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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

domingo, 30 de enero de 2022

REFLEXIÓN PARA EL CUARTO DOMINGO DEL T.O. (c) 30 - ENERO - 2022

 "ventana abierta"

De la mano de María

Héctor L. Márquez (Conferencista católico)


REFLEXIÓN PARA EL CUARTO DOMINGO DEL T.O. (c) 


Las lecturas que nos presenta la liturgia para hoy son un verdadero banquete. La primera, tomada del profeta Jeremías (1,4-5.15-17), nos narra la vocación del profeta y es uno de los pasajes más hermosos del Antiguo Testamento: “Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles”. Así es con todos nosotros; Dios tiene una misión para cada uno. Y muchas veces nos resistimos, no queremos comprometernos, no queremos abandonar la comodidad de nuestro entorno, nuestra rutina diaria, nuestra “zona de confort”.

Así, Jeremías le responde a Yahvé: “¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven” (v. 6). Asimismo Moisés, a quien Dios había escogido para liberar a su pueblo de la esclavitud en Egipto, también se resistió y puso como excusa su dificultad al hablar (Ex 4,10). Ponemos toda clase de excusas y trabas imaginables. Nos cuesta comprometernos. Pero el Señor no cesa de llamarnos. Nos ama demasiado para rendirse ante nuestras evasivas. Es como el amante que no se desanima ante el rechazo inicial de su amada, sino que, por el contrario, redobla sus esfuerzos para conquistarla. “Mira que estoy a la puerta y llamo… (Ap 3,20). Él respeta nuestro libre albedrío, pero eso no le impide seguir tratando de “enamorarnos”…

La segunda lectura que nos brinda la liturgia para hoy es el famoso “canto al amor” contenido en la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,31-13,13). La primacía del amor sobre todo carisma o virtud, el “nuevo mandamiento” del amor en el que se resumen todos los demás (Cfr. Jn 13,34). Toda la enseñanza de Jesús, toda su doctrina, se basa, se desarrolla y se resume en el amor. Como digo a mis estudiantes, el amor es el “pegamento” que mantiene unido todo el mensaje de Jesús; si se lo removemos, se desvirtúa, se deshace, se desmorona.

San Pablo concluye este pasaje diciéndonos: “Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor”. ¿A qué se refiere san Pablo cuando dice que veremos “cara a cara”? ¿A quién veremos cara a cara? Indudablemente veremos a Dios: “Ellos contemplarán su rostro y llevarán su Nombre en la frente” (Ap 22,4).

¿Y por qué el amor es la más grande de las virtudes? La fe nos permite creer en Dios y en lo que nos ha revelado, y la esperanza nos hace aspirar al Reino de los cielos como felicidad nuestra. El amor es la virtud por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo por amor a Él. Una vez estemos ante Su presencia ya no necesitaremos de la fe ni de la esperanza, pues le estaremos viendo “cara a cara”, en el Reino de los cielos. Solo el amor sobrevivirá, pues estaremos en presencia del Amor puro, que nos arropará por toda la eternidad. ¡Qué promesa! Vale la pena, ¿no crees? ¡Arriésgate!

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