"Ventana abierta"
Archidiócesis de Sevilla
Monseñor Asenjo hace un llamamiento a ‘ayudar a la Iglesia en sus
necesidades’
Queridos hermanos y hermanas:
Hace algunas semanas publicaba en la hoja diocesana Iglesia en Sevilla una
carta semanal con el título Ayudar a la Iglesia en sus necesidades, invitándoos
a asignar a la Iglesia en vuestra declaración de la renta. Es la formulación
tradicional, que sigue estando vigente, del quinto mandamiento de la Iglesia.
Os escribo de nuevo para compartir con vosotros mi
preocupación por la situación tristísima que estamos viviendo, con miles de
muertos en circunstancias dramáticas, con tanto sufrimiento para sus familiares,
con miles de enfermos, con un crecimiento insoportable de la pobreza como
consecuencia de la destrucción de los empleos y la gravísima crisis económica
que ya estamos padeciendo y que crecerá en los meses próximos.
Una consecuencia de la actual situación es que la
economía de la Archidiócesis y de las parroquias se ha resentido gravemente,
con los templos y la catedral cerrados y el cese de las colectas. La economía
diocesana depende en buena medida de la generosidad del Cabildo y de la
catedral, que su vez depende de la visita cultural que tardará meses en
restablecerse con la vuelta de los turistas. Como consecuencia de ello, hemos
tenido que clausurar o aplazar las obras en curso de construcción o
restauración de templos. Las necesidades de las parroquias, muchas de ellas sin
recursos de ningún tipo, de Cáritas diocesana y de las Cáritas parroquiales no
decrecen, sino que aumentan. En estas circunstancias, os convocamos a todos a
la corresponsabilidad en el sostenimiento de la Iglesia.
Las razones para tomar en serio esta responsabilidad
son, entre otras, los bienes que la Iglesia nos procura, el don del bautismo,
la filiación divina, la vida de la gracia, el perdón de los pecados, el pan de
la Eucaristía, el anuncio del Evangelio y la formación cristiana. Gracias a la
Iglesia vivimos nuestra fe en una comunidad que nos arropa y acompaña. El
ejercicio de la religión, por otra parte, es un bien para la sociedad, pues
genera cohesión social, cultura, civismo y educación; favorece el desarrollo
verdadero de las personas y de los pueblos y es fuente de valores como la
solidaridad, la justicia, la paz y la convivencia.
Para cumplir su misión pastoral y evangelizadora, para
garantizar el funcionamiento de los Seminarios, de los servicios
administrativos y pastorales de la curia, para ayudar a las misiones, servir a
los pobres, a los parados, a los enfermos, a las personas que viven en soledad,
a los jóvenes, niños, ancianos y familias; para conservar nuestro cuantioso
patrimonio artístico y cultural y para construir nuevos templos la Iglesia
necesita medios económicos y la ayuda de sus fieles.
Desde el lunes, 11 de mayo, nuestras parroquias están
abiertas con limitaciones. Ya es posible participar en la Santa Misa
alimentándonos con el pan de la Palabra y de la Eucaristía. Doy gracias a Dios
por ello. Doy también las gracias a los sacerdotes que han estado cerca de los
fieles en estos dos últimos meses con mucha creatividad y entusiasmo. Doy las
gracias, por fin, a quienes siempre nos habéis ayudado. Vuelvo a llamar a
vuestra puerta y a pediros que sigáis colaborando con la Iglesia para hacer el
bien y ayudar a quienes tanto lo necesitan.
Sed generosos en las colectas de las misas dominicales,
para que las parroquias puedan atender a sus necesidades básicas, luz,
limpieza, culto y ayuda a los pobres. No olvidéis asignar a la Iglesia y a
otras organizaciones sociales en la declaración de la renta. Os invito también
a ayudar a la archidiócesis y a las parroquias, mediante suscripciones
periódicas, anuales, semestrales, trimestrales o mensuales. Os recuerdo también
la existencia del portal www.donoamiiglesia.es, en
el que es posible realizar aportaciones económicas de modo sencillo a las
citadas instituciones eclesiales.
Termino con un texto san Pablo con ocasión de la
colecta que él mismo organiza para los pobres de la Iglesia madre de Jerusalén: Mirad: el que siembra
tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra con abundancia,
abundantemente cosechará. Que cada uno dé como le dicte su corazón: no a
disgusto y a la fuerza, pues Dios ama al que da con alegría (2
Cor 9,6-7).
Con mi gratitud anticipada a los sacerdotes, que
leerán, si lo estiman conveniente, esta carta a los fieles en la Misa
dominical, con mi gratitud también a los diáconos y a los fieles, pido al Señor
y a nuestra Madre bendita, la Virgen de los Reyes, que os bendigan, os guarden
y recompensen abundantemente vuestra generosidad. Para todos, mi saludo
fraterno y mi bendición.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla
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