"Ventana abierta"
Archidiócesis de Sevilla
Entrevista a Pablo Martínez, recuperado de coronavirus: “Lo más
positivo es que he podido ofrecer al Señor esta enfermedad”
Pablo Martínez es presbítero de La Obra de la
Iglesia y ha pasado los últimos seis años de su ministerio sacerdotal como
vicario parroquial en San Bartolomé y San Esteban, en la Archidiócesis de
Sevilla. Si bien, actualmente desempeña su servicio como párroco de La Presentación
de Nuestra Señora, en Moratalaz (Madrid).
Tras haber superado la
enfermedad del coronavirus ha contado su experiencia a la página web oficial de la Archidiócesis de Madrid. A continuación, reproducimos esa
entrevista:
Cree que todo comenzó
dando la extremaunción a un enfermo. “Una noche empecé a sentirme muy mal.
Tenía fiebre, aunque no mucha. Me dolía todo. Sentía malestar general,
molestias en la garganta, una sensación muy rara, y mucha tos. Llamé al
teléfono del coronavirus y me dieron unas pautas”. A raíz de eso comenzó un
proceso que ha tenido la suerte de vivir en casa, con su comunidad, integrada
por tres sacerdotes y seis seglares. Eso sí, en una zona aislada. “Es una
bendición de Dios”, confiesa. “Me están cuidando genial. Están súper pendientes
de mí. Y de otro hermano de la comunidad que ha estado ingresado en el hospital
y ahora ya está en casa”. Pero aislados. Porque, aunque han superado la
enfermedad, todavía tienen que permanecer 14 días en aislamiento. Un tiempo que
el padre Martínez aprovecha para “rezar mucho y para mover la parroquia a
través de las redes sociales, con la ayuda del equipo de voluntarios de
Pastoral Digital”. Un equipo joven y muy activo que hace que sea posible llegar
a los fieles en estos momentos tan excepcionales que estamos viviendo.
Ofrecer el sufrimiento al Señor
De la enfermedad, “lo que más
te dura es el cansancio, que es muy pesado. No termina de irse del todo. Vas
despacio. Cansado. Todo te cuesta”. Celebra Misa en su habitación. Pero “lo
mejor de toda esta vivencia, ha sido la oportunidad de poder ofrecérselo al
Señor. Te das cuenta de lo poca cosa que eres, del valor que tiene ofrecérselo
todo a Él. Estás más unido al Señor en la cruz”.
Valora que “en estos días he
sentido como nunca la cercanía de mis superiores de La Obra de la Iglesia y de
mis pastores: el cardenal
Carlos Osoro, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, monseñor Jesús Vidal, y
sobre todo el vicario episcopal, Alfonso Lozano, que ha estado siguiendo personalmente
y muy de cerca mi situación. A todos les doy las gracias de corazón”.
Una enfermedad que también le
ha permitido acercarse más aún a sus feligreses: “Hice una carta dirigida a
ellos, al comienzo de mi enfermedad, explicándoles lo que había pasado. Y me ha
sorprendido gratamente la cercanía de la gente. La oración de todo el mundo,
pidiendo por mí, tanto en Madrid como en Sevilla”.
En este proceso de
recuperación, desde el confinamiento, “echo de menos poder estar con el Señor y
con la gente. Estás aislado y es algo que al principio se agradece, porque
todos en algún momento estamos saturados. Pero luego te das cuenta de lo bonito
que es poder estar en presencia del Señor, en la capilla. Tengo la suerte de
que lo tengo ahí, a un paso, pero no puedo ir. Sé que el Señor está en mi
corazón, puedo orar, pero no puedo ir a la Iglesia. Y también me falta poder
estar con la gente”. Por eso, desde su soledad, ha decidido aliviar y acompañar
a los que se encuentran más solos: los ancianos y enfermos. “Les llamo por
teléfono y la gente se emociona”.
Pedir por todas las intenciones de los feligreses
Algunos de sus feligreses se
encuentran enfermos. Cada vez hay más. Por eso, la parroquia va a comenzar una
iniciativa a través de la página web para que la gente pueda enviar sus
intenciones, publicarlas, y que todos puedan pedir por ellas. “Todos conocemos
casos de gente enferma o que se muere. Por eso, a la gente le va a gustar esta
iniciativa. Les va a ayudar. Les va a venir bien”, asegura.
¿Y cuando todo esto termine?
“Habrá que celebrar una Misa de acción de gracias y quizás una fiesta con toda
la comunidad parroquial”. Pero lo que sí tiene claro es que “todos vamos a
apreciar más cada cosa. Lo que teníamos por descontado (ir a Misa, estar con
los que queremos, ir a donde queramos, poder salir a la calle) lo vamos a
valorar. Y también espero que podamos ver los frutos de este sufrimiento”,
concluye.
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