año presenta unas cuentas que mantiene a la vista de todos en sus portales de transparencia.

En enero de este año la Archidiócesis de Sevilla aprobó una subida del salario de sus 368 sacerdotes diocesanos, que pasaron a percibir 900 euros brutos al mes, lo que supuso un aumento de 300 respecto a las nóminas de 2010. En los últimos siete años se ha incrementado esta partida en un cuarenta y cinco por ciento, lo que desde fuentes de la Administración Diocesana se destaca como “un esfuerzo económico importante y necesario”.


“No somos ni mileuristas, pero nos da para salir adelante, si bien es cierto que con algunas dificultades, porque nuestros gastos no siempre son los mismos y depende de las necesidades que nos encontramos en el camino. Pero sí, Dios provee”, comenta un sacerdote, párroco en las afueras de la capital, que relata las contingencias inesperadas a las que tiene que hacer frente al pastorear una comunidad en la que conviven familias que sobreviven a la pobreza. En este sentido, el obispo portavoz de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Luis Argüello, recomendó la pasada semana a los sacerdotes que dediquen casi un tercio de sus salario a las necesidades de los que menos tienen en su entorno. Algo que, en un porcentaje algunas veces superior al indicado, vienen haciendo prácticamente todos desde que tomaron conciencia de su lugar en el mundo.

No todas las parroquias pueden presentar unas cuentas holgadas, circunstancia que lleva a estos párrocos a destinar una parte de su sueldo al pago de la luz o el agua del templo. “Es algo que hacemos con naturalidad, ni nos lo planteamos”, confiesa uno de tantos sacerdotes que comprueba cómo se salvan “de forma providencial” las eventualidades que se van presentando en la vida de una comunidad parroquial.

El salario de los obispos


¿Y los obispos? Tanto el Arzobispo como el Obispo auxiliar cobran 1.258 euros, en estos casos sin subida desde el ejercicio de 2016. Y estas economías también están sujeta a turbulencias a las que tienen que hacer frente conforme se presentan. Monseñor Asenjo aclara que en sus salidas a actos litúrgicos de hermandades, algunas le entregan cantidades que destina “al socorro de familias verdaderamente necesitadas o de situaciones singulares de sacerdotes o laicos con problemas de salud”. Existe un Fondo de Limosnas que figura en los presupuestos de la Archidiócesis, así como un Fondo de Misiones, “al que acudo cuando me piden ayuda los misioneros diocesanos o algún hermano obispo de tierras de misión”, añade el Arzobispo.

“Los dineros de la Iglesia”, término este tantas veces usado con intenciones poco claras, ha dejado de ser un arcano indescifrable, y no hay razón para verter la sombra de la sospecha en un apartado sobre el que las diócesis españolas han puesto luz y taquígrafos. No resulta pretencioso afirmar que la Iglesia española puede dar lecciones de transparencia económica y generosidad, hasta el punto de ser considerada una referencia social también en este ámbito.

La Administración diocesana replantea la gestión económica con soluciones imaginativas y prioridades en el gasto


El pasado 1 de abril dio comienzo el plazo para presentar las declaraciones de la renta correspondientes al ejercicio de 2019. Paralelamente, la Iglesia en España retomó su campaña de sensibilización con la que informa de la labor que desempeña en la sociedad al tiempo que pide la colaboración de los españoles por medio de la ya famosa casilla en la declaración. Por otro lado, los sevillanos, un año más, han demostrado su sensibilidad hacia una Iglesia que estos días de confinamiento se sigue mostrando como una referencia de primer nivel en la atención a los sectores más afectados por la pandemia del coronavirus.

Los españoles están con la Iglesia. Este es uno de los titulares que resume la subida de las aportaciones de los contribuyentes españoles a la Iglesia por medio del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Según informó la Conferencia Episcopal, la contribución a la Iglesia Católica por esta vía alcanzó el pasado año una cifra récord: 284,4 millones de euros o, lo que es lo mismo, uno de cada tres contribuyentes marcaron la equis en la casilla del 0,7 % a favor de la Iglesia.

