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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

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Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

miércoles, 21 de agosto de 2019

Rincón para orar. LA SAMARITANA. Miércoles, 21 - Agosto - 2019

"Ventana abierta"


Rincón para orar


Sor Matilde


LA SAMARITANA


5 Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José.
6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. 
7 Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: « Dame de beber. »
8 Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana:
9 « ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana? » (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.)
10 Jesús le respondió: « Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva. »
11 Le dice la mujer: « Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?
12 ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados? »
13 Jesús le respondió: « Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed;
14 pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna. »
15 Le dice la mujer: « Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla. »
16 El le dice: « Vete, llama a tu marido y vuelve acá. »
17 Respondió la mujer: « No tengo marido. » Jesús le dice: « Bien has dicho que no tienes marido,
18 porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad. »
19 Le dice la mujer: « Señor, veo que eres un profeta.
20 Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. »
21 Jesús le dice: « Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.
23 Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.
24 Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad. »
25 Le dice la mujer: « Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo. »
26 Jesús le dice: « Yo soy, el que te está hablando. »
27 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: « ¿Qué quieres? » o « ¿Qué hablas con ella? »
28 La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:
29 « Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo? »
30 Salieron de la ciudad e iban donde él.
31 Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: « Rabbí, come. »
32 Pero él les dijo: « Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis. »
33 Los discípulos se decían unos a otros: « ¿Le habrá traído alguien de comer? »
34 Les dice Jesús: « Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra.
35 ¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega. Ya
36 el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador.
37 Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador:
38 yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga. »
39 Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: « Me ha dicho todo lo que he hecho. »
40 Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días.
41 Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras,
42 y decían a la mujer: « Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo. »
43 Pasados los dos días, partió de allí para Galilea. (Jn. 4,5-42)
Jesús marcha de Judea a Galilea y forzosamente ha de pasar por Samaría, que se encuentra en el centro de Palestina. Así, llega a una de sus ciudades: Sicar, donde está aún hoy día un pozo de unos 30 metros de profundidad. Y cansado del camino, se sentó junto a la fuente…
Juan, que narra este episodio, nos consigna que era la hora de sexta, el momento del día en que más calienta el sol… Y llega una mujer de Samaría, con su cántaro, a sacar agua…
Jesús entabla conversación con ella… Estaba solo porque sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar comida. Y le pide a bocajarro a la mujer: “dame de beber”. Ella se sorprende, porque había enemistad entre judíos y samaritanos… Y Jesús, sigue manifestándole, en un crescendo, el Misterio de Dios en Él… El don de la gracia que trae con el Espíritu Santo… En definitiva, que Él es el esperado del pueblo judío, el Mesías, para la salvación del mundo… Jesús da el Agua Viva, como un torrente en el alma, para tener vida eterna…
La mujer no entiende este lenguaje, pero intuye que está ante un personaje muy especial y sigue preguntando a Jesús… Cuando Él le desvela, proféticamente, su situación con sus cinco maridos y el sexto que no lo es, entonces la samaritana, se rinde a la fe y da un salto, por encima de sus razones.
Es una mujer, aunque pecadora, sencilla… Y al manifestarle Jesús: “Yo soy el Mesías, el que habla contigo”, su corazón salta de entusiasmo, porque siente ya, con la Palabra de Jesús, que es una privilegiada, que ha recibido directamente la salvación y no puede quedarse para sí tan gran gozo…
Va a sus compatriotas fuera de sí, porque ella ha encontrado en este hombre, que es un Profeta y le ha dicho todo lo que ella ha hecho… ¡nada menos que al Mesías, que todos los judíos están esperando!…Los hombres de su pueblo se sobresaltan al ver el cambio tan rápido que ha dado esta mujer, tan solo por haber hablado con este judío y corren presurosos donde Jesús… ¡Quieren verle, escucharle!…¡Se han contagiado de la fe y el entusiasmo de su paisana!… Rodean a Jesús y le piden que se quede con ellos, porque ellos también creen que es en verdad el Salvador del mundo… Y se quedó dos días con ellos, anunciándoles el Reino de Dios: dándoles el Agua Viva del Espíritu que les estaba convirtiendo al Amor de Dios…
Jesús, debió de sentirse muy gozoso con este auditorio: todos creían en Él y en su Palabra que sorbían como esponjas, empapando su corazón de la gracia de Dios…
Jesús se encontró, en sus tres años de predicación, con hombres y mujeres, que ansiaban escucharle y seguirle… ¡Y muchos de ellos eran paganos y no judíos del pueblo elegido…!
Y nosotros… ¿dónde nos encontramos frente a la Palabra de Jesús y a su Persona?... ¿Somos como estos samaritanos, sencillos de corazón que buscan la Verdad, para hacer de ella su alimento y saciar su sed?...
En presencia de Jesús, no hay que hacer muchas reflexiones o “coqueteos dialécticos”, como hizo al principio la mujer samaritana, sino poner ante Jesús nuestro corazón sediento y decirle al Señor, desde nuestra verdad más honda: “¡¡Dame de beber!!”…

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