"Ventana abierta"
RINCÓN PARA ORAR
LEVÁNTATE TOMA AL NIÑO Y A SU MADRE Y HUYE
13 Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.»
14 El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto;
15 y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
19 Después de que murió Herodes, un ángel del Señor, se apareció, en sueños a José en Egipto y le dijo:
20 « Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño. »
21 El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel.
22 Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea,
23 y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: Será llamado Nazareno.
Dios, siempre protege a sus escogidos, es que, la maldad de los hombres no puede vencer con su malicia a todo Dios. Si un ángel del Señor se interpuso ante los planes asesinos de Herodes, ¿es que podemos dudar de que a nosotros sus hijos, si es necesario, enviará un ángel para que nada ni nadie pueda hacernos daño?. Este Evangelio nos llena de alegría y esperanza, pues en los mismos salmos su Palabra afirma: “El Señor te guarda a su sombra y está a tu derecha porque, tu Guardián no duerme, ni reposa”. Por esto, nuestra acción de gracias es muy sentida a nuestro Hacedor.
José, de nuevo, es avisado en sueños por un ángel para que, sin tardanza, es decir, “de noche”, tomara a Jesús y a María y huyera a Egipto. El santo José obedeció inmediatamente. Y, llegados allá, se uniría a algunos de las comunidades judías peregrinas en Egipto. Y se pondría a trabajar en sus talleres, como artesano. Esto es muy probable… Y de nuevo un ángel, le avisó otra vez para volver a su tierra de Israel. Y José, hizo todo lo que del cielo se le manda. Pero, pone al servicio de Dios toda su prudencia al elegir el asentamiento en Galilea en vez de Judea para que, Jesús, al fin, estuviera a salvo de los planes homicidas de los poderosos.
Al contemplar cómo en la vida de la infancia de Jesús Dios está a su lado en todo momento y mueve todas las fuerzas y seres celestes, nos hace entrar en un clima de confianza y amor que, es lo que necesitamos para “crecer en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres”. Dios, rodeó a su Hijo de todo el amor y paz que reinaba en el Seno Trinitario. Y trajo a la tierra dones celestes, de los que, todos podemos beber para vivir en gracia y en su presencia todos nuestros días.
Este Evangelio, nos introduce en Dios. No es la Palabra de Dios en la que Jesús nos habla, sino que es por lo que hace, mejor, por lo que otros hacen con ÉI, en Nombre de Dios. Es llevado de aquí para allá y, por cierto, bastante ajetreada fue su vida desde el momento en que nació hasta que pasó su infancia y juventud en Galilea, para establecerse mejor. Después, todo, es silencio y vida cotidiana, sin sobresaltos.
Si nuestra vida que, es una vida en Cristo, quiere ser igual que la de ÉI, ¡cuánto debemos meditar y contemplar todos estos Evangelios de la infancia de Jesús! Siguiendo su ejemplo, sin darnos cuenta, reproduciremos su impronta, sus actitudes y esas virtudes que fueron eminentes en la vida de Jesús, bebé, niño y adolescente.
¡El Espíritu Santo, nos tome bajo su sombra y nos vaya imprimiendo su Amor, que fue siempre el motor divino de la vida de Jesús! ¡Que así sea! ¡Amén! ¡Amén!





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