"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
LA SEÑAL DEL CRISTIANO, ES EL AMOR
31 Cuando salió, dice
Jesús: «Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado
en él.
32 Si Dios ha sido
glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará
pronto.»
33 « Hijos míos, ya
poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo mismo que
les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir, os digo
también ahora a vosotros.
34 Os doy un
mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado,
así os améis también vosotros los unos a los otros.
35 En esto conocerán
todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.» (Jn. 13, 31-35)
Mientras Judas está en el Cenáculo, parece como
que el Amor de Jesús estuviera constreñido dentro de su
Corazón. Y es que el mal no puede hacernos daño, pero sí
que, ante su presencia, quiere impedir que el bien se
expanda. Pero en este momento de la vida de Jesús, Judas es
el portador del Maligno porque así estaba
escrito: “mi amigo, el que comía mi pan, es el primero en
traicionarme”. Este es el gran Misterio de la iniquidad, del
pecado en medio del Amor de Dios.
Y cuando Judas salió, Jesús abrió
su corazón a sus amigos. Y lo primero que le desbordaba era la glorificación
del Hijo del Hombre por su Padre-Dios. Y a su
vez, Dios es glorificado por la obediencia en su Hijo Jesús.
Pues, toda la obra de la Redención del hombre está en
la Gloria de Dios, porque, en sus inescrutables
designios, así, a través de Jesús, el Padre ha querido
salvarnos del pecado y de la muerte eterna.
Dios al final del camino de la Pasión
de Jesús, glorifica al hombre con
la Resurrección del Hijo. ¡Misterio éste inefable que tan
sólo quiere Dios que lo adoremos y le demos gracias por este su “excesivo
amor”!
A Jesús le urge el breve tiempo
humano que va a vivir con ellos, porque quiere comunicar a sus
discípulos muchas cosas que le quedan y la primera que le rebosa es
el Mandamiento Nuevo de “amarnos unos a otros como ÉI nos ha amado”. Éste y sólo
éste es el distintivo del cristiano, del que ha sido tocado por
el Amor del Corazón de Cristo. No es cualquier amor
como los “amores” en los que nos movemos los hombres, sino nada
menos que el Amor de Dios que nos trae Jesús.
Y es que ese Amor es inigualable porque es una Persona
Divina,
¡el Espíritu Santo que está en la Persona de Jesús!
Cuánto más hablamos de este Amor, nos
parece que cada vez está más lejos de nuestras pequeñas personas, tan
de la tierra y de nuestros deseos mundanos. Pero, Jesús ha asumido
nuestra precariedad y nos ha envuelto
gratuitamente, también a la Sombra de su Espíritu
Santo.
¡Jesús, era necesaria tu venida a la
tierra, pues ¿quién nos librará de este cuerpo de muerte que no sabe
más que de cosas de acá abajo?! Jesús, es quien se ha compadecido de
nuestra situación de gran pobreza al no poder amar con nuestras pocas fuerzas.
Pero el Espíritu Santo viene en nuestro auxilio y nos
cubre con su sombra, como lo hizo inefablemente sobre María, la
humilde, la esclava del Señor, la Inmaculada que no conoció
el pecado sino sólo sus consecuencias, al igual que
su Hijo Divino, el Santo de Dios.
Es otro Misterio impensable el que ÉI
quisiera sumergirse en esta vorágine de pasiones y
pecados, porque, en verdad, “se hizo pecado” por todo lo que nos
amaba y así poder hacer vía libre a
su Gloria entregándonos su amor.
¡Jesús divino, míranos y ve que lo que nos mandas no podemos hacerlo!¡Bien que lo sabes, nuestro gran Guardián, así, tu Espíritu Santo, nos atrae hacia Ti, con la fuerza de tu gracia y ¡entonces podemos! ¡Eres adorable y ensalzado por los siglos! ¡Amén! ¡Amén!
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