Aumenta la aportación de los sevillanos


Esta tendencia se hizo sentir también en Sevilla. Los datos ofrecidos por el Ministerio de Hacienda revelan un ligero aumento de la aportación de los sevillanos. Concretamente, 329.322 declaraciones contaron el pasado año con la equis en la casilla de la Iglesia, lo que supone un aumento 8.600 declaraciones respecto al ejercicio anterior. Eso se traduce en 10.888.359 euros (un millón más que en 2017), si bien, como es sabido, no toda esa cantidad revierte directamente en la Archidiócesis, ya que una parte de destina a diócesis más necesitadas a través del Fondo Común Interdiocesano. Como suele afirmar monseñor Asenjo, estamos hablando de una diócesis solidaria. Alberto Benito, ecónomo diocesano, valoró muy positivamente este dato, en la medida que se traduce en una alta percepción de la acción de la Iglesia en la sociedad sevillana: “Resumiéndolo mucho, la Iglesia es fiable, y los ciudadanos perciben su aportación para que la sociedad sea mejor”, afirmó.

Por cierto, el Arzobispo comienza su carta pastoral de esta semana con un aviso para navegantes que deja poco espacio a la duda: “Defraudar a Hacienda es un comportamiento moralmente rechazable. Hacer la declaración de la renta en conciencia y con veracidad es obligación de todo ciudadano. Para los cristianos –añade- es un deber religioso”.

“Un esfuerzo de creatividad económica”


La Archidiócesis mira ya al futuro, como no puede ser de otra manera teniendo en cuenta las consecuencias que se van a desprender del actual estado de alarma. La ausencia hasta ahora de colectas, una de las principales partidas de ingresos de las parroquias, tendrá sus consecuencias, y de hecho ya se trabaja en las alternativas. Entre ellas, Benito subraya la conveniencia y los beneficios de suscribir cuotas a favor de la parroquia o la Archidiócesis. Unas cuotas que tienen importantes deducciones fiscales: “De cada 150 euros que se donen, el Estado devuelve 112,5 cuando se realiza la declaración”, explica el ecónomo.

El cierre al público de la Catedral es otro aspecto del que se derivan consecuencias económicas. Buena parte de los tres millones de euros que el Cabildo entregó a la Archidiócesis se han destinado a las reformas y restauraciones en templos, y esta partida se verá seriamente afectada para el próximo ejercicio, un escenario para el que la Archidiócesis busca otras opciones. El ecónomo insiste en que “hay que ser imaginativos”. “La Archidiócesis está reformulando sus cuentas y haciendo un esfuerzo de creatividad económica”, añade. Al respecto, subraya que “al igual que toda la Iglesia, no ya en España sino en el mundo, y que todas las personas y entidades, nuestra Iglesia diocesana tendrá que ajustarse a lo que tenemos”. Alberto Benito parte de un criterio básico en la economía de la Archidiócesis: “Es simple, gastar lo que tienes. Por tanto –apunta- tendremos que ajustar nuestro presupuesto a lo que tenemos”. Eso comporta un nuevo discernimiento, establecer prioridades, ver las “necesidades perentorias” a las que hay que hacer frente, aunque subraya que “siempre se ha tenido claro”.

Todo apunta a que el nuevo escenario socioeconómico demandará opciones del gasto basadas en la austeridad así como un compromiso serio de los católicos con su Iglesia. Monseñor Asenjo, en la referida carta pastoral, ha vuelto a llamar a la conciencia de los sevillanos para que sean parte activa en el trabajo que la Iglesia realiza a favor de quienes tanto lo necesitan (“los pobres que están siendo ya legión”, afirma). Y eso pasa, inevitablemente, por un esfuerzo de todos, por sentirnos partícipes y asumir nuestra condición de católicos, miembros de una Iglesia, conscientes de nuestra responsabilidad.

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