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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

sábado, 10 de agosto de 2019

Rincón para orar. VIGILAD PORQUE NO SABÉIS, Sábado - 10 - Agosto - 2019

"Ventana abierta"


Rincón para orar


Sor Matilde


VIGILAD PORQUE NO SABÉIS

39 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. 
40 También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. »
41 Dijo Pedro: « Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos? »
42 Respondió el Señor: « ¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente?
43 Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así.
44 De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda.
45 Pero si aquel siervo se dice en su corazón: "Mi señor tarda en venir", y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse,
46 vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles.
47 « Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes;
48 el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más. (Lc. 12, 39-48)
Y en este Evangelio, continuación del anterior, vuelve a repetirse la parábola del amo y del siervo. Pero aquí se le pide al mayordomo que cumpla bien con su deber y esto con perseverancia, porque el amo tarda en volver.
La perseverancia en el bien, cuando las cosas transcurren igual, día tras día, es difícil para el hombre, porque su corazón goza con las novedades y las diversiones. Pero hay una promesa de Jesús para la constancia: “Con vuestra perseverancia salvareis vuestras almas”, en este mundo tan incierto y tan lleno de reclamos para todo: para el bien y para el mal.
Este programa de vida se le presenta a veces al alma voluble, como aburrido y sin atractivo. Y aquí entra el que examinemos nuestro corazón, para ver qué temperatura tiene en el amor, porque “el alma enamorada ni cansa ni se cansa.
No sintamos saciedad en decir a Dios: “Te quiero, mi amor es tuyo, porque Tú te has dado primero y me has envuelto en tu amor”, y esto no una ni muchas veces, sino incansablemente. Si Dios no se cansa al entregarme a su Hijo, todo amor, en la Eucaristía, cada día, ¿voy a cansarme yo de devolver amor con amor? Y esto porque Dios es insaciable de mi corazón que le ama…

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