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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

martes, 24 de diciembre de 2019

La vida de Jesús contada para niños

"Ventana abierta"


Nacimiento de Jesús, para niños


Una noche de hace muchos, muchos años, el arcángel Gabriel visitó a la joven María para darle la noticia de que en su vientre llevaba al hijo de Dios, un niño al que tendría que llamar Jesús. 
María, extrañada, le preguntó cómo había sido posible, si no había conocido varón. 
Pero el arcángel le dijo que era posible, porque el que nacería, sería el hijo de Dios.



María tuvo miedo de que José, su prometido no creyera su historia y así sucedió.



 Pero el arcángel volvió para contarle a José la buena noticia, así fue como creyó que se había obrado el milagro y decidió permanecer a su lado para siempre.


Tiempo después, una fría noche de un 24 de diciembre, María y José iban camino de Belén para registrar el nacimiento de su futuro hijo, tal y como había ordenado el emperador César Augusto. José iba caminando y junto a él su mujer, María, a punto de dar a luz a su hijo, sentaba en un burro.


A su llegada a Belén, María y José buscaron un lugar para alojarse, pero llegaron demasiado tarde y todo estaba completo. 


Finalmente, un buen señor les prestó su establo para que pasaran la noche.


José juntó paja e hizo una cama para su esposa. Y un buey una mula que estaban en el establo ayudaron con su aliento a dar calor a la pareja y al niño que acababa de nacer: era el niño Jesús, el hijo de Dios que salvaría a los hombres.
Esa misma noche, de cielo claro y despejado, una estrella que brilló más que las demás y se situó encima del lugar dónde está el niño.



Muy lejos de allí, en Oriente, tres sabios astrólogos llamados Melchor, Gaspar y Baltasar, sabían que esa estrella significaba que un nuevo rey estaba a punto de nacer.
Los tres sabios, a los que conocemos como Los Tres Reyes Magos, fueron siguiendo la brillante estrella hasta el pesebre de Belén para visitar a Jesús. Cuando llegaron a su destino, Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron hasta el pesebre y le presentaron sus ofrendas al Niño Dios: oro, incienso y mirra.


Hoy en día, de la misma forma que Los Reyes de Oriente llevaron regalos a Jesús, la noche del 24 de diciembre Papá Noel, y la noche del 5 al 6 de enero los Reyes Magos, llevan regalos a todas las casas para conmemorar el nacimiento del Niño Jesús.


Por eso no te olvides de dejar leche y galletas para los reyes Magos, ¡o te dejarán carbón!


¿Cómo fue Jesús de niño?

Es posible que tu hijo te pregunte qué ocurrió con Jesús después. Le puedes explicar que Jesús murió en la cruz para salvar a todos los hombres y resucitó al tercer día. Sin embargo, antes de la historia de Jesús adulto, hay una historia pocas veces contada, es la historia de la infancia de Jesús, ¿Quieres saber cómo la vivió?

Según la Biblia, Jesús vivió una infancia feliz, en su aldea con sus padres María y José, sus primos y amiguitos.



- Todos los años, Jesús realizaba un largo viaje hasta Jerusalén para celebrar la pascua.

- Además, cometió alguna travesura, como otros muchos niños. 

Un buen día, su madre y su padre no podían encontrarle, preocupados buscaron por todas partes sin dar con él.
 Viajaron hasta la ciudad y allí lo encontraron, estaba en un Templo hablando con hombres adultos, todos le escuchaban embelesados, era un niño muy sabio que les hablaba de Dios y de las Escrituras.


La vida de Jesús contada para niños

Los niños, curiosos por naturaleza, te preguntarán más cosas sobre el nacimiento y vida de Jesús. Esta información te será muy útil.

Se dice que Jesús nació en el año 4 antes de nuestra era.
Poco se sabe sobre su infancia aparte de unos cuantos datos recogidos en el Nuevo Testamento, como el episodio del Templo.


El rey Herodes, al sospechar que había nacido el Hijo de Dios, decidió matar a todos los bebés nacidos. 


María y José huyeron con Jesús a Egipto para que no le encontrara.


Cuando el rey Herodes murió, María y José regresaron a Israel, pero no fueron a vivir a Belén, donde había nacido Jesús, sino a una pequeña aldea en Galilea, llamada Nazaret.


De joven, comenzó a viajar por las aldeas vecinas llevando la palabra de Dios y comenzó a tener muchos seguidores que gustaban de escucharle. En algunos de ellos, realizó milagros, como convertir el agua en vino o devolver la vista a un ciego.



Jesús tenía muchos seguidores que escuchaban su palabra y 12 apóstoles que le seguían allá donde fuera. Todos le conocían como el Hijo de Dios.

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