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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 11 de julio de 2024

Reflexión: "DESPUÉS DE APAGAR LAS LUCES". Jueves, 11 - Julio - 2024

"Ventana abierta"

DESPUÉS DE APAGAR LAS LUCES
Web católico de Javier

Cuando una noticia nos llega de Estados Unidos, en seguida pensamos en vuelos espaciales, en computadores electrónicos, en avances tecnológicos, conflictos militares, índices de la bolsa neoyorquina, estrenos de películas, etc. Pero hay mucho más. Hasta hay noticias sobre la devoción a la Virgen y el rezo de su Rosario.

Desde Saint Paul, Minnesota, Estados Unidos, una señora cuenta así sus experiencias:

«Cuando era niña, nuestra familia vivía en una pequeña casa, donde la abuelita venía a visitarnos; solía estar dos o tres semanas, y nosotras nos disputábamos el privilegio de estar en su compañía. Por ser yo la mayor, conseguí dormir en una cama cerca de la suya.

Cada noche, después de apagar las luces y quedar todo en silencio, la oía cuchichear suavemente: estaba rezando. Parecía que no iba a acabar nunca y pronto me esforcé por entender lo que decía. Supe que rezaba el Rosario, y de esta manera aprendí el Padrenuestro, el Avemaría y otras oraciones de su uso particular.

La abuelita era irlandesa, católica. Nuestra madre abandonó la religión al casarse con nuestro padre. Siempre hemos ido a escuelas no católicas; en casa no había religión, excepto la de nuestra abuelita cuando nos visitaba.

Me casé y no me acerqué más a la iglesia. Pero nueve años más tarde sentí la necesidad de una base espiritual. Acudí a la biblioteca, estudié varias religiones y siempre por la noche recordaba los rezos de la abuelita. Leí libros sobre el catolicismo, que daban respuestas a todas mis dudas. Encontré un sacerdote, me instruyó en lo necesario y recibí el Bautismo.

Yo rezaba por mi marido y por mis padres. Un año después de ser católica, mi esposo anunció que iba a prepararse para el Bautismo. Nuestra madre se reconcilió con la iglesia. Tuvimos un hijo y lo bautizamos según el rito católico. Mi cuñada y su esposo, al ver cuán felices éramos con nuestra nueva religión, se hicieron católicos, y mi marido y yo somos padrinos de sus tres hijos.

¡Todo debido al Rosario rezado en voz baja por una buena mujer!

Testimonio recogido por Fr. José A. M. Puche, O.P.

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