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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

miércoles, 26 de julio de 2023

Reflexión: "LAS MANOS DEL ABUELO". Miércoles, 26 - Julio - 2023

 "Ventana abierta"

LAS MANOS DEL ABUELO
Web católico de Javier Olivares

¡Nunca volveré a ver mis manos de la misma manera!

El abuelo, con noventa y tantos años, sentado débilmente en la banca del patio. No se movía, solo estaba sentado cabizbajo mirando sus manos. Cuando me senté a su lado no se dio por enterado y cuanto más tiempo pasaba, me pregunté si estaba bien. Finalmente, no queriendo realmente estorbarle sino verificar que estuviese bien, le pregunté cómo se sentía.

Levantó su cabeza, me miró y sonrió. "Sí, estoy bien, gracias por preguntar", dijo en una fuerte y clara voz.

"No quise molestarte, abuelo, pero estabas sentado aquí simplemente mirando tus manos y quise estar seguro de que estuvieses bien", le expliqué.

"¿Te has mirado alguna vez tus manos?" preguntó. "Quiero decir, ¿realmente has mirado tus manos?"

Lentamente abrí mis manos y me quedé contemplándolas. Las volteé, palmas hacia arriba y luego hacia abajo. No, creo que realmente nunca las había observado mientras intentaba averiguar qué quería decirme. El abuelo sonrió y me contó esta historia:

"Detente y piensa por un momento en tus manos, cómo te han servido bien a través de los años. Estas manos, aunque arrugadas, secas y débiles han sido las herramientas que he usado toda mi vida para alcanzar, agarrar y abrazar la vida.

Ellas pusieron comida en mi boca y ropa en mi cuerpo. Cuando niño, mi madre me enseñó a plegarlas en oración. Ellas ataron los cordones de mis zapatos y me ayudaron a ponerme mis botas. Han estado sucias, raspadas y ásperas, hinchadas y dobladas. Se mostraron torpes cuando intenté sostener a mi recién nacido hijo. Decoradas con mi anillo de bodas, le mostraron al mundo que estaba casado y que amaba a alguien especial.

Ellas temblaron cuando enterré a mis padres y esposa y cuando caminé por el pasillo con mi hija en su boda. Han cubierto mi rostro, peinado mi cabello y lavado y limpiado el resto de mi cuerpo. Han estado pegajosas y húmedas, dobladas y quebradas, secas y cortadas. Y hasta el día de hoy, cuando casi nada más en mí sigue trabajando bien, estas manos me ayudan a levantarme y a sentarme, y se siguen plegando para orar.

Estas manos son la marca de dónde he estado y la rudeza de mi vida. Pero más importante aún, es que son ellas las que Dios tomará en las Suyas cuando me lleve a casa. Y con mis manos, Él me levantará para estar a Su lado y allí utilizaré estas manos para tocar el rostro de Cristo".

Nunca volveré a mirar mis manos de la misma manera. Pero recuerdo que Dios estiró las Suyas y tomó las de mi abuelo y se lo llevó a casa.

Cuando mis manos están heridas o dolidas, pienso en el abuelo. Sé que él ha recibido palmaditas y abrazos de las manos de Dios. Yo también quiero tocar el rostro de Dios y sentir Sus manos en el mío.

Nuestras manos son una genuina bendición, de hecho, basta imaginarnos el vernos privados de ellas o su uso para darnos cuenta de cuán importantes son. Otra cosa que la historia de hoy me hizo pensar fue lo que hacemos con esas manos en cuanto a nuestras relaciones con los demás: ¿las usaremos para abrazar y expresar cariño y afecto o las esgrimiremos para exhibir ira y rechazo? Ojalá que el pensamiento de hoy nos ayude a escoger con sabiduría. Que el Señor te bendiga, amigo lector."

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