"Ventana abierta"
El recuerdo de la madre siempre es tranquilizador, pero cuando esta Madre es María, la paz inunda nuestra alma, la sonrisa aflora a nuestros labios, la alegría penetra a nuestra vida. Piensa, pues, con frecuencia en María, tenla presente en todos los momentos de tu vida, invócala sobre todo en los tramos más difíciles y comprometidos.
SI VAS CON ELLA, NO PERDERÁS EL RUMBO
ÁNGELUS
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA
El mundo no se fijó en María, la sociedad de su tiempo no la tuvo en cuenta.
María pasó inadvertida entre las mujeres de su tiempo hasta que surgió la Iglesia.
María era la creatura más excelsa salida de la mano de Dios, después de la humanidad de Jesucristo; sin embargo en Belén nadie le dio albergue, ni la atendió en el delicado momento de su maternidad, y en Nazaret fue una de las tantas mujeres de las más sencillas y humildes, y nadie se detuvo a mirarla a admirar sus virtudes.
No te llame la atención y no te extrañe de que nadie reconozca tus méritos, ni tu capacidad y talentos, preocúpate más bien de que sea Dios el que vea tus acciones, el que penetre tus intenciones, el que conozca el fondo de tu corazón.
MADRE QUE NOS HAS DADO LA LUZ EN LA GRACIA DE CRISTO, SIGUE FORMANDO EN NOSOTROS A JESÚS, QUE ES EL SALVADOR.
Ave María...
Gloria...
Textos tomados del Libro "Los cinco minutos de María" del Padre Alfonso Milagro.
CON MARÍA. . . EL DOMINGO DE RESURRECCIÓN
JESÚS RESUCITADO SE APARECE A SU MADRE
María ahora está postrada rostro en tierra. Parece un pobre ser abatido. Parece esa flor de que ha hablado, esa flor muerta a causa de la sed.
La ventana cerrada se abre con un impetuoso golpeo de las recias hojas, y, bajo el primer rayo del Sol, entra Jesús.
María, que se ha estremecido con el ruido y que alza la cabeza para ver qué ráfaga de viento ha abierto la ventana, ve a su radiante Hijo: hermoso, infinitamente más hermoso que cuando todavía no había padecido; sonriente, vivo, más luminoso que el Sol, vestido con un blanco que parece luz tejida. Y lo ve avanzar hacia Ella.
María se endereza sobre sus rodillas y, uniendo las manos sobre el pecho, dice con un sollozo que es risa y llanto: «Señor, mi Dios». Y se queda arrobada, contemplándolo con su rostro lavado todo en lágrimas, pero sereno ahora, sosegado por la sonrisa y el éxtasis.
Pero Él no quiere ver a su Madre de rodillas como una sierva. Y la llama tendiéndole las Manos, cuyas heridas emanan rayos que hacen aún más luminosa su Carne gloriosa: « ¡Mamá!». Y no es esa palabra afligida de los coloquios y despedidas anteriores a la Pasión, ni el lamento desgarrado del encuentro en el Calvario y de la agonía. Es un grito de triunfo, de alegría, de liberación, de fiesta, de amor, de gratitud. Y se inclina hacia su Madre, que no osa tocarlo, y le pone sus Manos bajo los codos doblados, la pone en pie, la aprieta contra su Corazón y la besa.
¡Oh, entonces María comprende que no es una visión, sino que es su Hijo realmente resucitado; que es su Jesús, el Hijo que sigue amándola como Hijo! Y, con un grito, se le arroja al cuello y lo abraza y lo besa, riendo y llorando. Lo besa en la Frente, donde ya no hay heridas; en la Cabeza, que ya no está despeinada ni sangra; en los Ojos fúlgidos; en las Mejillas ahora sanas; en la Boca que ya no está hinchada. Y luego toma sus Manos y besa los dorsos y las palmas, en las radiosas heridas. Y, con un impulso repentino, se agacha a sus Pies, retira el vestido resplandeciente que los cubre, y los besa.
Luego se levanta, lo mira, no se atreve…
Pero Él comprende y sonríe. Retira levemente su vestido en la parte del pecho y dice:
-¿Y esta llaga, Mamá, no la besas; esta que tanto te ha hecho sufrir y que sólo tú eres digna de besar? Bésame en el Corazón, Mamá. Tu beso me borrará el último recuerdo de todo lo que significa dolor, y me dará ese gozo que todavía le falta a mi Gozo de Resucitado.
Y toma entre sus manos la cara de su Madre y apoya los labios de Ella en los labios de la herida del Costado, de donde manan chorros de luz vivísima. El rostro de María, sumergido en ese torrente de rayos, aparece aureolado por esa luz.
Ella besa, besa, mientras Jesús la acaricia. No se cansa de besar. Parece un sediento que ha pegado su boca a la fuente y de la fuente esté bebiendo esa vida que se le escapaba.
Ahora Jesús habla.
-Todo ha terminado, Mamá. Ya no tienes que llorar por tu Hijo. La prueba está consumada. La Redención se ha producido.
POR ALLÍ VIENE MARÍA
por aquí viene María
háganles paso, Señores,
que se vea en este día.
y mira con regocijo
que el que viene allí a lo lejos
es tu Santísimo hijo.
ya tus lutos han cesado,
porque el hijo que perdiste
viene allí resucitado."
¡Aleluya!
desde la pasión inmensa que siente por nosotros.
todas nuestras manos sucias,
todas nuestras manos cansadas,
todas nuestras manos llenas de cosas,
todas nuestras manos amenazantes,
todas nuestras manos...
por la Resurrección del Señor
quedan liberadas
para abrazar con todas las fuerzas.
con sus mejores ropajes,
inundada por tan inmensa Luz;
hoy los creyentes sentimos y celebramos
que la vida vence todas las sombras de muerte,
que la Resurrección es esperanza para todos.
todos resucitamos,
todos renovamos nuestro compromiso
de apostar por la vida
y por el optimismo;
por los buenos proyectos
y por los más desfavorecidos;
por los más indiferentes
y por la paz sin condiciones;
por el bien común,
por la desapropiación que humaniza;
por la liberación de toda atadura
y por los hermanos antes,
que por nosotros mismos.
¡El Señor ha Resucitado! ¡Aleluya!
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