"Ventana abierta"
Atención. Atención. Noticia de última hora. ¡Os anuncio una buena noticia. Cristo ha Resucitado. Está vivo entre nosotros!
Rotas las cadenas de la muerte, Cristo ha
salido victorioso del sepulcro.
La tierra se ha llenado de luz y huyen las tinieblas que cubrían el orbe entero.
Jesús había venido hacia nosotros y había vivido como viven los hombres.
Los hombres lo destrozaron con sus propias
manos y su vida desembocó en la muerte.
Pero Dios hizo lo imposible: en este día, Él resucitó para nosotros, desarmada y muerta quedó la muerte.
Y ahora está aquí.
Está aquí como el primer día. Está aquí, entre
nosotros, igual que el primer día, eternamente aquí todos los días.
Jesús es el sentido concreto y final de nuestras vidas. Él es el impulso de toda creación, el punto de arranque de toda iniciativa, el ala de toda novedad, la risa sorprendente de la eterna juventud.
Si resucitó no
fue para marcharse dejando tras de Sí un vacío sin esperanza.
Su cuerpo forma, ya para siempre, parte de
nuestra tierra.
Pascua es la señal
externa del fuego interno que recorre las entrañas de la tierra.
En la superficie, sin embargo, todo ha quedado igual: el mal continúa marcando el rostro de las cosas, y nosotros, tomando la apariencia por realidad, creemos que el amor está muerto.
¡NO! Cristo está presente en el
corazón de la historia.
Pero
esta no será realidad plena sin nuestra propia colaboración. Lo que hoy os
anuncio con palabras, anunciadlo vosotros con la vida. Después de tantos años creemos su palabra y su promesa: creemos que Él ha resucitado y
está vivo entre nosotros.
Él viene a comer con sus hermanos y
hermanas tristes: los pobres,
los enfermos, los «ilegales», las prostitutas, los presos… para que veamos que
no es un fantasma, para que apostemos por la vida.
Yo
os invito a celebrar la vida. Bebamos
el vino del hombre nuevo. Acerquemos nuestra copa a la copa del Resucitado.
¡Celebremos la Vida, celebremos
la resurrección!
Karl Rahner
Nota: hace tiempo me aficioné a los cactus:
sencillos, humildes, apenas tienen necesidad de cuidos especiales. Solo hay que
regarlos (sin exagerar) cada quince días.
Además, tienen espinas, se defienden…y atacan.
Me siento un poco identificado con ellos…a
veces me siento un poco erizo. Vago, descuidado…pero me adapto a tierras duras.
Compré uno, de los más vulgares que vi, después
de seleccionar en la tienda. No quiero repetir. No me gusta.
Sé
que hay que esperar sus brillantes flores. Por eso los riego demasiado
y…algunos se me han muerto…hay que
tener paciencia…
Pues bien, el más feo de todos se ha adelantado
a los más brillantes. Hace unos días apareció con una coronita de flores rojas…
¡Qué ilusión! Y sorpresa… el más feo, el primero en belleza.
¡Oh tiempo de pascua! De lo más
vulgar, de lo más repelente y agresivo pueden salir flores bonitas… increíble.
Grande es el Señor.
Si nuestra sociedad… y yo… podemos ser tan
ásperos, el Señor con su pasión nos levanta… y aunque seamos secos… podemos dar
flores sencillas pero humildes.
¡Ojalá esas flores levanten en mi la
esperanza! Hay futuro
Amigos queridos, los que os sintáis alguna vez
humildes cactus... tened esperanza. Con el Señor daréis al mundo un poco de
belleza.
Felices pascuas, cactitos….
P. Leonardo sj
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