- No te preocupes, me dijo, es cuestión de subir un poco más. Arriba no hay turbulencias.
Me pareció también una buena enseñanza ascética, porque en la vida del alma sucede a veces algo similar. Cuando andamos preocupados en exceso por lo que ocurre a nuestro alrededor (verdaderas tormentas que pueden surgir en torno a la propia familia, al trabajo...o en nuestra propia alma), debemos subir un poco más, aumentar la fe, orar más y mejor, ahondar en el sentido de nuestra filiación divina. Allí arriba, cerca de nuestro Padre Dios, no hay turbulencias. Por el contrario, hay paz y serenidad, y podemos conocer la verdadera dimensión de las cosas y de los acontecimientos. Todo entra en calma cerca de Dios. ¡Allí sí que hay estabilidad! Es cuestión de subir un poco".
(Tomado de "La vida sin Dios es aburrida" de Curri Roca)
Así, en Adviento y Navidad: Subir un poco...
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