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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

miércoles, 2 de agosto de 2023

Ángelus. "LA VIRGEN MARÍA AL PIE DE LA CRUZ". Cap. 62º. Tercer Milenio de la Mano de María. Jueves, 3 - Agosto - 2023

  "Ventana abierta"

ÁNGELUS
LA VIRGEN MARÍA AL PIE DE LA CRUZ
P. Santiago Martín 
Franciscanos de María

Estamos ya realmente en los últimos momentos de esta meditación de María al pie de la cruz:

María, que ha sabido estar cuando la necesitaban, aunque eso haya supuesto para Ella un plus de sufrimientos, como he visto hacer a tantas madres al lado de sus hijos enfermos.
María, que ha aguantado el tipo, para no aumentar el dolor del Hijo con sus lágrimas.
María, que se ha convertido misteriosamente en la criatura que sostiene al Creador.
María, que ha aceptado a tener como hijos propios incluso a los enemigos de su Hijo, a los asesinos de su Hijo.
Pero todo esto ya llega un momento que termina.
María al pie de la cruz contempla la última respiración del Hijo, el último estertor.
María contempla cómo el cuerpo del Hijo se deja caer ya muerto sobre los clavos que sostienen sus manos.
María contempla al Hijo definitivamente muerto y, se acabó.
María que sostiene al Hijo muerto en sus brazos cuando le descuelgan de la cruz.
María que ve que todo ha terminado, que ya no tiene que hacer más esfuerzos, en ese momento quizá, había llegado la hora de dar rienda suelta a todo el dolor que llevaba acumulado, ya tenía la oportunidad de quitarse la careta, ya podía llorar, ya podía desesperarse, ya podía dejarse caer al suelo, agarrarse los cabellos con sus manos, gritar. María podía ya entrar en la desesperación porque el Hijo ya no la veía, ya no la necesitaba.

Y sin embargo no fue eso lo que ocurrió por dos motivos:"

1º. Primero, porque Ella era creyente, quizá la única creyente en ese momento, es decir, Ella seguía creyendo que el Hijo no estaba muerto, que lo que Cristo había anunciado, que la promesa de la Resurrección se iba a cumplir, quizá era la única, pero Ella creía que aquello era simplemente una victoria del mal, pero no la victoria definitiva.

2º. Por otro lado, Ella creía en la misión de su Hijo. Ella como si fuera una heroína de las películas, de las batallas, se acerca al Hijo muerto para coger de sus manos la bandera del Hijo. Su Hijo había muerto por una causa, por un ideal, por el ideal y la causa del amor; y, Ella no estaba dispuesta a que esa bandera destrozada, ensangrentada, quedara por tierra. María levanta la bandera del Hijo, más preciosa todavía si cabe, porque estaba manchada por la Sangre del Hijo muerto, y la enarbola Ella.

María, la Madre del Hijo muerto, la que sostiene al Hijo caído, es como nunca la creyente, la que está llena de fe, la que está llena de esperanza y la que está llena de amor.

Y es para nosotros en este momento de la historia un gran modelo, porque continuamente nos vemos asaltados por la duda de la derrota.

Continuamente dicen las encuestas que:
Somos pocos, y que los jóvenes no van a misa.
¿Y qué va a ser de nosotros en el futuro?
¿Y qué va a pasar con la religión en una sociedad como esta?
Continuamente dicen muchas veces exagerando, que pertenecemos al pasado más que al futuro...

Queridos amigos, es el momento de creer en la victoria final, es el momento de imitar a María que mantiene en alto la fe en el amor, la fe en que el amor es el que triunfa y el que triunfará; y que una sociedad basada en el consumo, en el egoísmo, en el  edonismo, en el interés, es una sociedad que no va a perseverar, porque lo único verdaderamente humano es el amor, el amor llevado a su plenitud, como nos ha enseñado Jesucristo.

Quiero invitarles a ustedes a que se acerquen a un lugar que está en el corazón de La Mancha, a Daimiel, para que visiten allí a la "Virgen de las Cruces" y, para que delante de esa imagen de María, acostumbrada a sufrimientos, acostumbrada a resistir, acostumbrada a vencer, le digan ustedes a Cristo y a la Virgen, que no se van a rendir, le digan ustedes a Cristo que, pueden contar con cada uno de ustedes como contó con su Madre, más allá de las encuestas, de los estudios sociológicos; más allá de las crisis, de esa persecución de la ironía que a veces experimentamos; más allá de una cierta soledad, porque vemos que, a lo mejor, no hemos sido capaces de transmitirles la fe a los nuestros, a los más queridos, a los hijos; más allá de eso, la victoria es nuestra, porque tenemos el tesoro mayor, el tesoro del amor. Nadie es experto en amor como Jesucristo, y eso no pasará nunca:

"¡Cielo y tierra pasarán -dijo el Señor- mis palabras no pasarán!".

Hemos vencido como Cristo, no solamente a la cruz, sino también al olvido y, venceremos de nuevo con la ayuda de la Virgen.

Feliz día para todos.

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