"Ventana abierta"
La Buena Semilla
El corazón del hombre piensa su camino; mas el
Señor endereza sus pasos.
Proverbios 16: 9
¿Casualidad o plan de Dios?
Las palabras “suerte”, “casualidad” o “azar”
pertenecen a nuestro vocabulario cotidiano. Esta persona nunca tiene suerte; a
aquella le sonrió la suerte, a otra le deseamos buena suerte… En realidad,
quien emplea estas palabras deja suponer que la suerte de cada uno está
sometida a la casualidad. La Biblia nos muestra que no es así y da una hermosa
ilustración en el libro de Rut (unos 13 siglos antes de Jesucristo).
Rut era una joven moabita. Dejó su país para
acompañar a Noemí, su suegra israelita que regresaba a Israel después de cierto
tiempo de ausencia. Viudas y sin recursos, las dos llegaron a Belén de Judea.
En este país Rut era considerada como una extranjera. No tenía ningún derecho
para poder vivir allí. Para asegurar su supervivencia, Rut empezó a espigar en
un campo de cebada, “y dio por casualidad con la parte del campo que
pertenecía a Booz”, uno de los parientes más cercanos de Noemí (Rut 2: 3, V.M.). Este acogió de buena voluntad a Rut y a su suegra. Luego, en conformidad
con la ley judía, decidió casarse con Rut para asegurar una descendencia a su
marido fallecido. Entonces ¡Rut se convertiría en la bisabuela del rey David y
pertenecería a la genealogía del Mesías!
¡Qué plan de amor de Dios para una viuda
extranjera y sin recursos! Así Dios nos muestra que lo que se considera una
casualidad, de hecho no lo es, pues ¡él controla todo en la vida de cada
persona! Ese Dios de amor es el que le conduce ahora a leer estas líneas, para que
tenga un encuentro con Jesucristo, aquel que quiere y puede salvarle. Él es el
Redentor.
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