"Ventana abierta"
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández
Mi libertad sin el
Espíritu Santo es pura apariencia, porque él es la libertad plena. Donde está
él presente hay vida, y si él se retira todo desaparece. Pero además, mientras
más esté él presente con su gracia, con su impulso, con su amor, más libre soy.
Porque él es pura libertad. Si no dejo que él me impulse, entonces me dejo
impulsar por mis deseos, mis insatisfacciones, mi necesidad de poseer, y así
cada vez necesito más cosas para sentirme bien, y nada me conforma.
Por eso, en lugar de ser libre, me vuelvo un triste esclavo de mis impulsos
naturales, y me convierto en una veleta descontrolada que se mueve donde la
lleva el viento. Termino perdiendo mi libertad. ¿Quién puede decir que tiene un
corazón libre si está infectado y ahogado por los rencores, las tristezas, los
deseos egoístas, el orgullo, y nunca se siente satisfecho, y va perdiendo la
alegría en ese dolor de la insatisfacción? Mejor busquemos la libertad del
Espíritu.
Oración inspirada en la reflexión de Los Cinco Minutos del Espíritu Santo del 7 de abril
"Espíritu Santo, sin Ti mi libertad es solo una ilusión. Si tú no estás, me pierdo en mis deseos, en mis vacíos, en mi necesidad de tener más para sentirme mejor. Pero cuando Tú estás, todo cambia: se enciende la vida, brota la paz y mi corazón se llena de verdadera libertad.
No quiero ser esclavo de mis impulsos, de mi egoísmo, ni de mi orgullo. No quiero moverme como una veleta sin rumbo. Quiero seguir tu soplo, tu impulso, tu amor.
Lléname con tu gracia, Espíritu Santo, y libérame de todo lo que me encadena. Dame un corazón libre, alegre, sencillo y lleno de Ti.
Amén".
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