"Ventana abierta"
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández
El autor nos conduce en estos cinco minutos diarios para abrirnos al Espíritu de Dios y percibir la fuerza de su consuelo.
Podríamos decir que
entrar en la presencia del Espíritu Santo no es tanto un esfuerzo por estar
atentos con la claridad de la mente, sino más bien dejarnos inundar por él poco
a poco.
Pero en realidad él está siempre inundándonos, aunque estemos distraídos,
dormidos, u ocupados en un trabajo exigente. También cuando pasamos un momento
de oración distraídos, sólo pensando en nuestros proyectos, él está, esperando
que lo reconozcamos, en lo más hondo de nuestra intimidad.
Por eso algunos dicen que en realidad no se trata de que él entre en nosotros,
sino de entrar nosotros en él, de penetrar en su presencia, de habitar en su
amor y en su luz que siempre nos superan.
Pero nosotros estamos siempre dentro del Espíritu divino, sumergidos en él que
nos envuelve, nos sostiene y nos lleva dentro de sí permanentemente. Él está
llenando todo espacio, todo tiempo y todo lugar, y nunca podemos estar fuera de
él, o escondidos de su presencia permanente:
"¿Adónde iré lejos de tu espíritu? ¿Adónde huiré de tu presencia? Si
subo hasta los cielos, allí estás tú, si bajo hasta el abismo, allí te
encuentras tú. Si tomo las alas de la aurora y voy a parar a los confines del
océano, también allí tu mano me conduce, tu brazo me sostiene" (Salmo
139,7-10).
Entrar en su presencia es sobre todo arrojarnos, llenos de confianza y
gratitud, deseosos y necesitados, en sus brazos de amor. Es penetrar allí donde
siempre estamos, pero entrar con toda la fuerza de nuestro deseo.
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