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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

sábado, 2 de agosto de 2025

RINCÓN PARA ORAR. "ATESORAD PARA DIOS Y NO CODICIAR LOS BIENES DE LA TIERRA". Sábado, 2 - Agosto - 2025

"Ventana abierta"

RINCÓN PARA ORAR


SOR MATILDE

ATESORAD PARA DIOS Y NO CODICIAR LOS BIENES DE LA TIERRA

13 Uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo.»

14 El le respondió: «¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?»

15 Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes.»

16 Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto;

17 y pensaba entre sí, diciendo: "¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?"

18 Y dijo: "Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes,

19 y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea."

20 Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?"

21 Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios.» (Lc. 12, 13-21)

“Sabe el Señor que los pensamientos del hombre son insustanciales”, es decir, fatuos y vacíos, sin sustancia de vida eterna. Así, los cálculos de este hombre que vio multiplicada su cosecha y se puso a “deliberar con su almohada”, es decir, con su necedad: “haré, construiré, almacenaré, y me diré: date a la buena vida”. ¿Dónde está la voluntad de Dios en todo este negocio? Porque podía haberse dicho de forma contraria: “ahora que soy rico, puedo ayudar a muchos pobres y necesitados que les falta lo más necesario”... Pero no, este hombre se miraba a sí mismo y su prójimo, su hermano, estaba lejos de sus planes y de su vida y así la codicia comenzó a echar raíces en su corazón.

“Aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes”. La vida del hombre tiene Dueño: Dios, que la ha creado, y no precisamente para llenarse de bienes de esta tierra, sino de obras que salten hasta la vida eterna. Y estas obras son: la misericordia y la piedad, la compasión y la búsqueda de lo que a Dios agrada y el amor a Dios sobre todas las cosas y sobre sí mismo y a lo que tiene porque nada es suyo, con derecho de propiedad, sino para gestionarlo y multiplicarlo para Dios: “cinco talentos me dejaste, mira he aquí otros cinco que he ganado. Bien, siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor”.

¡Oh Dios mío, líbranos de toda clase de codicia, de toda ambición, pues estos todos son frutos del Diablo que siempre anda engañándonos y atrayéndonos hacia sí para perder el alma! Miremos a “Cristo que, no codició hacerse igual a Dios, al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos y... se sometió a la muerte y una muerte de cruz”.

¿Caemos bien en la cuenta de que Jesús es Dios y posee todo por derecho al ser su Creador?  Todas las cosas nos las dio, no para perdernos con ellas, sino para que nos sirvamos de estas en vistas a la Salvación, a llegar al Bien Absoluto, a la Vida Eterna. ¡Seamos señores de las cosas y no sus siervos y sus esclavos!

Pero en esta batalla no podemos elegir bien y ser fuertes en nuestra opción sin la ayuda y el escudo del Espíritu Santo, que clarificará el ojo de nuestro corazón y nos dejará ver, a la luz de Dios, que los bienes eternos son nuestra herencia perpetua y nos están aguardando para gozar de ellos plenamente y sin rastro de decepción o añoranza: “¡Danos a gustar Señor del torrente de tus delicias, porque en Ti está la Fuente viva y tu Luz nos hace ver la Luz”!

Y cuando Dios nos reclame el alma, digamos desde nuestra voluntad rendida: “¡Ya voy Señor, aquí estoy, mándame! ¡Ven y haz en mí tu voluntad! ¡Qué así sea! ¡Amén! ¡Amén!

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