"Ventana abierta"
Dominicas Lerma
¿SABÍAS QUE...
... EL MATRIMONIO TERMINÓ EN MISTERIO?
El mes pasado dejamos a nuestros amigos Domingo y el
obispo Diego cabalgando de nuevo rumbo a Las Marcas, acompañados de una gran
comitiva. El objetivo era traer a Castilla a la princesa de aquellas tierras.
No se trataba solo de “la prometida” del futuro rey. En
aquel tiempo, al concertar el matrimonio, se consideraba realizado; es decir,
Domingo y Diego iban a buscar a la ya esposa del heredero castellano para
traerla a su nuevo hogar (y que viese por primera vez a su marido).
Nubes espesas cubrían el cielo. Lúgubre oscuridad
envolvía a los viajeros. Estaban llegando a su destino, pero había algo extraño
en el ambiente. Murmullo de las gentes al verlos pasar. Domingo y su obispo
intercambiaron miradas, desconcertados. Los soldados de la guardia atisbaban a
su alrededor, tensos, intuyendo que algo no marchaba bien.
Llegaron al palacio del rey danés, que les recibió con
gesto apesadumbrado: la princesa... había muerto.
Bueno, bueno, que nadie se lamente por ahora. Eso fue lo
que dijo el monarca... pero dejémoslo como “la versión oficial”. La cuestión es
que hay varios detalles que no encajan.
Vamos a ver, si la muchacha murió, ¿por qué el rey danés
no se tomó la molestia de avisar al rey de Castilla? ¿El muy desalmado prefirió
esperar a que un séquito a todo lujo recorriese media Europa para dar la
noticia? Pase que las comunicaciones no eran como ahora, pero, ¿tan ajustado
andaba de recursos, que no podía enviar un miserable mensajero?
Dejando a un lado la cortesía del monarca, lo peor de
todo eran los rumores que los soldados recogieron por la zona... rumores que
quedaron escritos. Al parecer, las gentes comentaban que la princesa no había
muerto, sino que se había metido en un monasterio...
Sin embargo, esta opción también tiene sus “peros”. En
la Edad Media, la “entrada en religión” (meterse monja) era el argumento más
empleado para disolver un matrimonio concertado no consumado. Si se había hecho
monja, ¿por qué ocultarlo?
Aunque tal vez lo que quería era que nadie volviese a
buscarla... y, para eso, nada mejor que fingir la muerte.
Hubo algo de lo que Domingo y Diego jamás tuvieron
noticia, pero que remata muy bien la escena. Justo en esos momentos había
llegado una carta a Roma. La carta en cuestión no se ha conservado, pero se
sabe que, en ella, el rey Valdemaro II (el rey danés), le pedía al Papa que
declarase nulo un matrimonio “no consumado”... ¿Qué matrimonio podía ser, más
que el de la princesa? Pero, si se supone que está muerta... ¿para qué rábanos
quiere la nulidad matrimonial?
Bueno, el hecho es que el Papa respondió declarando nulo
el matrimonio, por lo que la princesa quedaba libre para casarse con quien
quisiera. ¿No encaja esto mucho mejor? ¿Y si la princesa... se había enamorado?
¿Y si todo fue una estrategia para librarse del matrimonio concertado?
A partir de aquí, toda pista desaparece, y la Historia
oculta celosamente el misterio de aquella princesa...
Otro detalle del que no tenemos noticias es de las caras
que se les quedarían a nuestros apaleados viajeros al descubrir que todo había
sido en vano. Tampoco sabemos si a Diego y Domingo les resultó convincente la
“versión oficial”... pero no era plan andar a montar revuelos diplomáticos (que
solían acabar con facilísima facilidad en guerra)...
“Mejor hacemos como que nos lo creemos”, se debieron
decir el uno al otro, y mandaron un correo (un muchacho cabalgando a galope
tendido) hacia Castilla, para avisar al rey que no se molestase con
preparativos, que no había princesa.
Despachados los asuntos oficiales, libres de misiones
diplomáticas, nuestros amigos vieron de nuevo que el Señor les daba una
oportunidad de oro. Tenían que volver a Castilla, pero ya no tenían ninguna
prisa, así que decidieron desviarse.
No volverían directamente a Osma: pusieron rumbo... a
Roma. Era el momento de exponer al Papa todo lo que habían planeado esos meses.
-¿Sabías que... el Señor no improvisa?
Todo lo narrado este mes puede parecer un “revuelto
cúmulo de trapicheos humanos”: el matrimonio, la desaparición de la novia...
¡¡pero eso es solo apariencia!!
Los avatares humanos también están bajo la Providencia
Divina. Este jaleo diplomático fue el trampolín que hizo saltar a Domingo hacia
Europa, fue el que le hizo ver la necesidad que las gentes tenían de
predicadores nuevos y apasionados por el Evangelio... Fue la forma en que
Jesucristo le hizo descubrir y comenzar a entrever el camino que había soñado
para él.
Así pues, aunque parezca que nada tiene sentido, aunque
tus planes se desmoronen o tus proyectos terminen en supuestos fracasos, ¡no te
desanimes! Con Cristo a tu lado, puedes descansar tranquilo: Él tiene la última
palabra. Y, si no, no hay más que mirar el enorme fracaso de la cruz... que
terminó en el inmenso triunfo de la Resurrección.
No hay callejones sin salida para quien sigue al que es
el Camino. ¡¡Cristo no improvisa, siempre tiene un plan!!
VIVE DE CRISTO
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