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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 30 de agosto de 2020

Carta dominical del Cardenal Juan José Omella | «El final del verano» Domingo, 30 Agosto - 2020

"Ventana abierta"


Archidiócesis de Barcelona
Carta dominical 
Cardenal Juan José Omella 


«El final del verano»


Se acerca el final del calor intenso y empiezan días en que el tiempo va refrescando; es un alivio, un respiro que se agradece sobre todo en las grandes ciudades. Este cambio meteorológico también marca el final de las vacaciones, unas vacaciones que este año, marcado por una crisis sanitaria, económica y social, hemos vivido de manera distinta a la habitual. Ante esta nueva etapa, hay gente que se siente decaída con la nostalgia de que las vacaciones y el verano llegan a su fin.

Existe una tendencia a aferrarnos a lo que ya tenemos, sean objetos, rutinas, situaciones o experiencias. Lamentablemente, en la existencia terrenal nada dura para siempre, ni siquiera la propia vida. Si aprendemos a ver con mayor naturalidad el hecho de que todo tiene un principio y un final, quizás conseguiremos disfrutar más de lo que nos rodea y no sentiremos tanta añoranza cuando se termine. Se acerca el final del verano, pero también empieza una nueva etapa llena de oportunidades.

Es sensato y emocionalmente sano saber poner punto final a las cosas o a las etapas de la vida. Fantasear con la esperanza de la eternidad terrenal puede ocasionarnos muchas decepciones. Lo único que realmente vivimos es el aquí y el ahora, el momento presente. Sí, y el presente, curiosamente, tiene nombre de regalo. Y lo es. La vida es el extraordinario regalo que nos da Dios, un presente hecho con infinito amor para que podamos disfrutarlo. La forma en que vivamos la vida es el regalo que le hacemos a Dios. Si sabemos aprovecharla es un tesoro maravilloso.

Aceptemos la vida tal como es. Tiene un inicio, un final, una despedida… Disfrutemos de cada etapa. ¡Qué bonito es hacer de cada día una nueva historia! Es la magia de la página en blanco, es la ilusión del primer día… Todo está por escribir. Una historia donde el amor es el principio de todo, la razón de todo y el fin de todo. Una nueva oportunidad para vivir con intensidad y aprovechar cada segundo para amar a los que nos rodean. Y, por supuesto, también es una oportunidad para acercarnos más a Dios. Preguntémonos si lo que estamos haciendo hoy nos lleva por el camino de la Verdad.

Escribamos nuestra propia historia. No importa que en el libro de la vida haya capítulos tristes. Recordemos que Dios nos acompaña en todo momento y nos espera al final con los brazos abiertos. Dios tiene nuestros nombres grabados en su corazón y tatuados en las palmas de su mano (cf. Is 49,16).

Queridos hermanos y hermanas, caminamos hacia un final tan grande que no podemos ni imaginarlo. El final de la historia de amor más apasionada jamás contada. Un final en el que viviremos en un estado de felicidad suprema y definitiva en torno a Jesús, a la Virgen, a los ángeles y a los santos. Un final que será el principio de la vida eterna.

† Card. Juan José Omella
Arzobispo de Barcelona


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