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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

viernes, 18 de abril de 2025

RINCÓN PARA ORAR. "PASIÓN DE JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN". Viernes Santo, 18 - Abril - 2025

"Ventana abierta"

RINCÓN PARA ORAR

SOR MATILDE

PASIÓN DE JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN

1 Dicho esto, pasó Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos.

2 Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos.

3 Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas.

4 Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelanta y les pregunta: «¿A quién buscáis?»

5 Le contestaron: «A Jesús el Nazareno.» Díceles: «Yo soy.» Judas, el que le entregaba, estaba también con ellos.

6 Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron en tierra.

7 Les preguntó de nuevo: «¿A quién buscáis?» Le contestaron: «A Jesús el Nazareno».

8 Respondió Jesús: «Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos.»

9 Así se cumpliría lo que había dicho: «De los que me has dado, no he perdido a ninguno.»

10 Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco.

11 Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?»

12 Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron

13 y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suero de Caifás, el Sumo Sacerdote de aquel año.

14 Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo hombre por el pueblo.

15 Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote,

16 mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro.

17 La muchacha portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?» Dice él: «No lo soy. »

18 Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose.

19 El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina.

20 Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas.

21 ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho. »

22 Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?»

23 Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?»

24 Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás.

25 Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?» Él lo negó diciendo: «No lo soy.»

26 Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dice: «¿No te vi yo en el huerto con él?»

27 Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo.

28 De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua.

29 Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?»

30 Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado.»

31 Pilato replicó: «Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley.»Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie.»

32 Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir.

33 Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?»

34 Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?»

35 Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?»

36 Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.»

37 Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.»

38 Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?» Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en él.

39 Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos?»

40 Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!»Barrabás era un salteador.

Cap.19

1 Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle.

2 Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura;

3 y, acercándose a él, le decían: «Salve, Rey de los judíos.» Y le daban bofetadas.

4 Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en él.»

5 Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre.»

6 Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!» Les dice Pilato: «Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en él.»

7 Los judíos le replicaron: «Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios.»

8 Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más.

9 Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?»Pero Jesús no le dio respuesta.

10 Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?»

11 Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado.»

12 Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César.»

13 Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá.

14 Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey.»

15 Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!» Les dice Pilato: «¿A vuestro Rey voy a crucificar?» Replicaron los sumos sacerdotes: «Notenemos más rey que el César.»

16 Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús,

17 y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota,

18 y allí le crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.

19 Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos.»

20 Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego.

21 Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: "El Rey de los judíos", sino: "Este ha dicho: Yo soy Rey de los judíos".»

22 Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito.»

23 Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo.

24 Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca.» Para que se cumpliera la Escritura: Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica. Y esto es lo que hicieron los soldados.

25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.

26 Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»

27 Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed.»

29 Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca.

30 Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E inclinando la cabeza entregó el espíritu.

31 Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el sábado - porque aquel sábado era muy solemne - rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran.

32 Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con él.

33 Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas,

34 sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.

35 El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis.

36 Y todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: No se le quebrará hueso alguno.

37 Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.

38 Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo.

39 Fue también Nicodemo - aquel que anteriormente había ido a verle de noche - con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras.

40 Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar.

41 En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía  había sido depositado.

42 Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.

(Jn. 18, 1- 19, 42)

 

He aquí el relato de la Pasión de Jesús, tal como la vivió San Juan, el discípulo amado por el Señor. Su relato sobrio en los términos, rezuma amor que había recibido especialmente de Jesús, su Maestro. Juan, nos invita a una oración silenciosa y contemplativa donde todo lo hizo Jesús: lo que habló; sus silencios hechos Palabra; lo que soportó de parte de los pecadores; el amor y la paciencia con la que “se hizo pecado” por amor a sus hermanos. ¡Jesús aquí, es Señor para gloria de Dios-Padre!

Fue Jesús “obediente hasta la muerte y, una muerte de Cruz”. Y, esta obediencia, nos es un Misterio a nosotros los mortales pues: “¿quién conoció la mente del Señor o, quién fue su consejero?”... ¡A Él la gloria por los siglos! Sólo podemos, al  acercarnos a la Pasión de Cristo, achicarnos y postrarnos en adoración, no para entender más a Dios sino para tener más fe en todo lo que Dios hace o deja de hacer. Aquí los ojos no nos ayudan, si miramos las atrocidades que hicimos sufrir a Nuestro Señor, con nuestras infidelidades. Mirar con amor sí, pero mirar para desentrañar el Misterio, acabando en un juicio irreverente, ¡eso no! ¡Nunca lo permitas Dios mío!

Juan, debió de vivir todo el sufrimiento de Nuestro Señor con mucho asombro contemplativo. Él, era el menor de los Apóstoles y sin embargo, Jesús, le confió el tesoro de su Corazón, su Madre Santísima para que la cuidara y amara como Él mismo la amó y sostuvo en tan penoso sufrimiento. Y Juan, fue fiel a este deseo de Jesús y, “la tomó como algo suyo”. Pero no sólo suyo, sino que, Juan representa la Iglesia que acoge a María en su seno y, a su vez, Ella tomó para sí a sus hijos todos: “ahí tienes a tu hijo".

Junto a la Cruz de Jesús, estaba su Madre, María Magdalena y otras dos mujeres y, por supuesto, san Juan. Todos, vieron el brutal gesto de la lanzada traspasando el Corazón de Cristo que, un soldado le clavó en el pecho. Sobre todos, cayó la Sangre y el Agua de su Corazón, ya inerte. Este testimonio de lo que vieron, no es sólo por tanto de Juan sino también de María, su Madre y de otras pocas mujeres. Y “esto es para que creáis”. Hasta después de muerto, Jesús no deja de entregársenos para que creamos cada vez más firmemente que ¡Él es el Hijo de Dios, el Hijo del Altísimo! y, ¡no hay otro Dios fuera de Él!

El relato de la Pasión, es Palabra viva de Dios y se nos ha dado con amor para que, también la recibamos con el mismo amor con que el Espíritu Santo nos la ha dado.

¡Señor, que, al acercarnos a los relatos culminantes de tu Vida Muerte y Resurrección, lo hagamos con gran reverencia y devoción! ¡Qué nos sintamos junto a tu Madre y los demás, bajo la Cruz sagrada donde brotó nuestras Salvación, no sólo para nosotros sino para el mundo entero y mil mundos posibles! ¡Todas tus acciones, Jesús, son de valor infinito y son ya el Cielo que esperamos, ahora por la fe, luego por la visión! ¡Llena nuestro corazón de gratitud y amor encendido! ¡Amén! ¡Amén! ¡Qué así sea!

 

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