"Ventana abierta"
Dominicas Lerma
INTRODUCCIÓN AL ADVIENTO
EN REALIDAD... ¿QUÉ ES EL ADVIENTO?
-La liturgia del
Adviento evoca alternativamente las dos venidas del Señor: cuando naciendo
hombre manifestó su gloria en diversas “epifanías” y la venida del Señor en
gloria al fin de los tiempos, como juez de vivos y muertos. Además insiste el
Adviento que Cristo no cesa de venir al mundo y de manifestarse a los hombres a
través de la vida y el testimonio de los que creen en El. -Las palabras
Adviento, Navidad y Epifanía poseían casi el mismo significado en la época en que
el tiempo de Adviento se vino a sumar en Occidente a las dos solemnidades de la
Natividad del Señor y su manifestación (S. VI). Las tres expresiones se
empleaban para saludar la llegada de un soberano o su gozosa entrada en un
pueblo. El soberano es Cristo Jesús.
-Para conmemorar con
fe más viva la venida de Cristo en el momento de su nacimiento en Belén,
recogemos en estas cuatros semanas toda la esperanza de los tiempos mesiánicos
que llenaba los corazones cuando resonó la voz de Juan el Bautista.
-La 1ª parte del
Adviento (desde el primer domingo al 16 de diciembre) nos recuerda la segunda
venida de Cristo, siendo así como una prolongación del final del Tiempo
Ordinario que culmina con la solemnidad de Cristo Rey del universo. Los ocho
días siguientes se ordenan más directamente a la preparación de la Navidad.
-Toda la liturgia del Adviento se puede sintetizar en los dos prefacios de este
tiempo. El primero da gracias porque el Señor ha venido “en la humildad de
nuestra carne” y anuncia que vendrá “de nuevo en la majestad de su gloria”,
mientras que el segundo (que se emplea del 17 al 24 de diciembre) evoca a los
profetas, la Virgen y Juan Bautista para “prepararnos con alegría al misterio
de su nacimiento”.
-LECTURAS: Las del
A.T., nos hacen tomar contacto a lo largo de los tres años con las principales
profecías mesiánicas. Los Evangelios, son una preparación ascendente para la
Navidad y el orden litúrgico se sitúa a la inversa del orden cronológico. Las
Epístolas, San Pablo, Santiago, Carta a los Hebreos y II carta de Pedro,
escribieron después del acontecimiento salvador y no pueden menos de admirar la
realización de las Escrituras en Jesús y anunciar a su vez la venida futura del
Señor, el día de salvación para todos los pueblos y de alegría para cuantos lo
hayan esperado con amor. Por eso las Epístolas ilustran principalmente el
Adviento con un vaticinio del retorno de Cristo.
A D V I E N T O El
tiempo de Adviento presenta un doble aspecto; por una parte, es el tiempo de
preparación de la solemnidad de la Navidad, en la cual se conmemora la primera
venida del Hijo de Dios, y, por otra, con esta recuerdo se dirige nuestra
atención hacia la expectación de la segunda venida de Cristo al final de los
tiempos. Por esta doble razón se presenta el Adviento como el tiempo de la
alegre esperanza. Nuestra vida cristiana adquiere sentido a partir de estos dos
momentos históricos: La encarnación de Cristo que nos diviniza y la parusía que
lleva esta obra a su total cumplimiento. El cristiano vigila y espera siempre
la venida del Señor.
La historia de la
liturgia de Adviento manifiesta que la asamblea cristiana, al reunirse en este
tiempo santo, celebra la venida de Jesús en Belén, la presencia del Señor en su
Iglesia, particularmente en las acciones litúrgicas, y la venida definitiva del
Rey de la gloria al final de los tiempos. Este hecho de la venida del Señor
debe despertar en el cristiano una actitud personal de 1) fe y vigilancia, 2)
de hambre o pobreza espiritual y 3) de misión o presencia en el mundo, para que
se realice el encuentro personal que constituye el objeto de la pastoral
adventual. Actitudes: expectación, esperanza, vigilancia y pasmo o
contemplación.
1º)ACTITUD DE FE Y
VIGILANCIA. Por la fe no solamente admitimos un cierto número de verdades o
proposiciones contenidas en el Credo, sino que llegamos a la percepción y
conocimiento de la presencia misteriosa del Señor en los a) sacramentos, en su
b) palabra, en la c) asamblea cristiana y en el d) testimonio de cada uno de
los bautizados. Sensibilizar nuestra fe equivale a descubrir al Señor presente
entre nosotros. La vigilancia no debe entenderse solamente como defensa del mal
que nos acecha, sino como expectación confiada y gozosa de Dios que nos salva y
libera de ese mal. La vigilancia es una atención concentrada hacia el paso del
Señor por nuestras cosas.
2º)ACTITUD DE HAMBRE
O POBREZA ESPIRITUAL. El Adviento es también tiempo de conversión. Porque ¿cómo
podemos buscar al Señor si no reconocemos que tenemos necesidad de El?. Nadie
deseará ser liberado si no se siente oprimido. Pobreza espiritual es aquella
actitud de sentirse necesitado de Aquel que es más fuerte que nosotros. Es la
disposición para acoger toda y cada una de las iniciativas.
3º)ACTITUD MISIONERA
O PRESENCIA EN EL MUNDO. “En realidad, el misterio del hombre, sólo se
esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (Gaudium Spes, 22). El hombre de
hoy busca ansiosamente su razón de existir. La multiplicación de las relaciones
mutuas por el progreso técnico no llevan al hombre a la perfección del coloquio
fraterno. Cada vez se siente más necesitado de la comunidad que se establece
entre las personas. Humanismo y progreso técnico tientan al hombre para
emanciparle de Dios y de una Iglesia que no esté verdaderamente en el mundo. En
el misterio de la encarnación el hombre descubre su verdadera imagen y su
pertenencia a un mundo nuevo que ha comenzado a edificarse en el presente.
Cristo viene para todos los hombres.
Los Evangelios de
estos cuatro domingos se refieren 1º) a la segunda venida del Señor, como
llegada última y definitiva de nuestra liberación; 2º) y 3º) a Juan Bautista
como precursor de la anunciada salvación, y predicador de las disposiciones
personales que requiere la aceptación de la salvación; 4º) a los
acontecimientos que preparan de manera inmediata el Nacimiento del Señor en los
que tuvo parte importante María, la madre de Jesús. Las lecturas del Antiguo
Testamento son profecías acerca del Mesías y del tiempo mesiánico. Las del
Nuevo son exhortaciones acomodadas a las peculiaridades del tiempo de adviento,
tiempo de espera y preparación.
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