El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.
Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid.
Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.
La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble.
Entonces encontró una planta, una fresía, floreciendo y más fresca que nunca.
El rey preguntó:
- ¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
- No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresías. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: «Intentaré ser Fresía de la mejor manera que pueda».
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