"Ventana abierta"
Oración de Comunión Espiritual
EL POBRE LÁZARO Y EL RICO EPULÓN
La Eucaristía es el banquete del Reino, nos une con Cristo y es vínculo de unidad entre nosotros. En ella participamos realmente del Cuerpo y la Sangre del Señor. Por eso ahora, cuantos amigos y amigas de "Seguir la Senda", lo deseen, podemos hacer interiormente nuestra Comunión Espiritual uniéndonos en oración.
"Señor, tu Palabra nos interroga y nos inquieta.
Hoy nos llamas a discernir sobre nuestras actitudes hacia el hermano que sufre.
Y en un mundo donde ya no hay barrera ni distancias, nos recuerdas que a nuestro lado son muchos los hermanos que sufren y a los que nuestra sociedad de confort y de bienestar ignora.
Ante ellos sabemos bien que no podemos justificarnos con excusas ni con gestos solidarios que tranquilicen nuestras conciencias. Tú quieres de nosotros una cercanía sincera a nuestros hermanos que nos demandan nuestra ayuda, un compromiso solidario que vaya más allá de una colaboración en una campaña.
Tampoco basta con reclamar justicia, para después recluirnos en nuestras propias comodidades e instalarnos en esa indiferencia afectiva que nos impide romper las barreras de nuestros egoísmos y de nuestros prejuicios.
Ayúdanos, Señor, a salir de nosotros mismos, a escuchar tu Palabra y a recibirte en el grito silencioso de nuestros hermanos que sufren".
Hoy nos llamas a discernir sobre nuestras actitudes hacia el hermano que sufre.
Y en un mundo donde ya no hay barrera ni distancias, nos recuerdas que a nuestro lado son muchos los hermanos que sufren y a los que nuestra sociedad de confort y de bienestar ignora.
Ante ellos sabemos bien que no podemos justificarnos con excusas ni con gestos solidarios que tranquilicen nuestras conciencias. Tú quieres de nosotros una cercanía sincera a nuestros hermanos que nos demandan nuestra ayuda, un compromiso solidario que vaya más allá de una colaboración en una campaña.
Tampoco basta con reclamar justicia, para después recluirnos en nuestras propias comodidades e instalarnos en esa indiferencia afectiva que nos impide romper las barreras de nuestros egoísmos y de nuestros prejuicios.
Ayúdanos, Señor, a salir de nosotros mismos, a escuchar tu Palabra y a recibirte en el grito silencioso de nuestros hermanos que sufren".
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