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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 12 de septiembre de 2021

Homilía. Recuerda: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Domingo, 12 - Septiembre - 2021

 "Ventana abierta"

Recuerda

P. Leonardo Molina García 

Me imagino

Al leer el evangelio de hoy, me detengo en su rico contenido. Pero rengo que seleccionar. O es que el Señor quiere hablarme nada más que de una parte del texto..

Leo:

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Felipe; por el camino, preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»

Cesarea es una ciudad situad en la parte alta de Palestina. Allí están las principales fuentes el Jordán. Cuando hace pocos años las visitamos, el agua brotaba de las rocas y manaba río abajo, tersa, cristalina y limpia. Daban ganas de bañarse, pero unos avisos en hebreo y en inglés decían terminantemente que estaba prohibido. Añadían: el agua está contaminada. Obedecimos. Era el mes de agosto. Cerca, las ruinas del palacio de Filipo .Es  territorio ocupado por las fuerzas israelíes. Detrás de nosotros el famoso monte Hermón y los altos del Golán..

Ahora comienzo a leer. Cuando se acerca nuestra caravana, pensamos que Jesús lo hizo a pie. Rodeado y seguido por sus discípulos subía por el valle. Yo voy como curioso, colocándome cerca de Jesús Y de pronto, nos lanza una pregunta incómoda: ¿Quién dice la gente que soy yo?

Como siempre Pedro se lanza. Y contesta certeramente. Bueno, se equivocó, pero su manual de libro le decía eso. La gente tenía buena impresión de Jesús. No solo que curaba, que además era una buena persona, sino que lo identificaban como alguien importante en la historia de Israel, en su ámbito religioso. apuntando cosas fuera de lo normal. Los buenos palestinos lo encumbraban, a lo inmediato, con el gran Bautista. Luego con uno de los grandes profetas, Elías. Otros rebajaban la nota, pero ésta seguía siendo alta, uno de los profetas. Ya era mucho, pardiez.

Pero Jesús me miraba a mí y me preguntaba: Tú, ¿quién de verdad crees que soy yo?

Me quedo paralizado…y avergonzado. Tantos años de educación, de prácticas religiosas, de vocación…y ahora me siento aplanado, desconcertado.

Después de pensarlo mucho, me acojo al catecismo, a mis estudios de teología, a lo que he oído a muchos sacerdotes, a lo que de pronto se me ocurre. Tú, pienso, eres Hijo de Dios, líder, revolucionario, gran maestro de vida, curador de mis enfermedades físicas o psíquicas…la segunda persona de la Santísima Trinidad: tu eres el hijo de Dios vivo…etc, etc

Pero algo falla y no me quedo contento. Parece como es que estoy leyendo libros, cultura, lo que dicen otros. Me incomoda, la pregunta, me deja en la duda. No sé qué decirte, Jesús…

Y ahora me acuerdo de una historia viva, es decir de la que yo fui protagonista de alguna manera. Como profesor de la asignatura de Didáctica de la Religión a mis alumnos de Magisterio, les propuse que hicieran una encuesta a sus padres, sus amigos, sus vecinos con esta pregunta: ¿Quién es Jesús?

A los pocos días tuvimos una Puesta en Común. Las respuestas eran correctas: hijo de Dios, líder, gran persona, revolucionario…

Al fondo de la sala de clase, un muchacho, reía con sus compañeros, o estaba incómodo. No sé. Le pregunté y un tanto nervioso, me decía que pasara de él…o que era una broma…Total, insistí y me dijo:

-       He preguntado a la prostituta de mi pueblo.

Los alumnos se echaron a reír, pero a mí me provocó la curiosidad, esperando una respuesta original.

Pues decía esta mujer “que a ella eso de los curas, la iglesia, eso no le iba a ella. Solamente podía decir de Jesús “que era bueno y que perdonaba”…

Me quedé asombrado. No se me olvida. Ella, sí, ella entre todos los buenos, los cumplidores, los practicantes, había conocido a Jesús personalmente.

Conocía su miseria, su marginación, su humillación en la sociedad, el desprecio; quizás su historia estaba colmada de culpa, pero conocía a Jesús…sabía quién era, Sin libros, sin textos bonitos y rimbombantes, se había acercado al Jesús auténtico.

No lo entendieron los judíos, no lo comprendió el cercano Pedro, no lo entendía yo.

Esta mujer, de verdad, se acercó al auténtico Jesús. “No he venido a ser servido”, me han encargado de sanar los corazones afligidos”,” no tienen necesidad de mi los sanos sino los enfermos”…”derramar su sangre por los pecadores”.

La prostitución era su cruz y cargaba con ella cada día…

Y si lo dice y proclama Él, esta mujer lo comprendió. Ojalá tenga yo esa  cercanía

P. Leonardo Molina S.J.

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