"Ventana abierta"
A nuestro padre en el 51 Aniversario de su fallecimiento
Nuestro querido papá, hoy en la madrugada del 8 al 9 de febrero de 2022, se cumple el 51 Aniversario de tu vuelta a la Casa y a los brazos del Padre Dios.
Tus hijos no te olvidamos por muchos años que pasen de tu pérdida. Y tus nietos y bisnietos tampoco, porque aunque ellos no te han conocido personalmente, sí lo han hecho de alguna manera por las fotos que conservamos y las explicaciones que les damos refiriéndoles lo sacrificado y bueno que eras con nosotros.
Sigo amando y recordando todo lo que Dios te permitió vivir entre nosotros, dando siempre gracias por habernos hecho el regalo tuyo, el regalo de este padre tan maravilloso, pero sintiendo dentro de nuestro ser y en nuestro corazón, que no fue suficiente tiempo, nos parecieron muy pocos los 58 años recién cumplidos ese 7 de febrero de 1971, un día antes de aquella aciaga madrugada del 8 al 9, cuando el Señor te llevó consigo; hubiésemos necesitado más para haber disfrutado contigo de la felicidad del nacimiento de nuestros hijos y después de nuestros nietos.
Aún sufro y recuerdo el día que te marchaste, aunque sé que el Señor te llevó a un lugar mejor.
Aquí padeciste mucho por tu enfermedad tan invalidante, pero a pesar de ello, lo llevabas con alegría para no entristecernos, y hacías sacrificios para ocultarlo constantemente gastando bromas.
No eras capaz de tomar tu sobrealimentación requerida y recetada por el médico debido a tu enfermedad y debilitamiento, sin dejar de hacer particiones para cada uno de nosotros, si no, no lo comías tú.
Querido papá, siempre he querido ser como tú, porque eras un vivo ejemplo de sabiduría adquirida y guiada únicamente de tu buen corazón, enseñándonos cómo se tenía que conducir una persona por la vida.
Me inspirabas con todo lo que hacías y el amor con que nos tratabas, papá:
Con cada beso y caricia que dabas a mamá y esa complicidad que había entre ambos.
Con cada consejo que nos brindabas, con cada frase ocurrente que hacías que me riera a carcajadas. Has sido un padre excepcional.
En mi mente está presente cuando apoyabas un brazo sobre un cojín encima de la mesa, y otro sobre el sillón donde yo me encontraba sentada de espaldas a ti, y tú no hacías más que acariciarme la cara y decirme toda clase de palabras cariñosas, para que sintiera que eras feliz... tantas cosas bonitas de cuando me casara, y tuviera descendencia...
Tanto es así que, en mi recuerdo siempre está latente la rotundidad con la que me decías que cuando te naciera algún nieto, lo cogerías en tus brazos, lo pondrías sobre tus rodillas y jugarías con él o ella hasta cansarte, aún sabiendo que eso no podría ser debido a tu enfermedad que te limitaba las fuerzas y el movimiento, pero mientras lo pensabas y me lo decías, dejabas a un lado tu padecimiento, y durante ese breve instante eras feliz.
Eso no se me olvida, papá, y no pudo ser por desgracia.
Cada vez que nacía un nuevo miembro en la familia, al recordar tus palabras de entonces, sin poderlo evitar me rodaban lágrimas por la cara, pensando lo feliz que hubieses sido al verlos y disfrutarlos junto con nosotros, sus padres.
También esas mismas lágrimas resbalan igualmente por mis mejillas mientras escribo esta misiva en tu honor, recordando tantas experiencias vividas junto a ti...
Pido a nuestro Dios te tenga en su morada eterna, junto a mamá y a nuestra tita Carmen -las tres personas de nuestros mayores, que más hemos querido en el mundo- tal como Él nos prometió:
"En la Casa de mi Padre muchas estancias o moradas hay, iré a preparar un lugar, y volveré a por vosotros, para que donde yo esté, también estéis vosotros".
¡Esa es nuestra fe!
Mandamos besos y abrazos al Cielo toda tu familia, para que los recojas y los repartas con mamá y tita.
Fuisteis - como dice el Evangelio- esa gallina que acoge a sus polluelos, así nos acogisteis, abrazándonos y acurrucándonos bajo vuestras alas, ofreciéndonos todo lo mejor de vosotros mismos.
No os olvidamos, y cada día va nuestra oración dirigida a Dios para rogar especialmente por ustedes, y, al mismo tiempo no dejéis de hacerlo y de interceder también por nosotros.
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