"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
SOR MATILDE
MIS PALABRAS, SON ESPÍRITU Y SON VIDA
60 Muchos de sus discípulos, al oírle,
dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?»
61 Pero sabiendo Jesús en
su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os
escandaliza?
62 ¿Y cuándo veáis al Hijo
del hombre subir adonde estaba antes?...
63 « El espíritu es el que
da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu
y son vida.
64 « Pero hay entre
vosotros algunos que no creen. » Porque Jesús sabía desde el principio quiénes
eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.
65 Y decía: «Por esto os he
dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre.»
66 Desde entonces muchos de
sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él.
67 Jesús dijo entonces a
los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?»
68 Le respondió Simón
Pedro: «Señor, ¿dónde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna,
69 y nosotros creemos y
sabemos que tú eres el Santo de Dios.»(Jn. 6, 60-69)
Dios dotó al hombre, en un soplo, de su semejanza; la
capacidad de pensar y el poder manifestar estos pensamientos, mediante la
palabra expresada en gestos o hablada. Pero en la Trinidad de Dios las cosas no
son así. La Palabra de Dios es a la vez pensamiento de Dios y expresión en su
Verbo. Y Éste, saliendo del Señor, se manifestó en su creación, sin agotar por
ello su capacidad de donación y entrega: “La Palabra del Señor hizo el cielo,
el aliento de su boca sus ejércitos”... ¡Cuán grande y bello es este misterio
de la creación de Dios!... ¿Quién lo puede abarcar y menos comprender? Se nos
ha dado admirarlo, contemplarlo, vivir de él, pero ¿poseerlo con nuestra
pequeña inteligencia?... ¡Eso no lo ha querido Dios, porque Él se reserva “la
anchura, la altura y la profundidad de sus obras, en su Sabiduría!”...
De aquí que podamos ser necios en nuestro pequeño saber
y decirnos: “como yo no lo entiendo, no lo creo”... Esto les sucedió a aquellos
primeros discípulos de Jesús que se escandalizaron de sus Palabras y lo
abandonaron, abandonaron la sabiduría y se entontecieron en sus razones...
Y es que “las Palabras de Jesús son espíritu y son
vida”, porque no es la inteligencia la que abre su comprensión, sino el
Espíritu Santo que es vida en el seno de la Trinidad... Acoger la fe que nos
regala este mismo Espíritu nos abre al Misterio de Dios, sólo hay esta puerta
para el hombre, para entrar en lo divino y en su Amor...
Y Jesús no retiene a estos “necios desertores” sino que
pone un reto a sus íntimos, a los doce Discípulos: “¿también vosotros queréis
marcharos?... Aquí se ve que “Jesús había rogado por Pedro para que su fe no se
apagara y pudiera después confirmar a sus hermanos”: “Señor, ¿a quién vamos a
acudir? Tú tienes Palabras de vida eterna, nosotros creemos y sabemos que Tú
eres el Santo de Dios”. Y esta confesión de la Divinidad de Jesús le valió un
elogio que no tiene comparación: “Bienaventurado eres tú Simón Pedro, porque
esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en
los Cielos”... Y éstas son también “palabras duras” para el resto de los
apóstoles, que eran incapaces de hablar como Pedro, pero que se apoyaban en su
fe para seguir con Jesús…
Y nosotros, ¿somos como niños que se fían de las palabras de sus padres y no se
cuestionan más allá?... O ¿queremos ser los que lleven el timón de nuestras
vidas, queriendo tener todo bajo nuestro control?... ¡Escuchemos, escuchemos
con actitud dócil, no lo que sale de nosotros, sino lo que nos es dado desde el
cielo: la inspiración del Espíritu Santo que nos ama más que nosotros mismos
nos amamos!...
!Quizás esto nos parezca duro, pero pensemos que este reto lo han vivido muchos de los fieles a Jesús, ¡antes que nosotros y que todos recibieron la luz y la fuerza del Espíritu Santo para perseverar en su fe!... ¡Qué así se haga en nosotros! ...
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