"Ventana abierta"
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Mons. Víctor Manuel Fernández
El agua es un símbolo central en el cuarto Evangelio, y representa la acción del Espíritu en nosotros, que viene a cumplir las promesas proféticas de un agua purificadora y vivificadora (Ezequiel 36,25.27; 47,1-12; Zacarías 13,1; lsaías 12,3). La identificación del agua con el Espíritu es evidente en Juan 7,37-39. En Juan 19,28-35 el costado traspasado de Cristo se manifiesta como la fuente del agua viva del Espíritu. En el derramamiento del Espíritu se cumple la misión de Cristo, que ha venido a traer vida en abundancia (Juan 10,10).
El agua del Espíritu, haciendo presente en nosotros a Cristo resucitado, nos hace participar de la vida de la Trinidad (Juan 16,13-15;14,19). Así su iniciativa de amor nos hace fecundos (Juan 15,16), comunicando a los demás la vida del Resucitado. De ese modo participamos de su gloria (Juan 17,22). En el Hijo de Dios hecho carne habita la plenitud de la gracia del Espíritu Santo, y de esa plenitud recibimos nosotros (Juan 1,14.16.17).
Evidentemente, el eje unificador de todos los símbolos del Evangelio de Juan
para hablar del Espíritu Santo, es la "vida". Se trata de la vida
nueva que reside en la humanidad glorificada de Jesucristo, y que desborda para
los que se acercan a él. Unidos a él, los creyentes participan de su
fecundidad, derramando la belleza de su vida en el mundo. Jesucristo, como fuente
abierta del Espíritu Santo, es manantial de vida, pan de vida, ofrece vida en
abundancia.
Oración inspirada en la reflexión de Los Cinco Minutos del Espíritu Santo del 13 de Octubre
"Espíritu Santo, fuente de agua viva, ven hoy a inundar mi corazón con tu presencia. Así como del costado de Cristo brotó el manantial de vida, haz que en mí también circule esa gracia que purifica, renueva y da fuerza para seguir adelante con esperanza.
Lléname de la vida nueva que solo tú puedes dar. Que tu río interior me haga fecundo, para que mis palabras, mis gestos y mis decisiones transmitan la belleza del Resucitado a quienes me rodean. Que mi alma sea un cauce limpio por donde tu amor pueda fluir sin obstáculos.
Espíritu Santo, no permitas que me estanque en la rutina o en el desánimo. Mantén
mi fe siempre fresca como agua que corre, y que cada día pueda beber de tu
abundancia para vivir en plenitud.
Amén".
#CincoMinutos #EspírituSanto #VíctorManuelFernández #EditorialClaretianaAmén
No hay comentarios:
Publicar un comentario