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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

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Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 7 de julio de 2024

Homilía: "EL MISTERIO DE LA INCREDULIDAD". Domingo XIV del TO. CICLO B. 7 - Julio - 2024

"Ventana abierta"

 

P. Leonardo Molina García. S.J.
EL MISTERIO DE LA INCREDULIDAD
José Luis Sicre Díaz
Domingo 14. Ciclo B.

El domingo pasado nos recordaba el evangelio de Marcos dos ejemplos de fe: el de la mujer con flujo de sangre y el de Jairo. Hoy nos ofrece la postura opuesta de los nazarenos, que sorprenden a Jesús con su falta de fe.

Éxito en Cafarnaúm

Resulta interesante comparar lo ocurrido en Nazaret con lo ocurrido al comienzo del evangelio: también un sábado, en Cafarnaúm, Jesús actúa en la sinagoga y la gente se pregunta, llena de estupor: «¿Qué significa esto? Es una enseñanza nueva, con autoridad. Hasta a los espíritus inmundos les da órdenes y le obedecen.» Enseñanza y milagros despiertan admiración y confianza en Jesús, que realiza esa misma tarde numerosos milagros (Mc 1,21-34).

Fracaso en Nazaret

Otro sábado, en la sinagoga de Nazaret, la gente también se asombra. Pero la enseñanza de Jesús y sus milagros no suscitan fe, sino incredulidad. La apologética cristiana ha considerado muchas veces los milagros de Jesús como prueba de su divinidad. Este episodio demuestra que los milagros no sirven de nada cuando la gente se niega a creer. Al contrario, los lleva a la incredulidad.

Los milagros de Jesús han representado un enigma para las autoridades teológicas de la época, los escribas, y ellos han concluido que: «Lleva dentro a Belcebú y expulsa los demonios por arte del jefe de los demonios» (Mc 3,22).

Los nazarenos no llegan a tanto. Adoptan una extraña postura que no sabríamos cómo calificar hoy día: no niegan la sabiduría y los milagros de Jesús, pero, dado que lo conocen desde pequeño y conocen a su familia, no les encuentran explicación y se escandalizan de él.

Jesús, motivo de escándalo

En griego, la palabra «escándalo» designa la trampa, lazo o cepo que se coloca para cazar animales. Metafóricamente, en el evangelio se refiere a veces a lo que obstaculiza el seguimiento de Jesús, algo que debe ser eliminado radicalmente («si tu mano, tu pie, tu ojo, te escandaliza… córtatelo, sácatelo»).

Lo curioso del pasaje de hoy es que quien se convierte en obstáculo para seguir a Jesús es el mismo Jesús, no por lo que hace, sino por su origen. Cuando uno pretende conocer a Jesús, saber «de dónde viene», quién es su familia; cuando lo interpreta de forma puramente humana, Jesús se convierte en un obstáculo para la fe. Desde el punto de vista de Marcos, los nazarenos son más lógicos que quienes dicen creer en Jesús, aunque lo consideran un profeta como otro cualquiera.

Asombro e impotencia de Jesús

A Marcos le gusta presentar a Jesús como Hijo de Dios, pero dejando muy clara su humanidad. Por eso no oculta su asombro ni su incapacidad de realizar en Nazaret grandes milagros a causa de la falta de fe. Adviértase la diferencia entre la formulación de Marcos: «no pudo hacer allí ningún milagro» y la de Mateo: «Por su incredulidad, no hizo allí muchos milagros».

Nazaret como símbolo

Los tres evangelios sinópticos conceden mucha importancia al episodio de Nazaret, insistiendo en el fracaso de Jesús (la versión más dura es la de Lucas, en la que los nazarenos intentan despeñarlo). Se debe a que consideran lo ocurrido allí como un símbolo de lo que ocurrirá a Jesús con la mayor parte de los israelitas: «Sólo en su tierra, entre sus parientes y en su casa desprecian al profeta».

Recorrió después las aldeas del contorno enseñando

Jesús ha fracasado en Nazaret, pero esto no le lleva al desánimo ni a interrumpir su actividad. Igual que Ezequiel (1ª lectura), le escuchen o no le escuchen, dejará claro testimonio de que en medio de Israel se encuentra un profeta.

¿Nos parecemos a los de Nazaret?

Nuestra educación cristiana ha insistido mucho en la caridad. Podríamos sintetizarla, y con razón, en las palabras: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado», o «Trata a los demás como tú quieres que te traten. Esta es la síntesis de la Ley y los Profetas».

Pero los evangelios dan también una importancia enorme a la fe en Jesús. No a la fe en Dios, común a todas las religiones monoteístas, sino a la fe en Jesús. «Esto ha sido escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo en él, tengáis la vida eterna», termina el cuarto evangelio.

