"Ventana abierta"
Rincón para orar
Sor Matilde
Cuaresma
Especial Semana Santa
DOMINGO DE RAMOS
1 Cuando se aproximaron a Jerusalén, al
llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, entonces envió Jesús a dos
discípulos,
2 diciéndoles: « Id al pueblo que está
enfrente de vosotros, y enseguida encontraréis un asna atada y un pollino con
ella; desatadlos y traédmelos.
3 Y si alguien os dice
algo, diréis: El Señor los necesita, pero enseguida los devolverá. »
4 Esto sucedió para que se
cumpliese el oráculo del profeta:
5 Decid a la hija de Sión:
He aquí que tu Rey viene a ti, manso y montado en un asna y un pollino, hijo de
animal de yugo.
6 Fueron, pues, los
discípulos e hicieron como Jesús les había encargado:
7 trajeron el asna y el
pollino. Luego pusieron sobre ellos sus mantos, y él se sentó encima.
8 La gente, muy numerosa,
extendió sus mantos por el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las
tendían por el camino.
9 Y la gente que iba
delante y detrás de él gritaba: « ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que
viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! »
10 Y al entrar él en
Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. « ¿Quién es éste? » decían.
11 Y la gente decía: « Este
es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea. » (Mt. 21,1-11)
Se acerca la Pasión de Jesús y, por una vez, Él quiere
ser aclamado, como se hacía con los personajes ilustres a la entrada de
Jerusalén, la ciudad santa, en las cercanías de la Pascua… Muchos eran los
peregrinos que iban a la fiesta y pronto se corrió la voz de que ¡“Jesús, el
profeta de Nazaret de Galilea”, venía desde Betania acercándose al Templo!…
Ello suscitó el entusiasmo de los discípulos que, ¡por fin, veían cumplidos sus
deseos del triunfo de la manifestación solemne del Mesías!… Todos se alegraban
y el mismo Jesús también, que para esta ocasión “montó en una borrica, pollino,
hijo de acémila, como profetizó Zacarías 9, 9.
Los mismos apóstoles pusieron sus mantos sobre la
borrica, a modo de grupa, y en su delirio, ellos y la multitud extendían sus mantos
por el camino por donde iba a pasar Jesús, mientras cantaban a viva voz:
“¡Hosanna al hijo de David!”… “¡Hosanna en las alturas!”... ¡Toda la
chiquillería se unía a esta alegría desbordante! y cantaban: “¡Hosanna!... ¡Los
niños y los discípulos, más la gente sencilla, no sabían de medida!... ¡Como
todo buen oriental hace en sus fiestas!... ¡Jesús sonreiría!... Pero los
fariseos se sentían contrariados y pidieron a Jesús que pusiera orden en “este
entusiasmo exagerado”… Y recibieron la respuesta de Jesús: “¡Os digo que si
estos callan, gritarán las piedras!…
En este evento, el Maligno tenía una carta que jugar:
“el triunfalismo”; pero Jesús no ha venido a enseñarnos a triunfar, sino que su
camino es el de la humildad con obediencia al designio del Padre. Jesús, siendo
Dios en su persona, sabe que su naturaleza humana es criatura y como tal está
sometida a Dios… Y aquí es donde nos enseña Jesús, que todo hombre ha de ser
humilde en todo a la Voluntad Santa del Padre… “Él aprendió sufriendo a
obedecer” y no nos ofrece otro camino de santidad para asemejarnos a Él…
Terminada la entrada en el Templo y hablando allí con
unos griegos, que querían verle, y con los que le rodeaban, de nuevo Jesús se
separó de ellos y marchó hacia Betania con los 12… Este episodio de tanta
alegría y algarabía en torno a la persona de Jesús, no volvió a repetirse…
Más, poco a poco, va bajando Jesús la pendiente de la
humildad y el silencio orante, que le precipitará en la Pasión ignominiosa y en
la Muerte en Cruz…
Jesús no adelanta los acontecimientos. “La hora” bien la
sabía y estaba determinada por el Amor del Padre… Pero estando muy cercana
“esta hora”, Jesús siente su alma turbada: “¿Y qué diré?, ¿Padre líbrame de
esta hora?… ¡Pero si para esto he venido Yo a esta hora!”…”Hora” también, en la
que “el Príncipe de este Mundo, va a ser echado fuera”…
¡Qué gran consuelo para nosotros, tan limitados y
pecadores, el que Jesús con “su Hora”, acogida y aceptada con Amor, haya
expulsado a Satanás de este mundo y de nuestro corazón!… Pues sólo le
pertenecen los que se entregan a él, ¡pero está definitivamente vencido, con la
Sangre de Jesús!...
¡Gracias, Señor, por tu triunfo en el umbral de tu
Pasión!... ¡Gracias por tu inmensa humildad!… ¡Gracias por tu real triunfo en
tu Resurrección!…
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