"Ventana abierta"
ÁNGELUS
VIDA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA MADRE DE DIOS
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MUERTE DE JOAQUÍN. -MUERTE DE ANA. -ENTIERROS ENTRE LOS JUDÍOS. -ORFANDAD DE MARÍA. -EL CASAMIENTO ENTRE LOS JUDÍOS. -CASAMIENTO DE MARÍA Y EL PATRIARCA SAN JOSÉ. -EDAD DE AMBOS ESPOSOS.
XI
Al llegar a este punto de las bodas de San José y María Santísima, diremos la manera con que aquéllas se celebraban, para que nuestros lectores tengan conocimiento de cómo este trascendental acto para la familia, tenía lugar entre los hebreos. Y al hacer la descripción de cómo aquéllas se celebraban, no hemos de decir que todas se hicieran con la misma fastuosidad y lujo oriental en ellas empleado; no porque éstas se celebraran de este modo hemos de decir que de igual manera se celebraban las del potentado que las del pobre jornalero o menestral, así como hoy, las bodas de un príncipe o de un banquero no se realizan como las de un pobre artesano por más que las ceremonias del Sacramento sean las mismas, hemos de deducir que en el presente siglo se celebran los matrimonios con el lujo y detalles que se conmemoraban los de los primeros, para creer que el pobre artesano hacía los mismos lujosos dispendios que en los del potentado. Por eso al describir unas bodas del pueblo judío lo haremos tomando el cuadro de unas de lujo y ostentación y bien se comprenderá por ello que no hubieran de ser así las de María y José, sino como de un artesano y de una pura doncella enemiga de singularizarse y más amiga de la modestia, del recogimiento y deseo de pasar desapercibida, serían más modestas.
Así, pues, cuanto digamos de las bodas judías, será como mera ilustración para el lector y no para pintar que las de José y María fueron, atendidas su modesta posición, con aquel fausto y oropel con que por costumbre se celebraban entre las clases ricas y poderosas.
Siempre los matrimonios se han celebrado en Oriente con grande fausto y aparatosa magnificencia: los hebreos circunscribían estas solemnidades de la familia a fiestas religiosas, conservando este carácter, como es sabido, hasta en los actos del derecho civil. Precedía al casamiento el acto de los esponsales, presentándose los futuros esposos, los prometidos, ante el Sacerdote, y poniendo en el dedo de la esposa un anillo, le decía el esposo: Por este anillo eres mi esposa. A lo que contestaba aquélla: Por este anillo quedo esposa vuestra ante Israel para que la voluntad de Jehová, Yavé, se cumpla en nosotros.
Feliz día para todos.
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