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Sean bienvenidos

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Invitación y bienvenida

Hola amig@s, bienvenid@s a este lugar, "Seguir la Senda.Ventana abierta", un blog que da comienzo e inicia su andadura el 6 de Diciembre de 2010, y con el que sólo busco compartir con ustedes algo de mi inventiva, artículos que tengo recogidos desde hace años, y también todo aquello bonito e instructivo que encuentro en Google o que llega a mí desde la red, y sin ánimo de lucro.

Si alguno de ustedes comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia, o por el contrario quiere que sea retirado de inmediato, por favor, comuníquenmelo y lo haré en seguida y sin demora.

Doy las gracias a tod@s mis amig@s blogueros que me visitan desde todas partes del mundo y de los cuales siempre aprendo algo nuevo. ¡¡¡Gracias de todo corazón y Bienvenid@s !!!!

Si lo desean, bajo la cabecera de "Seguir la Senda", se encuentran unos títulos que pulsando o haciendo clic sobre cada uno de ellos pueden acceder directamente a la sección que les interese. De igual manera, haciendo lo mismo en cada una de las imágenes de la línea vertical al lado izquierdo del blog a partir de "Ventana abierta", pasando por todos, hasta "Galería de imágenes", les conduce también al objetivo escogido.

Espero que todos los artículos que publique en mi blog -y también el de ustedes si así lo desean- les sirva de ayuda, y si les apetece comenten qué les parece...

Mi ventana y mi puerta siempre estarán abiertas para tod@s aquell@s que quieran visitarme. Dios les bendiga continuamente y en gran manera.

Aquí les recibo a ustedes como se merecen, alrededor de la mesa y junto a esta agradable meriendita virtual.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.

No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad.
No hay mejor regalo y premio, que contar con su amistad. Les saluda atentamente: Mª Ángeles Grueso (Angelita)

sábado, 12 de julio de 2025

RINCÓN PARA ORAR. "PARA ENTRAR EN EL CIELO, MIRA A TU PRÓJIMO". Sábado, 12 - Julio - 2025

"Ventana abierta"

RINCÓN PARA ORAR


SOR MATILDE

PARA ENTRAR EN EL CIELO, MIRA A TU PRÓJIMO

25 Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?»

26 El le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?»

27 Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.»

28 Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás.»

29 Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?»

30 Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto.

31 Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo.

32 De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo.

33 Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión;

34 y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él.

35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva."

36 ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?»

37 El dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo.» (Lc. 10,25-37)

 

El preguntar a Jesús sobre la Ley es peligroso. Pero un maestro de la ley, no cayó en la cuenta de este riesgo: ¿qué haré para heredar la vida eterna?”. Y Jesús le devuelve a su pregunta con otra que pilla a este maestro: “¿qué dice en la Ley?”. Bien sabía él que el mandamiento principal para todo judío fiel es doble: “amar a Dios sobre todo y al prójimo como a uno mismo”. Pero, queriendo mostrar a Jesús lo agudo de su pregunta, le añade: “¿y quién es mi prójimo?”.

Entonces Jesús le instruye a él y a las gentes sobre el verdadero amor, relatándoles una parábola bien bella y transparente sobre la voluntad de Dios para con el hombre. Se trata de uno que fue agredido por unos bandidos y lo dejaron en el camino medio muerto. He aquí una provocación para los oyentes que escuchan a Jesús, introduciéndose en la escena trágica.

Y pone Jesús a tres tipos que se topan con este desgraciado: un sacerdote, un levita y un samaritano (un pagano). Los tres ven la desgracia de este pobre hombre; pero, así como los dos primeros dan un rodeo y pasan de largo, el infiel se compadeció de este herido y le auxilió prestándole todos los remedios necesarios.

¿Cuántas veces reconozco que, ante las pobrezas de los hermanos, “doy un rodeo” y no me paro para prodigarles lo que necesiten?... Otras veces me he llenado de misericordia y he acudido con presteza a donde se me reclamaba. ¡Qué extraña nuestra actitud y qué contrarias: unas veces soy altamente bueno y se me derrite el corazón de amor y soy capaz de actos sobrehumanos y otras, en cambio, me muestro indiferente y huyo de las miserias humanas y hasta me dejo guiar por “el asco” y me alejo aprisa de aquello que me está reclamando a gritos: “¡ayúdame, por favor!”.

La explicación creo que es clara: cuando me olvido totalmente de mí, es que hay Otro que me habita y me llena de misericordia el corazón y las entrañas. ¡Es el Espíritu Santo que le dejo more en mí y no de forma cualquiera, sino que han precedido oraciones intensas de su presencia viva: “¡Ven Espíritu Santo, ven y toma todo mi ser, quiero arder como Tú y contigo en llamas de ternura y amor!”: y ¡Él viene a mí infaliblemente! ¡Estoy velando en oración!

¡Pero ah, sí me abandono al olvido de la presencia de Dios, de la súplica confiada, del deseo ardiente del Espíritu Santo, entonces vago en la indiferencia y las distracciones de la vida y el fruto es que no amo con el Amor de Dios, sino con un sentimiento egoísta e idolátrico de “mí yo” que siempre desea ser el primero y aplastar otros amores!...

¡Señor, no permitas que esto sea así en mí, dame tu gracia para estar en vela, para abrir la boca de mi deseo en cuanto vengas a mí! ¡Qué medite con gran atención está parábola que me refleja totalmente! ¡Ayúdame, Señor! ¡Qué sí sea! ¡Amén! ¡Amén!

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