Palabra del Señor.
Reflexión
Jesús, en diferentes momentos de su predicación, resaltó la importancia de la obediencia a Dios ya que esto es lo que garantiza nuestra comunión con él y con el Padre. Esto es hoy muy importante, pues hemos visto con tristeza cómo la obediencia, en general, se ha debilitado, y no somos ya capaces de renunciar a nuestra voluntad para hacer la voluntad del otro y esto en casos, incluso, muy sencillos. Jesús pone hoy como ejemplo a su Madre Santísima, quien renunció a una vida ordinaria en su matrimonio para asumir el rol de Madre de Dios; renunció a todos sus privilegios como Madre para convertirse en sierva; renunció a todo con tal de hacer siempre la voluntad de “aquel que la había amado y había mostrado preferencia en ella”.
Ojalá y que podamos cada uno de nosotros responder con la misma generosidad que lo hizo María Santísima, y así también nosotros alcanzar esta felicidad que ella vivió.
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