La armonía de la vida se concentrará en tu vientre, formando un ser con tu inagotable amor de madre.
Nacerá bajo el manto de la tierna protección de tus manos, ayudándole a levantarse de sus caídas con tus sonrisas.
Le acunaras con tu melodiosa voz secando con ella sus lágrimas y, cuando sonría será el o ella, quien seque tus lágrimas de amor.
Para ti, siempre será único, aquello que creció en tu interior, la criatura que alimentaste con tu sangre y tus sueños el bebé por quien te sacrificaste vendiendo tus ilusiones
a la vida, a cambio de su felicidad.
El tiempo sembrará en tu cabello hermosas canas y las arrugas irán marcando bellos senderos en tu rostro.
Dios bendecirá la inmortalidad de tu alma, porque tu hijo o hija, sólo puede amarte entregándote su corazón forjado por tu sangre.
Te dará las gracias por darle la vida y hacer de el o ella un ser especial y digno o digna de ser tu bebé.
Te amará, futura madre .
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