"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
LA MIES ES ABUNDANTE, PONEOS EN CAMINO
En aquel tiempo, designó el Señor otros
setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y
lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos;
rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como
corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no
saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero:
“Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra
paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y
bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis
cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed
lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino
de Dios ha llegado a vosotros”.
Pero si entráis en una ciudad y no os
reciben, saliendo a sus plazas, decid: “Hasta el polvo de vuestra ciudad, que
se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos,
sabed que el reino de Dios ha llegado”.
Os digo que aquel día será más llevadero
para Sodoma que para esa ciudad».
Los setenta y dos volvieron con alegría
diciendo:
«Señor, hasta los demonios se nos someten en
tu nombre».
Él les dijo:
«Estaba viendo a Satanás caer del cielo como
un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo
poder del enemigo, y nada os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os
someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en
el cielo». (Lc 10, 1-12. 17-20)
¿De qué “mies” habla aquí Jesús?: Pues de
los dones y carismas que Jesús trae con su venida entre los hombres:Don de
predicar con fuerza y Espíritu Santo la conversión a Dios; Don de
hacer curaciones, en el Nombre del Señor que, es poderoso para
sanar; Y el carisma de someter a los malos espíritus que, vagan
por el mundo para pervertir a las almas y que no conozcan y sigan el Señor de
todo. En este poder, Jesús les confiesa a
sus discípulos que, “veía a Satanás caer del cielo como un
rayo”. Todo, todo, les estará sometido y nada les podrá hacer daño...
Estos malos espíritus, son los antagonistas de
Dios, porque en el principio se rebelaron contra Él y fueron
arrojados a las tinieblas. Pero en el Apocalipsis, el apóstol Juan, nos
dice, inspirado por Dios que, el Diablo, al no poder nada contra
Dios, se le permitió bajar a la tierra, por un tiempo, donde hace la
guerra a los hermanos de Jesús...
Jesús, en este Evangelio, se queja amorosamente a estos
72 discípulos, porque tantos dones que, trae a manos llenas en favor
de los hombres, no son repartidos entre ellos, por falta de “obreros”.
Ellos y muchos otros han de anunciar que, “el Reino de Dios está
cerca”, y no sólo cerca, sino entre ellos, pues Jesús, es
este Reino de Dios que, el Padre nos ha regalado...
Inmersos en esta tarea de anunciar el plan amoroso de
Dios, los 72 vuelven muy contentos, porque las fuerzas infernales,
al Nombre de Jesús, se les someten. Más, Jesús,
todavía les advierte que, su alegría no ha de estar tanto en sus
acciones sobrenaturales, sino en que, sus nombres, sus insignificantes
nombres, están escritos en el cielo, junto al Nombre de Jesús y viéndole ya cara
a cara, ya que, es mayor el don de ser bienaventurado y que Dios
nos haya santificado, porque creemos en Jesús y lo amamos... pues en
recompensa, el Espíritu Santo nos hace Santos junto al santo, e hijos suyos,
así como hermanos de Jesús por toda la eternidad...
Porque “este trabajo que Dios quiere de
nosotros” es más que, nos ha adhiramos
al Hijo que Él ha enviado, pues esto, durará
eternamente. Y en cambio, el predicar el Reino de Dios,
es para este estado de viadores, en nuestra tierra... Jesús, quiere
que, oremos que, pidamos al Padre muchos hombres enamorados de Jesús,
pues la obra de evangelizar, es obra de Dios que, marca a los que
están dispuestos a seguirle y entregar hasta la vida, como Él
y por Él... Nuestra oración al Padre, siempre es escuchada y
acogida con amor, pues el Padre mismo nos ha mandado que le
pidamos por estos “emisarios divinos”...
Jesús, dice con pena que, “los obreros son
pocos” porque siempre hay muchos hombres dispuestos a escuchar
cosas buenas pero son escasos los que están prestos a proclamar las
maravillas de Dios...
¡Señor, haznos obreros diligentes y enamorados de
tu Palabra, danos celo por anunciar a Jesucristo y su misterio
Salvador! ¡Que tu Evangelio, tu Palabra, arda en
nuestros labios, pues ¿Quién que se acerca el
fuego, no se quema?:Así, ¡que tu Espíritu Santo nos queme el corazón
de amor!... ¡Amén, Amén!... ¡Qué así sea! ...
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