El pasaje de hoy nos obliga a examinar nuestra fe en Jesús. Pensar que lo sabemos todo sobre su vida, su persona, su época, puede llevarnos a infravalorarlo, considerándolo un profeta más o un maestro religioso. Pero en un profeta o un maestro no se cree, ni él puede darnos la vida eterna. El evangelio de hoy nos anima a repetir la petición del padre del niño epiléptico: «Creo, pero ayuda a mi incredulidad».

Un remedio contra la soberbia y el narcicismo (2ª lectura: 2 Cor 12,7-10).

Aunque sin relación con el evangelio, el texto de Pablo enseña algo muy útil para todos. Él es consciente de haber recibido unas revelaciones especiales de Dios. La más importante, después de la conversión, que Jesús vino a salvarnos a todos, no solo a los judíos, y que el evangelio debe proclamarse por igual a todas las personas, sin tener en cuenta su raza, género o condición social. Una revelación totalmente revolucionaria. Esto pudo provocar en él una reacción de orgullo y soberbia. Para contrarrestarla, Dios «le clava una espina en el cuerpo», que le humilla profundamente. No sabemos a qué se refiere. Se ha pensado en su enfermedad de la vista, de la que habla en la carta a los Gálatas, que coartaba su actividad misionera. Por lo que dice a continuación, le humillaban las propias flaquezas y las persecuciones, insultos y críticas procedentes de todas partes. Sin olvidar sus arrebatos de ira, que le llevaron a pelearse con Bernabé, su mejor amigo, al que tanto debía; o que le hacían escribir cosas terribles contra los judíos, e incluso contra los cristianos que no compartían sus puntos de vista, a los que llama «falsos hermanos». En cualquier caso, avergonzado de su conducta, pide a Dios que le saque esa espina. Quiere ser bueno y sentirse bueno. Sin fallo alguno. Narcisismo puro. Y Dios le responde: «Te basta mi gracia, pues mi poder triunfa en la flaqueza».

A ninguno de nosotros nos faltan espinas en el cuerpo y en el alma que nos gustaría arrancarnos; o, mejor, que Dios las arrancara para dejarnos vivir tranquilos, satisfechos de nosotros mismos. Pero nos dice como a Pablo: «Te basta mi gracia». Y nosotros debemos repetir como él: «Me alegro de mis flaquezas, de los insultos, de las dificultades, de las persecuciones, de todo lo que sufro por Cristo».

De mi cosecha:
P. Leonardo

1.      Yo creo en los milagros. Espero en muchas ocasiones milagros. Me impaciento cuando no llegan rápidos y enteros. Pongo mucha fe… y no acaban de arreglar mis necesidades (por lo menos, cuando yo estoy seguro que llegarán y no llegan…)

2.      Incluso me molesta, me escandalizo cuando no se producen. Y aún peor. Cuando veo gente que suplica, pide, llora, insiste…  y no llegan.

3.      Señor, cuando no haces los milagros que pido o pide la gente, veo que eso es fuente de ateos, de indiferentes o “pasotas”…

4.      Y eso es lo que pasaba a tus paisanos…sencillos, humildes, llenos de esperanza. “Si los has hecho en Cafarnaúm, por qué no aquí, entre los tuyos… (algún privilegio tendremos los creyentes, digo yo…)

5.      Pero Jesús era demasiado vulgar entre los suyos, en su aldea, entre su familia, muy conocida… demasiado para creer en él. Si al menos hiciera algún milagro extraordinario… pero no… la vida de Jesús fue plenamente humana. Si hubieran visto a un todopoderoso, no se hubieran atrevido a matarlo, a odiarlo, ni siquiera a ponerle trampas. Lo veían -los poderosos- “los mundanos”,  demasiado débil para aceptarlo y fiarse en Él

Pero en esa debilidad encontramos los creyentes en Jesús, un autentico, camino, verdad y vida. Es decir, que en esa débil humanidad, hallamos su  divinidad. Esa divina humanidad no creía en el dinero, el prestigio, la mundanidad… no cayó en las grandes  y sutiles tentaciones que nos envuelven a todos nosotros y a Él también.

Señor, yo creo que TÚ tienes palabras de VIDA ETERNA. Natural, sencillo, lógico, humano… con ideas lúcidas… y hacía portentosos cambios, conversiones espectaculares, llenaba el corazón de  esperanza. No quitaba los problemas, pero les metía fuerzas que saltaban hacia la vida eterna.

Hubo -y hay – quien tiene en Ti, expectativas que tú no colmas… Una idea que “pesqué por ahí: el milagro no es que Dios haga lo que yo quiera, sino que yo haga lo que Él quiere.

No entra en mis cálculos, pero ASÍ es.

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