"Ventana abierta"
La Buena Semilla
Siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios
por la muerte de su Hijo.
Romanos 5: 10
Cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro
Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó… por su misericordia.
Tito 3: 4-5
Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo
Jesús.
Gálatas 3: 26
La verdadera gracia de Dios (1)
La historia de Mefi-boset, en 2 Samuel 9, nos ayuda a comprender lo que es la gracia de Dios y su amor, el cual no
merecemos.
Saúl reinó antes de David. Pero dominado por
los celos, odió y trató de matar al futuro rey David hasta el final de su vida.
A pesar de todo, David sucedió a Saúl en el
trono. Entonces preguntó: “¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien
haga yo misericordia de Dios?” (2 Samuel 9: 3). Le respondieron que
quedaba un nieto de Saúl, Mefi-boset, que era cojo.
Ahora bien, en cierta ocasión la gente se había
burlado de David diciendo que los cojos y los ciegos serían más fuertes que él.
David detestaba recordarlo (leer 2 Samuel 5: 6-9). Así Mefi-boset, nieto
del enemigo de David, y además cojo, no tenía, pues, nada para atraer el favor
del rey. ¡Todo lo contrario! Pero David mandó traerlo. Y cuando llegó
atemorizado, David lo recibió con bondad. Le devolvió bienes, siervos… Y más
aún: ¡ordenó que a partir de ese día comiese a su mesa, como un hijo del rey!
La manera en que actuó David nos muestra cómo
Dios quiere perdonar. El hombre es enemigo, pecador y aborrece a Dios. No
tiene, pues, nada para merecer el favor divino. Pero Dios lo busca para
acogerlo con bondad y perdonarle sus pecados; aún más: quiere convertirlo en su
hijo, un hijo amado. Lo único que el pecador debe hacer es creer en Jesús,
quien fue condenado en nuestro lugar y llevó nuestro castigo en la cruz.
(mañana continuará)
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