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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

sábado, 23 de noviembre de 2024

RINCÓN PARA ORAR. "SABED QUE, MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO". Sábado, 23 - Noviembre - 2024

"Ventana abierta"

RINCÓN PARA ORAR

SOR MATILDE

SÁBED QUE, MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO

33 Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?»
34 Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?»
35 Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?»
36 Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.»
37 Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.» (Jn. 18, 33-37)

Hoy celebramos la fiesta de Cristo Rey. Es el último domingo del tiempo Ordinario, antes de comenzar el tiempo de Adviento.
No son los hombres los que han reconocido a Jesús como Rey del Universo, sino Él mismo cuando dialogó al final de su vida con Poncio Pilato, el Procurador romano, un pagano que entendía poco o nada del Dios- Yahvé, el Dios de los judíos y de su realeza. Jesús, en el hilo de su interrogatorio, al ver que no había en Poncio Pilato animadversión sobre ÉI, sino mucha ignorancia, se presta a un diálogo sincero: “tú lo has dicho, soy rey”, pero no de las cosas de este mundo, sino rey de los corazones que buscan la Verdad y se entregan a ella como forma de vida.
Mas, cuando Jesús le toca el corazón para que se adhiera a la verdad en su ser y obrar, se vuelve un necio que sólo piensa en sus honores y prestancia en este mundo. De forma que, el diálogo sobre la realeza de Jesús, cae en punto muerto.
Así también nosotros cuando el Señor nos pregunta: “¿Y ¿quién soy yo para ti? ¿Soy el Rey de tu vida y de tu corazón? Y, muchas veces, quedamos como mudos porque Jesús nos pide una confesión a corazón abierto: “¡No hay otro Rey en el cielo y en la tierra y por tanto en mí ser!”. Dios, que nos ha dado todo en su Hijo Jesús, nos lo pide todo y sobre todo el rehuir esos diálogos escépticos que, a veces, se dan en nuestro mundo. Y, Jesús, nos pide una confesión total sobre su divinidad y dominio de todo, de nuestra voluntad y deseo de felicidad.
“¡Señor mío y Dios mío!” que confesó Tomás; o la confesión de Marta: “¡Si, Señor, yo creo que Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios Vivo, que ha venido a este mundo!”; o Pedro, obligado por Jesús a definirse: “¡Señor, ¿a quién vamos a acudir?, Tú tienes Palabras de vida eterna y nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios!”. Estas confesiones de fe están en los Evangelios, son de discípulos que han visto las maravillas y milagros obrados por sus manos y han escuchado sus Palabras de vida y amor. Y nosotros, ¿es que no bebemos a diario su Palabra y nos dejamos transformar por ella? Pero, a nivel personal, ¡cuántas gracias recibidas a lo largo de mi vida, cuántas confesiones de Jesús en nuestro corazón, diciéndonos que nos ama! ¡Cuántas peticiones en nuestro ser tan menesteroso para que cubra nuestras dolencias del cuerpo y sobre todo del alma! ¡Esas heridas que sólo sabe Jesús y yo, y que las acaricia y sana porque también son suyas!...

¡Jesús, haz fuerte nuestra fe en estas muestras de amor y gracia que no te cansas en derramar a lo largo de mi vida! ¡Que mi amor sea audaz y ahuyente todo respeto humano y diga y confiese, a boca llena: ¡Jesús, tú eres mi Dios y mi Salvador y el Rey de toda mi vida ahora y, con la fuerza de tu gracia, hasta la eternidad! ¡Qué así sea! ¡Amén! ¡Amén!

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