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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

miércoles, 29 de enero de 2020

Rincón para orar. PARÁBOLA DEL SEMBRADOR. Miércoles, 29 - Enero - 2020

"Ventana abierta"


Rincón para orar


Sor Matilde 


PARÁBOLA DEL SEMBRADOR


1 Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar.
2 Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción:
3 « Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar.
4 Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron.
5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra;
6 pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó.
7 Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto.
8 Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento. »
9 Y decía: « Quien tenga oídos para oír, que oiga. »
10 Cuando quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las parábolas.
11 El les dijo: « A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas,
12 para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone. »
13 Y les dice: « ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas las parábolas?
14 El sembrador siembra la Palabra.
15 Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos.
16 De igual modo, los sembrados en terreno pedregoso son los que, al oír la Palabra, al punto la reciben con alegría,
17 pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben en seguida.
18 Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra,
19 pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto.
20 Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento. » (Mc. 4, 1-20)
Cuando leemos en la Biblia que Jesús les habló en parábolas, nos imaginamos algo con mucho colorido y con una enseñanza moral buena… ¡Muy buena! ¡Vio Jesús lo que había dicho y era muy bueno!...
He aquí la primera parábola de Jesús: la de “El sembrador”… En verdad que este hombre lleva un tesoro cargado a sus espaldas, un saco lleno de granos de trigo o de otra semilla preciosa, porque “la semilla” es la Palabra de Dios… Para todos está disponible; a todos reclama; en todos quiere hacer su morada… Pero ¡ay, no todos la reciben, no sólo con alegría, sino que no la acogen con constancia, ni la rumian y dan vueltas en su corazón, exprimiéndola, hasta dar fruto!… María, es el modelo que nos enseña cómo abrir las puertas a la Palabra. En Ella, germinó y dio el fruto del ciento por uno, porque llegó a concebirla en su seno por la apretada escucha y la dio a luz al mundo, esclareciendo todo lo que estaba en tinieblas…
Los discípulos, con distancia abismal de la Virgen María, recibieron a Jesús, la Palabra verdadera, en un “parto doloroso”, lleno de incertidumbres, dudas, negaciones e inconstancias hacia la Palabra y la fueron dando a luz en sus corazones, ¡hasta el día en que dieron el ciento por uno!… No olvidemos que Jesús velaba con su oración para que esto fuera posible: “Yo he rogado por ti, Pedro (y por cada uno de nosotros) para que tu fe no se apague”.
Si recorremos el paso a paso de la Palabra, encontramos a Judas, un amado discípulo del Señor, que “se dejó robar la Palabra por Satanás y se perdió al borde del camino”… También Pedro sucumbió ante la persecución a la Palabra y negó hasta que la conocía o la había recibido… La oración de Jesús y el poder de la conversión de Pedro, le restituyó para abrazar la Palabra hasta dar fruto… Y los otros apóstoles se aferraban a sus deseos de poder y disfrute de los bienes de este mundo. “Discutían quién era el primero” y “¡que nos sentemos a tu derecha, en tu Reino!” y “¿qué nos va a tocar, a nosotros que lo hemos dejado todo por seguirte?”. Estos ahogos a la Palabra fueron sofocados por Jesús, hasta que esta se hizo fuerte en sus corazones…
¿Desesperaremos nosotros cuando veamos a cuántas manipulaciones sometemos a la Palabra?… ¡No, nuestra ancla de salvación es la confianza y fe en Jesús que, si ha muerto por nosotros cuando todavía éramos pecadores, ¿no nos dará todo en Cristo que, a la derecha del Padre, intercede por nosotros para que su Palabra no se pierda y llegue a producir el ciento por uno?!...
¡Confiar y abandonarnos es lo que espera Jesús, para tenernos junto a Sí eternamente! ¡Bendita sea su preciosa Palabra!…

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