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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

viernes, 8 de marzo de 2019

Reflexión. El sueño de los tres árboles.

"Ventana abierta"


El sueño de los tres árboles


Había una vez, en la cumbre de una montaña, tres pequeños árboles, soñando acerca de lo que querían llegar a ser cuando fueran grandes.

El primer arbolito miró hacia las estrellas y dijo:
- Yo quiero guardar tesoros, quiero estar repleto de oro y ser llenado de piedras preciosas, seré el baúl de tesoros más hermoso del mundo.


El segundo arbolito miró un pequeño arroyo en curso al océano y dijo:
- Yo quiero viajar a través de aguas temibles y llevar a reyes poderosos sobre mí. Seré el barco más imponente del mundo.


El tercer arbolito miró hacia el valle que estaba debajo de la montaña y vio hombres y mujeres trabajando en un pueblo y dijo:
Yo no quiero irme de la cima de la montaña nunca… quiero crecer tan alto que cuando la gente del pueblo se pare a mirarme, eleven su mirada al cielo y piensen en Dios… Yo seré el árbol más alto del mundo.



Los años pasaron, llovió, brilló el sol y los pequeños árboles crecieron alto.
Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de la montaña.



El primer leñador, miró el primer árbol y dijo:
- ¡Qué árbol tan hermoso es este!
Y con la fuerza de su hacha brillante, el primer árbol cayó…

- “Ahora me convertirán en un hermoso baúl. Deberé contener tesoros maravillosos”, dijo el arbolito.



El segundo leñador miró al segundo árbol y dijo:
- “Este árbol es muy fuerte, es perfecto para mí”. Y con la arremetida de su hacha brillante, el segundo árbol también cayó.
- “Ahora navegaré en aguas temibles”, pensó el segundo árbol. “Seré un barco imponente para reyes temidos y poderosos”.



El tercer árbol sintió su corazón sufrir cuando el último leñador lo miró. Se enderezó apuntando ferozmente al cielo. Pero, el leñador ni siquiera miró hacia arriba y dijo:
- “¡Va! cualquier árbol es bueno para mí”. Y con su hacha brillante el tercer árbol cayó….

El primer árbol se emocionó cuando el leñador lo llevó a su carpintería, pero el carpintero lo convirtió en una caja de alimento para animales.
Aquél árbol hermoso no fue cubierto con oro ni llenado de tesoros, sino que fue cubierto con polvo de cortadura y llenado con alimento para animales de granja hambrientos.

El segundo árbol sonrió cuando el leñador lo llevó cerca de un embarcadero; sin embargo, ningún barco imponente fue construido ese día. En lugar de eso, aquél árbol fuerte fue cortado y convertido en un simple bote de pesca.
Era demasiado chico y débil para navegar en el océano, ni siquiera en un río, y fue llevado a un pequeño lago.

El tercer árbol, estaba confundido cuando el leñador lo cortó para hacer tablas fuertes y lo abandonó en un almacén de madera…
- “¿Qué estará pensando?”… fue lo que se preguntó el árbol.
“Yo todo lo que quería era quedarme en la cumbre de la montaña para estar más cerca de Dios”.
Muchísimos días y noches pasaron… Los tres árboles ya casi habían olvidado sus sueños. Pero, una noche, una luz de estrella dorada alumbró al primer árbol, cuando una joven mujer puso a su hijo recién nacido en la caja de alimento.



- “Yo quisiera haberle podido hacer una cuna al bebé”, le dijo su esposo a la mujer.
La madre apretó su mano y sonrió, mientras la luz de la estrella alumbraba la madera suave y fuerte de la cuna.
Y la mujer dijo:
- “Este pesebre es hermoso”.
Y de repente, el primer árbol supo que contenía al tesoro más grande del mundo.



Pasaron los años y una tarde, un gentil maestro de un pueblo vecino subió con unos pocos seguidores a bordo de la vieja barca de pesca. El maestro, agotado, se quedó dormido mientras el segundo árbol navegaba tranquilamente sobre el lago. De repente, una impresionante y aterradora tormenta se abatió sobre ellos. El segundo árbol se llenó de temor pues las olas eran demasiado fuertes para la pobre barca en que se había convertido. A pesar de sus mejores esfuerzos, le faltaban las fuerzas para llevar a sus tripulantes seguros a la orilla. ¡Naufragaba!. ¡qué gran pena, pues no servía ni para un lago!. Se sentía un verdadero fracaso. Así pensaba cuando el maestro, sereno, se levantó y, alzando su mano dio una orden: “¡CALMA!”. 



Al instante, la tormenta le obedeció, se detuvo tan rápido como comenzó, y dio lugar a un remanso de paz.
De repente el segundo árbol, convertido en la barca de Pedro, supo que él llevaba a bordo navegando al Rey del cielo, tierra y mares.



El tercer árbol fue convertido en sendos leños y por muchos años fueron olvidados como escombros en un oscuro almacén.
 ¡Qué triste yacía en aquella penuria inútil, qué lejos le parecía su sueño de juventud!



De repente un viernes en la mañana, el tercer árbol se extrañó cuando sus tablas fueron tomadas de aquel almacén de madera olvidado. Unos hombres violentos tomaron bruscamente esos maderos.
Se horrorizó al ser forzado sobre las espaldas de un inocente que había sido golpeado sin misericordia.
Aquel pobre reo lo cargó, doloroso, por las calles entre una impresionante multitud de personas enfurecidas, y ante la mirada de todos.



Al fin llegaron a una loma fuera de la ciudad. Se llenó aún más de temor cuando unos soldados clavaron manos y pies de un hombre en su madera.



Y allí quedó colgado sobre los maderos del tercer árbol y, sin quejarse, sólo rezaba a su Padre mientras su sangre se derramaba sobre ellos. Se sintió avergonzado, feo, áspero y cruel. Pues no sólo se sentía un fracasado, se sentía además cómplice de aquel crimen ignominioso. Se sentía tan vil como aquellos blasfemos ante la víctima levantada.



Pero el domingo siguiente por la mañana, cuando el sol brilló y la tierra tembló con júbilo debajo de su madera, el tercer árbol comprendió que algo muy grande había ocurrido. Sus leños bañados en sangre ahora refulgían como el sol. Supo que el amor de Dios había cambiado todo.
¡Se llenó de felicidad!
Esto hizo que el árbol se sintiera fuerte y supo que era el árbol más valioso que había existido o existiría jamás, y cada vez que la gente pensara en el tercer árbol, ellos pensarían en Dios. Pues aquel hombre era el Rey de reyes y se valió de él para salvar al mundo.

Eso era mucho mejor que ser el árbol más alto del mundo.

La cruz era el trono de gloria para el Rey victorioso.



Cada vez que la gente pensara en él recordarían que la vida tiene sentido, que son amados, que el amor triunfa sobre el mal.
Por todo el mundo y por todos los tiempos, millares de árboles lo imitarán, convirtiéndose en cruces que colgarán en el lugar más digno de iglesias y hogares. 
Y, de una manera misteriosa llegó a hacerse su sueño realidad, se convirtió en el más alto del mundo y, así, al mirarlo, ya todos pensarán en el amor de Dios. 



La próxima vez que te sientas deprimido porque no conseguiste lo que tú querías, sólo siéntete firme y sé feliz, porque Dios está pensando en algo mejor para darte. 



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