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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

sábado, 25 de octubre de 2025

RINCÓN PARA ORAR. "CONFIAR SIEMPRE EN EL SEÑOR Y NO EN SI MISMO". Sábado, 25 - Octubre - 2025

"Ventana abierta"

RINCÓN PARA ORAR


SOR MATILDE

CONFIAR SIEMPRE EN EL SEÑOR Y NO EN SI MISMO

9 Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola:
10 « Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano.
11 El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano.
12 Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias."
13 En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!"
14 Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.» (Lc. 18, 9-14).

Quién confía en sí mismo, es un insensato y un necio que no piensa correctamente de sí mismo ante el Señor. ¿Es que puede hacer algo, acumular méritos para que sus obras sean premiadas por Dios? ¡En absoluto! En cambio, dice la Palabra de Dios que, “la oración del humilde atraviesa las nubes y no se detiene hasta que alcanza su destino”. No asegurarse en sí mismo sobre lo que sólo Dios puede concederme de sabiduría, humildad o prudencia porque, todo hombre, debe caminar en la verdad y no en fantasías o fuegos fatuos. La Verdad es Cristo, y su Palabra me desvela quién soy yo. Dios es el soberano de todo porque todo fue hecho por Él.
Ante Dios, mi oración debe ser humilde que es lo mismo que, en verdad. “Yo soy la que no soy y Tú Señor, eres el que eres”. Esta era la oración humildísima que santa Catalina de Siena hacía desde el fondo de su corazón. Y, allí, cuando llegaba a este hondón descansaba segura de ser escuchada porque no se apoyaban en sus fuerzas o bienes, ¡que veía no tenerlos! sino sólo en Dios.
Y toda esta enseñanza la ilustra Jesús con una parábola llena de gracia divina. “Dos hombres”. ¿Con cuál de ellos me identificó? La plegaria del fariseo está hecha desde sí mismo: “Yo no soy ladrón, injusto ni adúltero, ni como ese desgraciado que se está golpeando el pecho”.
Y es que, si somos sinceros, a veces nos sorprendemos orando así. Y cuando nos damos cuenta, vemos que esta oración estaba dictada por mi soberbia. Más ¿quién puede ser naturalmente humilde, y verse un gran pecador si Dios mismo no nos envuelve con su gracia e ilumina el fondo de nuestro ser? Dios nos tiene que convencer de pecado, de que, sin Él, no podemos nada. El salmo cincuenta, “Miserere”, es muy apropiado para pedir a Dios la santidad que sólo me la puede regalar Él.
¡Quiero ser humilde como Tú Jesús: “aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”! ¡Vengo a Ti como un mendigo que suplica raspes de mi corazón todo el dejo de egocentrismo que me ha pegado la vida! ¡Sé que el mundo se mueve en estas coordenadas, pero un siervo de Cristo busca lo que está más allá de lo visible en este mundo pues, sabemos que, un Día, el Día de su Segunda Visita, todo quedará desvanecido y, sólo permanecerán los valores de la Recreación, es decir de la Redención que Dios gratuitamente nos ha dado en su Hijo, ¡el Verbo de Dios!

¡Queremos Señor, esperar con gran confianza lo que nos has prometido en un exceso de amor y misericordia! ¡Qué así se haga en nosotros por tu gracia! ¡Amén! ¡Amén!

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