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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

jueves, 15 de septiembre de 2022

Carta Pastoral. Diócesis Ciudad Real. A la Virgen de los Dolores. Jueves, 15 - Septiembre - 2022.

 "Ventana abierta"

La Virgen de los Dolores

Poniendo nuestra mirada atrás en nuestra niñez y en nuestros años más jóvenes, seguro que todos recordamos con gran cariño la fiesta del pueblo en honor a la Virgen o la romería al santuario mariano que, en un ambiente de hermandad auténtica, celebrábamos para honrar a la madre, la Virgen María bajo distintas advocaciones.

Sí es verdad que el aprecio y la valoración de la fe ha decaído también —por desgracia— entre nuestras gentes, porque el laicismo revestido de las más diversas máscaras: el materialismo atroz, el hedonismo a costa de lo que sea, el falso discurso de que sin Dios se es más libre, etc.; se ha ido infiltrando en nuestras más profundas raíces cristianas. Sin embargo, la devoción a la Virgen, su presencia en nuestros pueblos, en los santuarios marianos; sigue siendo una realidad viva y una devoción perenne ante la cual somos plenamente capaces de reaccionar y de vivir llenos de emoción y devoción.

Son muchas las fiestas que se celebran con verdadera devoción en nuestras parroquias a lo largo del año. El sábado celebramos a la Virgen con el título o la advocación de la Virgen de los Dolores.

Todas estas advocaciones y fiestas a las que tenemos un cariño especial, y celebramos con una devoción extraordinaria, tienen algo en común y muy importante: nos ponen en contacto con María la madre del Señor y madre nuestra, y nos hacen una llamada a reavivar, renovar y fortalecer nuestra fe, porque en ella encontramos siempre un verdadero modelo de creyente.

La Virgen de los Dolores nos muestra a María como la mujer fuerte, la mujer que estuvo en todo momento siguiendo a Jesús en su pasión, la mujer que Cristo nos entrega en la cruz para que sea nuestra madre y nos aliente y arrope en las dificultades que podamos tener nosotros en la vida.

En el Evangelio de esta fiesta escuchamos cómo Jesús entrega a su madre al discípulo que estaba con ella a Juan: «Ahí tienes a tu hijo», y al discípulo le llama a que la reciba como madre: «Ahí tienes a tu madre».
Ella es nuestra madre, la que nos da ejemplo de fe, de entereza a pesar del dolor que sentía viendo morir a su hijo Jesús, que era todo inocencia y muere como el peor de los malhechores en la cruz.

Ella es modelo de cristiana para todos nosotros que nos enseña que cuando el dolor acuda a nuestra vida, hemos de vivirlo con este mismo talante de fe, de esperanza, sabiendo que Dios está con nosotros y nos da la fuerza necesaria para vivirlo con esperanza.

Hoy, muchas personas que en otro tiempo creyeron y la fe fue importante para ellos, hoy la han dejado casi morir y necesitan volver a suscitarla, a darle vida, a resucitarla y que tenga el peso, el vigor y la fuerza que debe tener para que siga siendo una fe verdaderamente viva.

María, con su ejemplo y, como madre de todos, entregada por Cristo en la cruz a la persona de san Juan, les pide que su fe sea algo más que un recuerdo hacia ella, que sea realmente algo vivo todos los días del año y de todos los años, un estilo de vida que traten de encarnar y vivir en la suya. Y, para ello, les pide que le miren, que vuelva su mirada a la madre, porque en ella van a encontrar el verdadero modelo de vida creyente
Aprendamos de ella a vivir los momentos de dolor y sufrimiento acompañados de la mano de Dios, que nos acompaña siempre, que no nos deja solos en los momentos de dolor y dificultad.

+ Gerardo

 

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